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La crisis política e institucional… ni ha terminado ni se la espera

    Esa es de entrada, una primera conclusión que se puede realizar a la vista de los resultados del 21-D, sin necesidad de exagerar la realidad resultante de las urnas.

    Porque si había que recuperar consensos y gobernar pensando en el bien común de todos los catalanes, no parece que “ese Milagro” vaya a darse por obra y gracia del PDeCAT, ERC y la CUP, y de sus respectivos Puigdemont, Junqueras y Carles Riera con los resultados obtenidos respectivamente por estas fuerzas pluri-independentistas.

    Porque si nos vamos ateniendo a las manifestaciones de cada uno de estas fuerzas. El mensaje de Puigdemont afirmando al conocer los resultados que: “La República catalana ha derrotado a la Monarquía del 155”, y que haya desafiado desde Bruselas a un dialogo, en cualquier país – menos España -   con Mariano Rajoy y sin condiciones, dice,  para instaurar su República, viene  a advertirnos de que la inestabilidad política ha salido del 21-D,  desgraciadamente instalada por algún tiempo en Cataluña y por ende en España.

    Y las ridículas declaraciones de Puigdemont, solo son ridículas, además de las de una persona sin voluntad de volver a Cataluña por si se le detiene, porque según él, lo que quiere es ser el President, porque sigue siéndolo. Vamos, el ridículo en grado superlativo.   

    Pero, a pesar de los ridículos,  todo apunta a que vamos a asistir, a una nueva versión del Procés independentista, de la vieja aspiración del nacionalismo catalán: “Imponer la ruptura de Cataluña con España y con Europa”, pues ese ha sido y sigue siendo la metade los partidos independentistas, pese a sus diferencias internas.

    Y ello,a pesar del mayor agravamiento que van a producir en las fracturas económicas y sociales que ya provocaron desde el Govern y el Parlament, la aprobación de ilegales leyes, que violaron la Constitución y todas las normas democráticas de un Estado de Derecho. Y por ello, la imputación y detenciones de los miembros del Govern y de la Mesa del Parlament de Cataluña, por el Tribunal Supremo.

    Porque si bien Cataluña, ha llegado al 21-D dividida en dos bloques, hay que reconocer que también ha salido de las urnas, igualmente dividida por la existencia de dos bloques radicalmente enfrentados.

    Y ni los independentistas han logrado la mayoría absoluta de votos, pero con la suma de escaños de JxCat, ERC y la CUP, le confieren la mayoría absoluta con 70  escaños. Y a partir de ahí, no cabe esperar ni el buen Govern gobernando para todos, ni tan siquiera que lo vayan a hacer cumpliendo la legalidad.

    Y cuando las heridas en el tejido social, económico y familiar, aún no se han restañado y persisten, y que una presumible agravación mayor de las mismas se produzcan, como consecuencia de las posibilidades que hoy, previsiblemente se produzcan con un Govern independentista, la realidad sigue ofreciendo un desgraciado presente y futuro para los catalanes y para Cataluña, donde la “División pude tender a más”.

    Porque la falta de una voluntad política para evitarlo, del Gobierno de Mariano Rajoy que ante la práctica desaparición del PP en Cataluña, solo ha sabido manifestar, lo de siempre: “La parálisis de su acción política, y que sigue empeñado en no convocar las elecciones anticipadas y que su voluntad es cumplir la legislatura”. Vamos a estar pues ante la segunda parte del drama en Cataluña, y por supuesto en España.  

    Ahora queda por ver la configuración del Parlament, donde una buena parte de los miembros de las candidaturas de JuntsxCat y de ERC están o bien huidos o en libertad bajo fianza.

    En primer lugar está la continuidad de la “tragicomedia de Puigdemont”, que en mi opinión, con más miedo que vergüenza, sigue sin hacer frente a las responsabilidades penales. Porque su presencia en España le llevaría, como ya le ha indicado su abogado, a la detención inmediata y encarcelamiento, y por supuesto van a tener que cumplir cuando se le juzgue con la sentencia de la Magistratura del Tribunal Supremo.

    Porque sin ser un docto en materia jurídica, está claro para mí, que el haber salido elegido en las candidaturas del 21-D no constituyen una vacuna que les protege de las condenas por los delitos cometidos antes del 21-D. Y eso va siendo hora que en Cataluña, lo vayan teniendo claro y asumido quienes votaron independentismo.

    Y en el mismo caso se encuentra Oriol Junqueras y otros miembros en libertad bajo fianza. Por lo tanto, la configuración del Parlament y quiénes serán los posibles sustitutos de quienes no van a  poder ejercer ni como Govern ni como diputados, es hoy por hoy una incógnita, al menos hasta que se constituya el nuevo Parlament que tiene como fecha límite el 23 de enero.

    Y aunque esa es la realidad objetiva, y no fruto de ninguna imaginación, el silencio de Inés Arrimadas, esperando a ver la actuación de los partidos independentistas me parece un error gravísimo. Ya que siendo el partido más  votado, en lógica democrática le correspondería intentar dialogar , negociar y acordar una propuesta de Govern. Y no hacerlo, solo demuestra su liderazgo de cartón piedra, en Ciudadanos y el error de haber alentado el frentismo en una Cataluña, que se quiera o no, está dividida en dos partes.

    A mí me parece, que precisamente porque los partidos independentistas hayan logrado, sumando PDeCAT, ERC y la CUP la mayoría de escaños, pero no la mayoría social, se hace más que necesario, obligado,  presentar un proyecto de Govern que fruto de la negociación y el acuerdo con el PSC permitiese la materialización de un propuestas de Gobierno el día que se Constituya el Parlament y se elija al President.

    Frente a los previsibles y anunciados intentos de perseverar en la “Independencia y la República”, debería ser – así lo creo - muy conveniente el contraste de proyectos: Uno que serían las aspiraciones Independentistas y el que entiendo debería materializar las propuestas de reconstrucción de la sociedad catalán, en base a las medidas para asegurar la estabilidad política que hiciese posible la recuperación de las empresas, de la inversión y la solución a los problemas de la sanidad, educación y otros, entre los que hay que situar la convivencia de los catalanes en una sociedad de respeto mutuo, que exija la necesaria reforma de la Constitución. Y esta propuesta fuese la que elaboraran y presentasen Ciudadanos y el PSC.

    Yo creo sinceramente, que lo importante ahora, no es esperar desde el haber sido Ciudadanos el partido más votado, lamiéndose el éxito por esos resultados, a ver que hacen los independentistas, sino la de tomar la iniciativa que aconsejo en estas reflexiones, a pesar de que previsiblemente no vaya a gobernar Inés Arrimadas.  Porque no hacerlo, sería un gravísimo error.

    Por encima de las manifestaciones de Arrimadas e Iceta, que hayan intercambiado durante la campaña electoral, hoy hay que superarlas creo yo, para poder ofrecer un proyecto superador de las actuales circunstancias frente al proyecto continuista de los partidos Independentistas, cuando el Parlament vaya a elegir al nuevo President.

    Y es una obligación, a la que ambos partidos no pueden renunciar, si se quiere que el contraste de ambos proyectos sea el vehículo para una decantación de la correlación de fuerzas a favor de la razón y la convivencia en una Cataluña en España y en Europa.

    Porque esa es la tarea que los partidos democráticos y constitucionalistas, que no deben olvidar, la tarea pedagógica de sus propuestas para salir de la caótica situación en que han sumido a los catalanes y a Cataluña, los PDeCAT, ERC, CUP. Y eso requiere inteligencia política y capacidad para transmitirla con propuestas convincentes.

    Miquel Iceta tiene – en mi opinión - la talla necesaria para iniciar el entendimiento sobre la propuesta que he señalado. Inés Arrimadas aún no lo ha demostrado.

    Porque además, sería lamentable, que fuese el Gobierno de Mariano Rajoy quien acordase con Ciudadanos, la estrategia política a llevar a cabo en Cataluña, cuando la talla del PP ha quedado reducida a una talla Bonsai desde el 21-D.

    Bueno estas son mis reflexiones, que iré realizando con la evolución que vaya teniendo la situación en Cataluña.   

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