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Per Ángel Padilla
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El papanatas Víctor de Andrés, de Mago de Oz, pretende defender su misoginia en pleno siglo XXI

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    El papanatas Víctor de Andrés, de Mago de Oz, pretende defender su misoginia en pleno siglo XXI- (foto 1)

    “Dejad de robarnos, sobre todo la cocaína y las putas […] Está muy bien que se las paguen con su dinero, pero no con el nuestro”.

    Eso dijo el guitarrista de la banda heavy Mago de Oz, Víctor de Andrés, en un concierto de Mago de Oz, entre otras cosas que se le fueron ocurriendo alegremente sobre la marcha, despotricando contra el gobierno del tal Sánchez (a quien yo, anarquista de nacimiento, no reconozco, a él ni a ninguno, como gobernante ni a España como país ni a ningún país como país), pero digo “contra el gobierno de Sánchez” por lo que diré luego. Anoto también que ya que la mayoría de mis vecinos anormales aceptan la dominación y votan y tal, y por culpa de ellos nos gobierna alguien, prefiero que ese alguien no sea de la ultraderecha, que es lo más peor. En eso estaremos de acuerdo los anarcas.

    Esas lindezas dichas por Victitor, en plena salida del armario de la barahúnda de frankenstein insufribles de fachas y ultraderechosos en este país tan azotado siempre por la estupidicia colectiva, causaron gran escándalo en las televisiones y periódicos.

    De inmediato salieron defensores del grupo invocando la libertad de expresión, y detractores explicando que la libertad de expresión termina donde empieza la libertad del otro, sobre todo si esta se ve vulnerada, violada, burlada.

    En este caso Víctor de Andrés lo único que hizo es soltar lo que pensaba, y además nuclearmente, él es así. Si no todo el grupo, que seguro lo es todo el grupo porque de no ser todo el grupo como él ya lo habrían llamado “a capítulo”, o “a capilla”, como hacen cuando hay algo grave que tratar los moteros de Son of Anarchy en la serie de igual nombre. “¡A capilla!” (que en la serie no es más que una habitación y una mesa enorme con sillas alrededor, mesa con una calavera chulísima grabada en ella), y todos padentro, a tratar el tema.

    No han ido a capilla estos músicos de Mago puesto que a día de hoy, y han pasado jornadas desde que el machirulo lanzó toda esa mierda, y siguen empecinados en que dicen eso y más, lo que les dé la gana, aunque lo que se dice sea hiriente para colectivos o personas, incluso ayude a que las muertes de mujeres a manos de hombres (maltrato de género, reino infernal del patriarcado) siga produciéndose y nunca se detenga. Y crezca. Qué asco.

    Ese es el problema de hablar de “las putas” como si fueran cosas (cosificación, el peor de los hechos ejecutados por un dominador con privilegios conseguidos legalmente aunque no moralmente, en su época). Para este hombre, que una mujer alquile su cuerpo sexualmente está bien, para mí no. Soy abolicionista de la prostitución, por lo obvio, porque las mujeres que permiten que babosos se les tiren encima por cierta cantidad de dinero, no tienen otra, en general, o creen que no tienen otra, pero odian eso. Y los tipos se aprovechan. Para mí, la prostitución es una violación legalizada. Los puteros son violadores que disfrutan de cometer crimen protegidos por ley.

    Pero esa es mi opinión, vayamos a lo que dijo el ínclito, tarado, chabacano de bar de mala muerte.

    Este tío se ha quedado en la época de mi padre, cuando hablaba de términos como “cabeza de familia”, “amor a tu país” y “adonde fueres haz lo que vieres”, también que las mujeres calladas -decía él- están más guapas. Y los hombres deciden y las mujeres hacen caso. Toda esa mierda y los discos de Manolo Escobar.

    En esa época se ha quedado este tío, y sus músicos le hacen palmas.

    Personalmente, la música de Mago de Oz me parece no muy mala pero bastante previsible, parece una pachanga continua, y sus letras, de eso no hablaré. No se ha hablado, no se han estudiado en las numerosas notas que sobre esto se han suscitado, pero adelanto que están llenas de clichés barrocos, añejos, podridos de machismo, de privilegio misógino, son letras simples parecieran escritas por un niño de cuatro años adelantado en clase, porque sólo hablan de vamos a privar, vamos a saltar, vamos a follar, y a drogarnos, tíos.

    En fin, esos temas han sido tratados en el rock, y concretamente en el heavy metal, bastante. No es nueva la cosa.

    Por eso entre otras cosas es que yo prefería las letras de Barón Rojo que las de Obús, porque las del último son machistas y Barón no tenía machismo. Su canción “Chica de la ciudad” es un precioso tema donde el grupo se pone en la piel sufriente de una mujer obligada por la circunstancia a “ser puta”, como expresaría Mago de Oz.

    Al final, lo que tenemos con elementos así, no es escandaloso ni nada de eso de lo que se habla: ellos tan contentos con ser el centro de atención. Lo que tenemos es por enésima vez gente que atacando al tipo ese que yo no reconozco como nada, de nombre Sánchez (tampoco, como dije, reconocí a ningún político, porque soy un animal libre), se coloca, oh-la-lá, en las filas de la ultraderecha, en el vocerío que lanza (se escuchó en el concierto del que se habla donde el De Andrés larga lo de que no les quiten las putas) la ultraderecha como un grito huracanado de Pepe Pótamo, en que rugen “perro sánchez, dimisión!”. (Ya estamos, joder, es que nada cambia!, poniendo a los perros como mierda; es que la gente así abre la boca y baja la Bolsa y sube el pan. Y ya se pone el aceite otra vez en los ocho euros, hostia, que esto parece ya estar dentro del mundo lírico de Dante, eh? Acaso, aún más, de El Bosco.)

    Ellos dicen: no estamos ni en la derecha ni en la izquierda, ¡somos músicos! Falso, hoy, todo aquel que permite a los ultraderechosos decir sus consignas ultraderechosas frente a él y no les corrige, es “de ellos”, parte de esa gleba.

    ¿Y cómo puede un músico de heavy ser de derechas? Joder, pues mira el Sherpa, con él tuve una buena, además publicada en prensa, cuando salió del armario también como facha total, oh, sí, esto parece ya The Walking Dead pero en lugar de zombies, fachas por ahí con casacas militares de la época de Paquita y todo eso, qué horror. Por eso los Barón se separaron. Los Mago se separarán al final por cosas como esta? Ni lo sé ni me importa.

    Pero mira, Mago de Arroz, vete con tu mierda de música de pachanga por donde quieras, yo nunca iré a concierto alguno vuestro (ya no me gustabais, como dije), pero dejad de hablar de las mujeres porque les hacéis mucho daño. Alimentar el discurso machista hace fuertes a los machistas y nunca podremos acabar con ese privilegio de degollar y tirar por la ventana a las mujeres que quieran de los machirulos. Lo que hace Mago de Oz es perpetuar el crimen machista. Y eso es muy serio. Y asqueroso, y no tiene que ver con libertad de expresión alguna. Es delito de odio el suyo. Se llama misoginia, se llama estupidez e ignorancia. Se llama haber leído pocos libros.

    Porque cuantos más libros lees más libre eres. Y más amas y respetas la libertad, que a la libertad se la respeta. Eso no lo ha aprendido ni lo aprenderá nunca -a lo visto- esta panda de bocachanclas de parecida catadura cutre y malvada que el Sabina y toda esa panda de puteros, de violadores legalizados. “Chica de la ciudad, aunque no pueda hacerte feliz, con mi música intentaré, acercarme un poco más a ti...”

    NOTA: Por cierto, la foto que acompaña este artículo corresponde a una sesión que me hizo Vicente Bolufer, de Teulada Digital, donde aparezco yo. Lo digo porque hay gente -y esto es gracioso, sí- que me ha dicho, eh, ¿tú no eres el de mago de oz? Pues no, chico, no. Soy lo antagónico. Pero precisamente por ese 'parecido' estético he escogido esta foto, para que tenga más gancho visual y la gente entre a leer mi artículo, que ahora hay que salir bailando con pompones fosforitos para que te lean, joder.

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