elperiodic.com
SELECCIONA IDIOMA
Castellano
Per Ángel Padilla
Yo, animal - RSS

La lucha animalista en España: presente y porvenir V

    FOTOS
    La lucha animalista en España: presente y porvenir V- (foto 1)

    LA FIEBRE POLÍTICA LLEGÓ AL ANIMALISMO

    Y llegó la política.

    En los libros sobre sectas destructivas sus autores, al concretar el perfil de persona que puede caer en una secta, generalmente hablan de que cualquier individuo, en determinadas circunstancias vitales, es susceptible de ser presa de las engañosas manos -del lavado de cerebro; en términos más técnicos: "persuasión coercitiva"- de una secta. Existen detalles claros sobre las sectas, el perfil y modus operandi de quienes las estructuran y de quienes orbitan alrededor de ellas y son devotos de ellas.

    En relación a esto, se puede hilar al respecto que el nivel de la conciencia grupal del animalismo actual es de tal punto pedestre, tendente al pensamiento mágico, es tan crédulo y propenso al fenómeno "fan" y a la idolatría, que se podría concluir que el movimiento, en sí mismo, es proclive al sectarismo. 

    Cuando hablo "del movimiento" generalizo. Debo insistir en ello. Y debo añadir sin cansarme que no hablo de esas minorías despiertas y honestas con los animales que sí habitan la lucha, aunque se ven como una excepción, casi repudiada, por el resto.

    El animalismo ha de ser, lo es, aunque la mayoría de sus miembros todavía no lo sepan, comunal, horizontal (ha de ser, por fuerza, anárquico) y que alguien busque destacar entre los demás o que los demás lo erijan en dirigente de algo, y lo idolatren, y lo sigan, es cosa común -como digo- en esta lucha y define "su pensamiento colectivo" como infantiloide. Presiento que aún le faltan al menos dos generaciones al movimiento para que comience a empacar ideas y conceptos y a dejar atrás vicios y estulticias que sólo anidan en visiones del mundo poco cultas, encapsuladas en pensamientos únicos (cuando en no-pensamientos o sea en escasa actividad creativa) y, por tanto, presas fáciles de aquellos que vienen diciendo cómo hacer y qué hacer. Sobre todo y en especial tendente la mente colectiva animalista a caer, a ser seguidores, de quienes les indican qué hacer si ese "qué hacer" es sencillo y no representa problema ni esfuerzo alguno. (Quede claro que lo descrito se ajusta igualmente a aquellas personas que en la actualidad viven y piensan fuera del movimiento -al común de la población-, es decir habitamos la era de la información, como la llaman, más habitamos un tiempo donde lo creativo y lo valiente escasea cada vez más.)

    Seguir a alguien es sencillo. En cambio seguir tu propia idea y realizar hechos tú, es mucho más complicado.

    En general -no sólo en el animalismo, como se dijo-, el ser humano es de natural vago, física y mentalmente. Sobre todo, mentalmente. Y escoge de dos opciones, la que le procure menos quebraderos de cabeza.

    Ahí, el animalismo actual. Escogiendo mayoritariamente las formas de pensar y actuar más accesibles, más sencillas y que menos complicaciones traigan, si aquellas incluso reclaman alguna implicación personal más allá de firmar una petición en change o una compartida de publicación en alguna red.

    La llegada de un hito fundamental ha de nombrarse por ser de importancia capital para entender de qué hablamos. La llegada a la política del partido Podemos. Y la llegada colonizadora y triunfal de Podemos al animalismo, arrasó, realmente arrasó. Veni, vidi, vici.

    Recuerdo cuando nació Podemos, que vino arrollando con nuevas ideas e ingentes promesas, sus creadores eran poco menos que activistas sociales, venían de las universidades pero también venían de las calles. Y vinieron prometiendo grandes logros y victorias para los animales, pues al parecer les importaban mucho.

    Se crearon con enorme rapidez facciones de Podemos que se dieron en llamar "Podemos Animalista".

    Hubo Podemos Animalista Málaga. Podemos Animalista Madrid. Había Podemos Animalista en todas las regiones y provincias. La entrada de la promesa de darle un gran vuelco a la situación de los animales desde la política por parte de Podemos causó furor en el animalismo. Recuerdo que disentir de esa promesa a todas luces falsa, representaba para los Podemistas alta traición a los animales, suponía ser contestado con rabia, ira y un criminal desprecio, por infinidad de voces, personas que uno creía libres de pensamiento, que uno pensaba que nada tenían que ver con la política, de pronto se ponían en sus perfiles el logo de Podemos. Ocurrió en pocas semanas, en muy poco tiempo. Fue alucinante. Pero real. Y macabro. Porque se veía claramente que un partido político había vestido al animalismo con sus colores, de la noche a la mañana. Increíble. Eso marcaba un nuevo hito anestesiante y amansador en el movimiento de la lucha, que con esta caída en los túneles sin luz y desnortados de la política, tomó rumbos más distraídos y lejanos del verdadero alma animalista.

    Hasta el momento el partido que existía animalista era, como ya sabemos, PACMA. ¡Y le llegó la competencia!: Podemos.

    Mucha gente que hasta el momento militaba en PACMA se pasó a Podemos, y comenzó una guerra en redes sobre qué partido haría más por los animales.

    Desde luego, entre los demás partidos políticos, quienes más cosas prometían con diferencia, en relación a los demás, era la gente de Podemos. Porque la derecha odia a los animales, directamente. La derecha desea que las fiestas donde se tortura animales prosigan eternamente en España. Al centro le importa poco este asunto. La izquierda, con todas sus banderas y caretas, dice interesarse por la ecología y por los animales, aunque sólo por ciertos animales y sólo por reparar situaciones menores no relevantes, es decir, hablando claro, desde la política cuando se promete cambios para los animales siempre son bienestaristas y nunca se producen, ni siquiera.

    Las más afines y leales a PACMA decían que PACMA luchaba por todos los animales, en cambio Podemos sólo prometía relegar al pasado la tauromaquia y situar a los animales en el nivel de sujetos en lugar de objetos que para lo jurídico son (hace muy poco hubo una proposición de ley para que en España los animales dejen de ser considerados cosas, para pasar a ser considerados seres vivos; comentar esto, en pleno siglo XXI, no deja de causar arcadas y vergüenza, por ser tan de obviedad que los animales son seres vivos y no cosas, pero aún la trampa en la ofensa: dicha ley sólo afecta a los animales considerados domésticos, los demás seguirán siendo cosas, tal la situación de bloqueo para la libertad del resto de los animales con que el vil humano hace palanca por perpetuar privilegios lesivos, letales y aborrecibles, desde lo político y las casas, que "casas y lo político" está cosido en su lexema con una misma hebra).

    Hubo promesas desde Podemos sobre combatir la caza, la pesca, incluso de operar ardientemente contra la ganadería (para que las vacas estabuladas, por ejemplo, tuvieran algo más de espacio, cosas así de chiste macabro, etc.). Sólo cambios, en resumen, a un nivel bienestarista, esto es: nada. Eso no les importaba a quienes se convirtieron en votantes de Podemos, en general no veganos y que deseaban "mejoras" en la vida de los animales explotados, ese imposible (para ellos posible usando un pensamiento mágico) bienestar dentro de la explotación, ese oxímoron insultante a la inteligencia de Bienestar animal dentro de la esclavitud y el crimen en masa.

    Éstos, los animalistas votantes. Los animalistas que comenzaron a ser leales, adeptos ciegos de Podemos, alegaban que PACMA era un partido animalista, sí, pero que no había logrado entrar en el Parlamento y que nunca lo lograría. En cambio Podemos sí, y desde Podemos se lograrían cosas, etc.

    Para explicar este fervor por Podemos y por la entrada de cabeza de muchísimos animalistas en la política, y con Podemos de veras, debe decirse que Podemos estableció un buen cebo. Su tejido de "acción" era diverso y amplísimo. A las asambleas podían acudir los defensores de los animales y postularse para puestos de inicio en Podemos, con la esperanza de ir ascendiendo en cargos de importancia en Podemos. De nuevo asciende el tufo del burbujeo de cloaca de los vicios humanos. Quienes buscaban "poder", "importancia", "fama", a aquellos frustrados agarró con facilidad tal partido, dedicaron meses a realizar propaganda al partido como si fuera animalista, se creyeron realmente activistas de los animales cuando lo que hacían era titiretismo político.

    Pero se sintieron por un tiempo importantes, y eso les bastaba.

    Pobres animales.

    EL ANIMALISMO ES UN MOVIMIENTO "ARBÓREO Y MARINO", NUNCA SOCIAL

    Siempre digo -y lo dicen muchas y muchos más combatientes- que hasta que el movimiento de defensa de los animales no humanos, no se aperciba de algo imprescindible para luchar con contundencia, esto es: que somos animales, y que debemos luchar desde nuestra animalidad, jamás lograremos cambios significativos. Ni se logrará, desde esa base, y sólo desde esa base, hacer arrancar la lucha en la manera en que está llamada a alzarse.

    Y que siendo animales, no estamos desconectados del resto del mundo vivo sino todo lo contrario. El animalismo es una lucha desde la animalidad por todos los animales y desde lo vivo por la Tierra y sus ecosistemas vivos, somos la lucha más integral que ha nacido, la lucha última. La fundamental. La que dejó entrever Darwin en su discurso sobre el Círculo de la compasión.

    La mayor fuente de dolor y agravio contra nuestros defendidos ejerce su daño desde la entraña más podrida del Capital: la trata de seres vivos es aquello que más dinero reporta a la Fábrica del Tío Sam. ¿Mercadona dejará alguna vez de vender fruta? No. ¿A qué santo? ¿El Capitalismo prescindirá en algún tiempo de trasegar con seres vivos en forma esclavista y criminal, en granjas, mataderos, centros de vivisección, etc.? Jamás. Si al rico (ni, visto lo visto el interés puesto en ello por la sociedad, ni al pobre) le interesa la realidad de que este planeta pronto tendrá temperaturas tan altas que será imposible habitarlo... La destrucción de la Amazonía sigue su avance y sólo unas pocas tribus con palos se enfrentan a las grúas y a los tanques... Por aquí todos piensan que no pasa nada. Entonces, ¿cómo les van a importar aquellos que desde el inicio de los tiempos no les han importado en absoluto, es más, les presentan un desprecio absoluto e incluso burla: los demás animales?

    Actualmente más del 18% de toda la selva amazónica original ha sido destruida, según los datos del proyecto de monitoreo Mapbiomas. Esa cifra está muy cerca de lo que el biólogo estadounidense Thomas Lovejoy y el climatólogo brasileño Carlos Nobre llaman el “tipping point” (“punto de no retorno”): Se refieren al momento en que el Amazonas cambiará completamente a causa de la deforestación, el cambio climático y la vulnerabilidad al fuego. Ese punto ocurrirá cuando la deforestación total sea del 20% al 25%, y puede suceder entre los próximos 20 y 30 años, si se mantiene la tasa actual de aproximadamente 1,5 millones de hectáreas (15.000 km2) deforestadas en promedio al año. ¿Alguien plantea o tiene planeado detener el fuego y las talas en la Amazonía? ¡No! ¡Unos pocos!¡Una gota de sonido en un desierto cósmico! Pues los animales enjaulados y sometidos les importan menos aún que el clima, para el común poblacional algo abstranco; y no nos engañemos, los animales lejanos en sus infiernos también algo abstracto. Así el humano. Así, este mundo secta. Los ricos no se preocupan porque creen estar a salvo: han construido bunkers para sus familias, que resistirán, creen, hasta la amenaza atómica. Y los pobres, pues van a la zaga de lo que dicen los ricos con su propaganda televisiva y en todos los media: que es falso lo del calentamiento global, o que con poco se solucionará, ya hay anuncios de ciertos productos que aseguran que, de comprarse tales, uno se convierte en activista por el clima (hay uno de papel higiénico; en fin).

    Sirva esto para mostrar cuán poco importante resultan los animales de producción y de "investigación" y de uso, para la riqueza humana, para la política, para todo aquel humano que esté en una situación de privilegio, privilegio, ya lo dice la palabra. Ni el machismo cesará en eras, ni menos aún el antropocentrismo. No amablemente. No "evolutivamente". Porque el mercado global requiere a un pueblo (Demanda) insomne, aturdido, y sumiso a ideas inhábiles con que ilusionarlos, y así va todo.

    Por detrás del dinero que reportan las drogas en el mundo, la trata de personas y de animales no humanos, es lo que más dinero genera al Capital. La Bolsa se desmoronaría, la política contiene las bocas del Capital. El Capital habla desde la televisión y los periódicos, pero sus mayores actores los tiene trabajando en la política, sea en el partido que sea y bajo el signo político que sea. Al Capital no le importa si sus "trabajadores" se emplean desde la derecha, la izquierda o el centro. Sólo espera de ellos que sigan sometiendo a los animales, garantizando que la esclavitud animal prosiga, pues es una fuente de ingresos masiva y continuada, sin la que sus arcas se verían gravísimamente mermadas. El Capital no se puede permitir dejar de usar y asesinar cada segundo (según estadísticas creo demasiado amables) 3.000 animales son asesinados cada segundo en el mundo para alimentación. Para vivisección se calcula que cada año se torturan unos 100 millones de animales vertebrados.

    La raíz del mal se llama especismo. El desprecio que el humano profesa a las demás especies animales. La aniquilación, maltrato, uso y abuso que el humano ejerce sobre las otras especies proviene de lejos, de siglos, desde el albor de todos los tiempos.

    Mas hoy es cuando más y "mejor" se ejecuta ese odio contra los demás animales, es como "la solución final" nazi. Hoy se cuece vivos en los mataderos a los animales, se les gasea y se les aturde mediante descargas eléctricas, para descuartizarlos todavía conscientes. Hay matarifes, hay fusiladores, hay gaseadores y hay Mengeles: en los años 70 del pasado siglo el cirujano Leonard Bailey trasplantó un corazón de mandril a una niña norteamericana que acabó muriendo pocos días después.

    Y hay la población mundial, que en su mayoría ha asumido como necesarias y normales, aceptables, necesarias, todas estas situaciones. ¿Cómo no va a asumir, una mente colectiva tan enferma y destruida intelectualmente, el fenómeno de la política como algo agradable, amistoso?

    Finalmente, como muchas y muchos advertimos (los menos, la mayoría de la gente de la lucha se volcó en hacer campaña por Podemos como la panacea desde la política para los animales), Podemos mintió, como miente toda boca desde la política, sobre lo único que podrían haber hecho efectivo, porque ahí sí les era fácil y no movieron un dedo, fue sobre la tauromaquia. Sobre ella -y para que se vea la inacción y lo poco que les importan los animales a los de Podemos-, Pablo Iglesias no se ha cansado de decir que él no iba a mover un dedo por prohibirla. No estaba a favor de la prohibición de la tauromaquia. Dejaba el asunto en consulta popular. Eso, y decir nada, es lo mismo.

    Cabe decir que Podemos, sus componentes, son, sin duda y con distancia, las personas más capacitadas, cultas e inteligentes que han pasado por ese infame edificio suntuoso, burgués hasta la arcada y odioso, llamado Congreso. España tiene tradición de tener los políticos más ignorantes e inútiles del mundo. Incapaces comunicativamente, incapaces culturalmente. En ese sentido, Podemos trajeron por fin y creo que por única vez en la política española, a mujeres y hombres que mostraban una riqueza intelectual destacable, con verbos inteligentes y combativos. Sin duda trajeron una era nueva y un aire muy fresco a la política española, acostumbrada al lento pensar y hablar del cazurro de turno, en que iban desfilando por los focos presidentes a cual más incapaz, legislación tras legislación, hurto desmesurado tras hurto desmesurado sin entrada en cárcel de los cacos, protegiéndose unos a otros y otros a unos y en casa todo hogar al fuego celebrando en diciembre la navidad. Amén.

    Sin embargo, en fondo y a la larga, y en lo importante, Podemos representó, lo advertí desde el inicio, más de lo mismo. Siendo políticos, siendo hijos del Capital -afectados por la enfermedad milenaria del especismo-, estando atados a él porque sus casas y sus zapatos los compraban con el sueldo que les daba el capital por ser políticos, sean de Podemos o de PP. Al final el cuento político siempre termina igual. La gente no se da cuenta de que los políticos son como empleados que ellos, como jefes de empresa por unos segundos (los que se tarda en votar), contratan por X años. Con un sueldo holgadísimo y para que hagan lo que les venga en gana sin exigirles en ningún momento que les rindan explicaciones sobre sus pasos.

    Así la democracia, para el votante consiste sólo en acudir a las urnas y dejar un papel con unas siglas o un nombre escrito por ellos. Ahí comienza y termina su implicación en los problemas y/o desafíos del mundo.

    Si al tiempo quienes votaron no cumplen con lo que prometieron (o el votante creyó que prometieron o harían, porque esa es otra: la política cada vez más dice más entendiéndose menos -deliberadamente-, y este insulto a la inteligencia no encuentra confrontación por nadie), la protesta se da en las calles al cruzarse vecinos con vecinos, en los bares o en los parques, afablemente sentados en el sofá, pensando: a la próxima voto a este otro, o a aquella. Entre tanto las grúas y el fuego avanzando hacia sus casas, hacia las caras de los hijos que tan ligeramente han traído al mundo. Terrible. Parece todo una mala broma.

    Es destacable que gente del animalismo se pasaron también a un nuevo partido, tremendamente funesto, Vox, de extrema derecha. (Con este estremecimiento de la lucha hacia lo político.) Pero eso ya tiene que ver con que en todos lados cuecen habas. Y en el movimiento animalista también hay mentes fascistas, aunque parezca algo improbable y contradictorio. Y racistas. Y homófobos... Y...

    Visto lo visto, el movimiento animalista no es tal. Para llamar movimiento a un grupo social enorme que trabaja para un mismo fin, hemos de notar claramente en ese fenómeno ambas cosas: "la lucha por un mismo fin" (y en el movimiento animalista no se da) y que el movimiento se mueva (que tampoco se da).

    Quiero decir, para concluir este apartado, que la lucha por los derechos de los animales, la lucha por la liberación animal, está todavía en crisálida. Ni siquiera ha abierto sus alas. Ni siquiera muestra el cuerpo que tiene en verdad, bajo este sol nuestro.

    De este análisis extraemos una mala noticia, que estamos más atrás de lo que creíamos. Y una buena: que lo que queda por delante es crecer desde la  ninfa, abrir las alas y volar.

    Para llegar a este punto, a las luchas que abrirán paso a lo que como poeta llamo "La Bella Revolución", se requerirá tiempo y muchas y muchos "desveladores" de en qué punto estamos. Humildemente este trabajo en que me empeño ahora con este estudio sobre el animalismo actual, busca ser iniciador de nuevos trabajos que ayuden a abrir los ojos a todas y todos, para saber nuestros fallos. Conocer nuestros errores nos hará advertir, en algún momento, nuestro potencial, cómo, de qué forma, podemos, debemos, avanzar por quienes desde el miedo más gélido y desesperanzado, millones y millones de seres en el mundo, nos rezan -a gritos escalofriantes- actuamos por ellas y ellos.

    Lo haremos.

    Esta es sólo una reunión de tribus de indias e indios. La guerra la estamos preparando. En este momento debemos fumar todas y todos la pipa de la paz. Detenidos, pensar. Conocemos las praderas al dedillo. Nuestro lenguaje es único, no usemos el del enemigo, hablemos la lengua animal que nos corresponde. Recuperaremos las tierras robadas y a las familias secuestradas en las podridas naves atestadas de cadenas y sangre del "hombre blanco", el especista. Debemos tener claro que no seguimos a ningún Toro Sentado ni a ningún Caballo Loco (en la increíble y ejemplar Batalla de Little Bighorn, donde los indios vencieron al general Carter). Que sus espíritus están en nuestra mente y praderas. Esa es la mente animalista de liberación, abierta como los cielos donde deben retornar todos los animales incluidos los humanos (que merezcan libertad y quieran), libre y salvaje como los ríos, en la "Rebelión en la granja" animalista no se rebelan los cerdos y el caballo de arrastre y las gallinas, porque no pueden, nos rebelamos nosotros por ellos, siendo ellos. Sólo siendo ellos la lucha será alta y estará a su altura de necesidad y de hechos.

    Sólo siendo ellas/os. Y no es fácil. Pero es posible.

    ¿Cómo? Dejando Nosotras/os de ser "nosotras/os".

    Elperiodic.com ofereix aquest espai perquè els columnistes puguen exercir eficaçment el seu dret a la llibertat d'expressió. En ell es publicaran articles, opinions o crítiques dels quals són responsables els mateixos autors en tant dirigeixen la seua pròpia línia editorial. Des d'Elperiodic.com no podem garantir la veracitat de la informació proporcionada pels autors i no ens fem responsables de les possibles conseqüències derivades de la seua publicació, sent exclusivament responsabilitat dels propis columnistes.
    Pujar