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Per Ángel Padilla
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Por qué hay tanta gente que ama a los gatos y se come a las vacas

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    Por qué hay tanta gente que ama a los gatos y se come a las vacas- (foto 1)

    Especismo.

    Especismo es la palabra que da respuesta al interrogante que plantea, en retórica, el título de este artículo.

    Naturalmente, ese "y se come a las vacas" se hace extensivo a "y se come a los cerdos, a los corderos, a los peces, aves, patos, liebres...", en fin... a individuos de otras especies de las que quien se siente una persona especial y buena salvando cierta especie por determinadas razones, a la vez condenan a otras a la cautividad y a la esclavitud y tortura del uso y del abuso en los encierros para los animales destinados a una (antinatural, cancerígena) alimentación humana. Las mismas personas que acarician perros y gatos, luego trocean y fríen otro tipo de animales en sus sartenes y cazos, y se los tragan, sin sentir remordimiento alguno. La cosa es bien sencilla, ellos no los matan con sus manos directamente, para ello están los matarifes de los (siempre alejados de las ciudades, claro) infames mataderos de animales.

    Tanta es la falsedad moral, una moral de puerta giratoria, que usan estas personas, que muchos afirman que "de tener que matar yo a los animales que me como, no los mataría, no podría". ¿Entonces? Saben que es malo matar, que es horrible, pero demandan y consumen cadáveres de vidas que deseaban ser, como el gato que vive la desgracia de la calle, desea ser feliz en paz, sin maltratos, miedos; o como los perros que esperan su muerte en las perreras de España (barracones del especismo y del crimen en masa legal) desean la salvación, que a veces les llega en forma de que una protectora o persona independiente los ha sacado de la muerte, de la perrera y los ha destinado a un hogar, donde tener una vida. Esas mismas personas que han obrado el milagro de salvar de la muerte a inocentes, condenan a la muerte diariamente a otras y otros inocentes. Y defienden esto, ni siquiera reconocen que es horrendo e hipócrita.

    Como individuo que lleva más de 30 años en el movimiento de la defensa de los animales (también llamado de los derechos de los animales; yo prefiero llamarlo movimiento de la liberación animal), como persona implicada en este mundo de lucha y salvamentos de animales heridos, lucha en la concienciación social en valores animalistas, lucha por la implantación de una moral animalista que invada, desplome al fin la cultura antropocentrista que nos convierte en mucho peores; digo, como entendido porque camino por las luchas de campo de rescate, charlas, activismos, etc., conozco bien de lo que hablo. Porque estoy perfectamente dentro.

    La mayoría de las personas no son conscientes de ser especistas. El especismo es una tara letal para el resto de los animales del mundo y para una posibilidad de mañana en esta Tierra.

    No es asunto baladí.

    El otro día una persona que me conoce de toda la vida, me indicó que le explicase qué era eso del especismo, cuando yo lo nombré, pues no lo sabía. Y eso que esta persona de la que hablo es inteligente y culta.

    Digamos para resumir que especismo es lo mismo que racismo y que homofobia y que fascismo, etc. Es un mal mental que discrimina, y que somete y mata a los discriminados.

    Todas las fobias nacen de la creencia en amorfos privilegios que ciertas personas creen poseer con respecto a otro "grupo" que consideran distinto y menos importante, léase los hombres sobre las mujeres, los blancos sobre los negros y los humanos sobre el resto de los animales de este mundo.

    Básicamente significa especismo que la especie humana se cree superior a las demás especies animales por poseer, el humano, "la razón", la inteligencia (según el humano, más elevada que el resto de las especies), pensamiento abstracto; en fin, un sinnúmero de validaciones neurológicas e intelectuales que serían garantía perpetua para el humano de poder hacer cuanto quiera con el resto de los animales, por tratarse de seres inferiores, según esta teoría capciosa y estúpida.

    Para empezar, el tema de la inteligencia cambia con el tiempo, su definición. Antiguamente sólo se entendía un tipo de inteligencia, la académica; ahora se sabe que existen muchos tipos de inteligencia, la académica, la artística, la emocional. En suma, como dijo el psiquiatra Francisco Alonso Fernández en el libro El talento creador, "la inteligencia es la capacidad de resolver un problema de la manera más sencilla", añadiría yo y menos lesiva para uno y para el resto. En suma, la inteligencia instrumental, que es la que nos asiste para resolver problemas y avanzar con la menor mella, es la que vale, y la poseen en grado alto los animales no humanos, en cantidades mínimas los humanos, que al nacer -lo contrario que el resto de las especies animales- no saben caminar solos y han de ser asistidos, no saben el idioma y deben ser asistidos para aprenderlo y desconocen todo, que ha de serles enseñado. El antropocentrismo se coloca como la mayor estafa cultural de todos los tiempos, del antropocentrismo vienen todos los males, y todavía se sostiene firme en pie, y por ello artículos como este deben seguir escribiéndose, para matar la idea de que el humano pueda ser algo más que el resto de los animales (los humanos también somos animales, mamíferos vestidos, que vestidos se creen algo); por contra y viendo el estado de este planeta a día de hoy, el humano es mucho menos en términos de inteligencia utilitarista, es mucho peor, que nada conocido, porque es letal, arrasa todo lo que encuentra a su paso, hasta un mañana posible les niega a los propios hijos que engendra.

    Como se ha dicho, si examinamos con detalle los hechos generados por "la inteligencia" pretendidamente superior del humano en esta Tierra, determinaríamos que el efecto generado por ésta, es letal, sanguinaria y continuamente destructiva; por tanto, no es buena, como poco. Como dice Javier Burgos, una inteligencia que genere mal, no es inteligencia. Coincido con el experto en la lucha contra la vivisección en que un humano malvado no puede ser inteligente. Que la inteligencia siempre ha de ir acompañada de hechos buenos. Este es un tema polémico, porque es popular aceptar que seres como Hitler y otros asesinos en masa, eran malvados, pero esa maldad no les impedía la inteligencia, se dice: eran malvados inteligentes. No entiendo yo ni Javier Burgos que pueda ser inteligente alguien que llevase a la muerte atroz a ocho millones de personas. Pero este, como dije, es otro asunto. Pensemos entonces, para coincidir y avanzar, en inteligencia bondadosa (avanzada) e inteligencia maligna.

    Como dice también Javier Burgos: "si se considera inferior a un individuo, no debería abusarse de él ni humillarlo ni matarlo, como hacen con los animales por considerarlos inferiores, sino todo lo contrario, cuidarlos, protegerlos, respetarlos y darles un buen trato, como haríamos con individuos con hándicaps intelectuales que nacen en el seno de la especie humana".

    En definitiva, los animales libres, las especies animales inocentes que pueblan esta Tierra, jamás han atentado contra el planeta, giran y avanzan sin alterarla, en la cadena trófica, que sería como un orden dentro de toda la diversidad animal y vegetal. Sólo el animal humano ha sido capaz de salir, estúpidamente, de esa cadena trófica y destruir ese desorden ordenado del mundo vegetal y animal y llevar al planeta al punto en el que está, en una crisis climática sin precedentes que es muestra de que nos encaminamos a la siguiente gran extinción en esta tierra y hacia catástrofes sin precedentes cada vez más insufribles y terribles, producidas por la rotura de la capa de ozono, por el calentamiento global. El único culpable, el humano con sus fábricas, smog, pesticidas y venenos lanzados al aire; y en buena medida por la producción en masa en todo el mundo de animales condenados en hacinamiento en naves en las que morirán primero mentalmente y después física e infernalmente en el matadero. Esos pobres animales para ser engordados rápidamente para responder a la demanda ingente de quienes se los comen a trozos, les roban la leche que era para sus terneros a las vacas, se comen a los cerdos y a las gallinas, etc., han de alimentarse de piensos y grano que proviene de terrenos sembrados, se necesitan cada vez más terrenos para esto, en lugares que antes eran vergeles necesarios. Se talan enormes pulmones verdes en el mundo para seguir manteniendo la industria cárnica, sin atender a la realidad de que sin esos pulmones verdes el calentamiento global aumenta cada día más y la deriva hacia un infierno de calor y catástrofes en esta tierra, es un hecho del que no hay, se dice ya, arreglo ni retorno. La Amazonia ha perdido más masa forestal en los últimos veinte años que en toda la historia de la industrialización.

    Mas siempre se puede paliar, si nos empeñamos seriamente, las consecuencias del grave problema. El veganismo, el no participar en esa gran fuente de fortificación del calentamiento global que es la explotación animal y el gasto energético, de agua, de destrucción de mundos verdes para huertos para pienso para estos animales, etc., ese paso individual fácil de realizar y tan necesario para posicionarse al lado de la vida, en amplio e individual, debe darse mundialmente.

    Cada vez crece más el número de individuos que se tornan veganos. Para terror de los explotadores de animales.

    En mi caso llevo más de 25 años sin comer animales ni derivado alguno de ellos, y estoy perfecto de salud. He salvado gatos, perros y otros animales del abandono de las calles, y a la vez soy vegano. Salvar a esos animalitos no me hace mejor persona ni lo digo para ser aplaudido, era mi obligación, como ser consciente y como amigo de estos inocentes.

    Pero hay personas, y esta es la médula de este artículo, que creen que salvando gatos y perros (algunos centran su vida en salvar sólo gatos, otros en salvar sólo perros), ya están haciendo una gran labor y allí se acaba su entrega ética en este mundo.

    Sin duda, salvar la vida a un sólo animal es una forma de comenzar a salvar este mundo. Todo aquel que haya ayudado a sanar de enfermedades a animales y a que salgan de las duras calles y ahora vivan en hogares felices, esas personas merecen todos mis respetos. No es tarea fácil, es durísimo y se sufre mucho en el día a día de los rescates.

    Mi pregunta es qué tiene que ver eso con no poder ser, a la vez, vegano.

    Esta pregunta la he hecho muchas veces y de común obtengo enfados y ataques. Quienes se sienten aludidos se creen atacados, y como tales responden: yo hago esto y lo otro, y no tengo tiempo para más, dicen.

    Si dedicamos unas tres comidas al día y mientras comemos no hacemos otra cosa (a no ser que seamos hombres orquesta), no veo que impida hacer una cosa u otra durante el día, rescatar gatos, perros, animales maltratados de los zoos, ser misionero de humanos, etc., con, cuando uno se sienta a la mesa, en lugar de unas cosas comer otras; esto es, en lugar de violencia comer paz. En lugar de animales que han vivido un infierno y muerto horrorosamente, comer alimentos veganos, verduras, legumbres, etc. (para colmo, para estar más sano con ello!). No sé qué esfuerzo extra se tiene cuando se va a realizar la compra y en lugar de "unos objetos" coger otros, en lugar de una cesta carnívora optar por una vegana.

    Quienes dicen que no se puede conciliar una vida de rescates y entregas a las colonias felinas, a los rescates de perros, con ser vegano, véase que no tiene sentido. Sencillamente, estamos ante excusas torticeras por no decir con claridad: no quiero ser vegano, me encanta la carne.

    En esta vida hay que ser honestos. Si se desea seguir participando del crimen animal, si se desea ser lo mismo que los que abandonan los animales que otros rescatan, si se desea ser igual que los toreros, que matan toros y otros que no están de acuerdo con matar toros luchan contra la tauromaquia pero se comen las vacas, si se desea esa deshonestidad, debe afrontarse y apechugar con ello. Reconocer la contradicción.

    Yo salvo gatos pero condeno vacas.

    Yo salvo perros pero condeno corderos.

    Yo estoy harto de los que abandonan animales, a los que considero malvados, pero participo de un crimen en masa de seres que desde el nacer sufren el peor de los abandonos: nacer esclavos y morir igual, sin saber para qué vinieron a este mundo, sin haber visto el cielo ni la hierba libre.

    Ojalá quien lea estas líneas y se sienta reconocido en una contradicción ética, tome la determinación de ser honesto, pero honesto en la ética. No se puede amar a los gatos y matar a los cerdos. Amar a los perros y asesinar a los peces y los corderos. Amar a los ratones de indias y pagar por asesinar a las gallinas.

    No es honesto. Si nos quejamos de la mala fe de los abandonos de animales, también asumamos que comer animales es tanto o quizá más horrible que esto.

    Entonces asumamos que en el día a día de nuestros rescates de animales maltratados estamos recogiendo nuestra propia cosecha.

    Y no echemos la culpa a terceros. En tanto no seamos enteramente éticos con todos los animales, seremos lo mismo que aquellos a los que echamos la culpa por dedicar una vida a salvamentos. Para que una sociedad no sea cruel con los animales, se empieza por la mesa.

    Repito: Para que termine la crueldad toda con los animales se comienza por la mesa (con todo lo que se trae de los supermercados en la cesta de la compra a la casa y que provenga -o no, ahí la diferencia, el boicot comienza con No alimentar las máquinas de los explotadores- del maltrato animal).

    ¿Te "gustan" los gatos?

    ¿Te "gustan" los perros?

    Ahora, los otros animales "te gustan" pero en otra forma. ¿Verdad? Al horno te gustan. ¿Entenderás la hipocresía de tu vida? ¿Dejarás de con una mano dar amor y con otra, muerte? ¿Entenderemos algún día que si no paramos los mataderos y lugares de horror animal la humanidad jamás cambiará?

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