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Per Mariola Aguilera
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Fanfarrones

    Uno de los rasgos más típicos del carácter burrianero, és sin duda, la fanfarronería.

    Desde tiempos inmemoriales, el ciudadano/a burrianero/a se ha vanagloriado de serlo, en grado sumo, hasta el punto de acallar a los de su alrededor, con sus petulancias.

    Íbamos a afeitarnos a Valencia. Es cierto. La razón és más prosaica: En aquella época, los terratenientes y los comerciantes de naranjas (los llamados amos) habitaban en el Cap i Casal y hacia allí se dirigían cada sábado, los procuradores y encargados de confianza, a fin de aclarar las cuentas y percibir los salarios correspondientes a la semana.

    También recibían el dinero referente a las compras efectuadas, cuando los plazos de pago eran más razonables que en la actualidad.

    Lo de ir a Burgos a comprar el vehículo para que constara BU en la matrícula, pertenece más  a la leyenda urbana que a la realidad. Es cierto, que este hecho se produjo, aunque de forma aislada. Pero como nos permitía fardar ante los ciudadanos/as de las localidades vecinas, añadimos un poco de bombo a un hecho que no fue ni mucho menos, general.

    La cuestión de BURRIANA, PARIS Y LONDRES, sí que tenía una mayor base, y con el apoyo del más ilustre de los Burrianeros/as, el cardenal Don Vicente Enrique i Tarancón, que hizo suya esa frase y la utilizó en múltiples ocasiones y foros, és la que más a pasado a la posteridad. Procede de cuando en Burriana, y debido a su pujanza económica y exportadora, se instalaron consulados de Inglaterra y Francia, elevando a nuestra ciudad al rango de capital económica de primer nivel.

    Otra muestra de nuestra jactancia, se produjo cuando Don Juan Carlos I, visitó nuestra ciudad. Obviamente fue recibido por todo el consistorio. En los consiguientes discursos, el entonces alcalde Señor Vernia, le expetó la siguiente frase: “Majestad, Burriana no pide, Burriana ofrece”. La ovación que siguió a aquella frase, todavía retumba en el Plá. Fue una muestra más de nuestro carácter, que tuvo amplia resonancia a nivel nacional, lo que contribuyó a aumentar nuestra leyenda.
     
    Hemos contado además, con auténticos embajadores del burrianerismo, con lo que ello conlleva. Tamaña fue la propaganda que hizo de burriana, el insigne Dº Manuel Tarancón en Alemania, que más de uno llegó a pensar que nuestra ciudad era, después de Madrid, la principal urbe de España. Personas tan ilustres, entre otros muchos, como DºManuel Amiguet o Dº Jose Cantavella en sus múltiples viajes, han ejercido de Burrianeros, logrando dejar a nuestra ciudad a la altura de las primeras metrópolis del mundo.

    Incluso en la actualidad, cuando los habitantes de Castellón, intentan epatarnos con su capitalidad, le remitimos a la cuarta línea de su Carta Pobla (veáse en su Plaza Fadrell), donde dice claramente “Castelló de Burriana”, dejando clara nuestra superior historia.
    És pués la fanfarronería un perfil fundamental del Burrianero/a. Y el que no pueda serlo peor para él.

    Tots som ciutadans, tots estem per burriana.

     

    Fdo: Oscar Franch Safont (CIBUR)

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