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El Museo de Arte Contemporáneo de Alicante repasa el nacimiento del arte cinético

El Museo de Arte Contemporáneo de Alicante repasa el nacimiento del arte cinético

    La cuestión del movimiento, de la luz y de su representación atraviesa la historia del arte. En 1955, se celebra en la galería Denise René de París la exposición 'Le Mouvement', por iniciativa de Pontus Hulten y Victor Vasarely, con obras que se mueven o son movidas de Yaacov Agam, Pol Bury, Alexander Calder, Marcel Duchamp, Jesús Rafael Soto, Jean Tinguely, Robert Jacobsen y Victor Vasarely, un evento que será considerado como el acto inaugural del arte cinético.

    Precisamente en 1955, en París, en el X Salon des Réalités Nouvelles, Eusebio Sempere presenta los relieves luminosos, objetos que integran la luz y el tiempo en un movimiento intermitente. 'Luz y movimiento', en estas nuevas obras, irrumpe como una fuerza viva, materializada y ya no solamente representada.

    El Museo de Arte Contemporáneo de Alicante, con el apoyo del Ayuntamiento de Alicante y del Consorci de Museus de la Comunitat Valenciana, abre este jueves, 14 de febrero, la exposición 'Luz y movimiento. La vanguardia cinética en París (1955-1975)', comisariada por Marianna Gelussi y Jordi Ballart.

    La exposición reúne más de 20 piezas de artistas representativos del arte cinético, movimiento surgido en París en 1955. 'Luz y movimiento' abre una perspectiva sobre la rica vivacidad de esta tendencia internacional en el activo contexto parisino, cuya influencia alimentará también el debate artístico español, centrándose en el periodo entre 1955 y 1975 durante el cual el movimiento conquista su apogeo creativo y su más alto reconocimiento.

    La muestra ha sido presentada por el director del Consorci de Museus de la Comunitat Valenciana, José Luis Pérez Pont, la concejala de cultura del Ayuntamiento de Alicante, María Dolores Padilla, la conservadora del MACA Rosa Castells y los comisarios, Marianna Gelussi y Jordi Ballart.

    Pérez Pont ha señalado que "esta exposición nos remite a los orígenes de la colección del Museo de Arte Contemporáneo de Alicante, contextualizando la obra de Eusebio Sempere y ampliando nuestro conocimiento acerca de las vanguardias históricas que, de un modo u otro, han influido en el desarrollo del arte contemporáneo como lo conocemos hoy día, no solo en el ámbito estético sino también en el ideológico".

    "De tal manera que el afán de cambio de estos artistas, su inconformismo y su deseo de transformación, rompiendo con la idea del arte como objeto de culto, destinado para una élite, está vinculado con nuestro compromiso actual de aproximación de la creación artística, y el apoyo a proyectos que fomentan la participación de la ciudadanía", ha explicado Pérez Pont.

    El director del Consorci de Museus ha destacado el excepcional momento que atraviesa el MACA y se ha referido al último informe del Observatorio de la Cultura (elaborado por la Fundación Contemporánea), que sitúa al museo alicantino en el 'ranking' de las 100 instituciones culturales mejor valoradas en el Estado español, concretamente en el puesto 35 a escala nacional; asimismo, ocupa el cuarto lugar en el territorio valenciano, por delante de importantes centros culturales.

    Pérez Pont ha explicado que "la importancia de un museo no está solo en sus colecciones sino en su proyecto cultural" y en este sentido ha alabado el trabajo desarrollado por el equipo del museo, con Rosa Castells al frente, y ha recordado "la apuesta del Consorci de Museus por el MACA en los últimos años, en los que estamos apoyando tanto sus exposiciones como su programa de educación y mediación".

    La exposición es una oportunidad para reconocer a algunos de los protagonistas de esta vanguardia tales como Marina Apollonio, Pol Bury, Alexander Calder, Carlos Cruz-Diez, Ángel Duarte, Marcel Duchamp, Horacio García Rossi, Julio Le Parc, François Morellet, Jordi Pericot, Nicolas Schöffer, Francisco Sobrino, Jesús Rafael Soto, Joël Stein, Takis y Victor Vasarely. Sus obras, provenientes de colecciones privadas, galerías e instituciones parisinas, resonarán y se enriquecerán en diálogo con la excepcional colección de obras cinéticas del MACA, donación de Eusebio Sempere.

    La 'mouvance' cinética se desarrollará en Europa como una especie de constelación internacional formada por una nueva generación de artistas que, a partir de los años cincuenta, trabajan de manera independiente o en grupos en torno a las mismas problemáticas: en reacción con el informalismo y el 'tachisme', deciden transformar radicalmente el arte oponiéndose al mito de la obra de arte, objeto único definido y totémico destinado a una élite, expresión personal del artista, genio creador recluido en su torre de marfil.

    Estos artistas de nuevo cuño quieren modernizar el objeto artístico, abrirlo a la realidad integrando nuevos materiales y técnicas industriales; en una perspectiva social, producir arte para un público más amplio, un arte participativo, y modelar así un nuevo rol, activo, para el artista y el espectador. Diseminados por toda Europa, les une una intensa acción de difusión y divulgación: escriben, participan y organizan numerosas manifestaciones internacionales, fundan revistas, galerías y espacios expositivos.

    Dentro de esta constelación, París brilla como un centro particularmente activo animado por la presencia de numerosos artistas de diferentes países europeos y de ultramar. En la efervescencia de estos años, la galería Denise René constituye el punto de referencia sólido de esta vanguardia, lugar de encuentro, guía y sostén. A París, y a menudo a Denise René, estará vinculado el destino de algunos de los principales exponentes cinéticos españoles: el Equipo 57, Jordi Pericot, Eusebio Sempere y Francisco Sobrino.

    Tras los pasos de pioneros como Naum Gabo, Antoine Pevsner y László Moholy-Nagy, Marcel Duchamp y Alexander Calder, integrando el movimiento y la luz, los artistas proponen una nueva visión de la realidad en la cual nada es fijo y definitivo y todo es indeterminado e inestable, en constante movimiento: las obras viven el presente, cambian, nunca se agotan. Esta chispa vital se manifiesta bajo varias formas, en un movimiento real o virtual (es decir, que ocurre únicamente en nuestros ojos) o en una metamorfosis que sigue el desplazamiento y la interacción del espectador.

    El movimiento encarna la nueva relación mutua, física y emotiva, entre espectador y obra, es un 'mouvement émouvant', como lo describe Vasarely en 1955: las obras son cuerpos vivos que se reflejan en el cuerpo en movimiento del espectador y entran en relación con él, lo convierten en activo, consciente.

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