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Per María José Navarro
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Para no aburrirse y pasar... el Rato

    En las calles, parques, gimnasios, bares…igual se habla de Chabelita Pantoja en la nueva edición de Supervivientes, que de corrupción y tramas políticos. Desde que desaparecieran los Payasos de la tele, nunca se sabe dónde puede encontrarse el circo mediático de este país. No me extraña que Toni Cantó abandonara su escaño buscando otros escenarios donde seguro tendrá más suerte, quizás pensó que la realidad supera en ocasiones a la ficción y es que, a parte de la interpretación de la hija de la tonadillera, los políticos de este país actúan como si del reparto de “Al Capone” se tratara y cada semana nos sorprenden, o nos indignan un poquito más, en un nuevo capítulo de “Los poderosos nunca pierden”, únicamente hay que hacer creer a la mayoría que la ley es igual para todos y todas, y que eso de la moralidad o la ética es solo aplicable a los otros.

    Aun siendo culpables ante la justicia por cuestiones tan deshonrosas como para dimitir de sus asientos de poder e incluso del Gobierno, se escudan tras esa sonrisa malévola de no haber sido condenados por sus actos alegales. Algunos pocos son condenados a cárcel, pero la mayoría quedan en libertad pagando altísimas fianzas, impropias para sueldos de alcaldes, concejales o diputados. Buen ejemplo de ello lo tenemos con el caso Gürtel, que quizás sea el más escandaloso de nuestra historia vinculado al Partido Popular de Madrid y Valencia.

    Esta semana un sorprendente acto teatral entró en cartelera, con espectacular puesta en escena en la que se incluye registro, detención y de nuevo imputación, esta vez de Rodrigo Rato. Asturiano de familia influyente propietaria del Banco del Norte, quien, sin haber destacado en nada, se estrenó como diputado con solo 33 años de la mano de Fraga, el mismo que después de unos años fuera vicepresidente del Gobierno de Aznar y gran emprendedor de la especulación y pelotazo inmobiliario en España, asesor de la Caixa, el Santander, Iberia y Telefónica. Sus protectores Aznar y Botín lo calificaron como el mejor vicepresidente de economía y al, por entonces presidente de Gobierno, no le hicieron falta razones para designarlo director Gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI).

    En 2010 Rato fue elegido como “hombre de consenso” para presidir Bankia cuando Caja Madrid tuvo que afrontar entrar en el proceso de fusiones.

    Dos años después, tras llevar a Bankia a la quiebra y provocar la pérdida de la nada insignificante cantidad de 24.000 millones de las arcas públicas, se empieza a considerar a Rodrigo Rato entre los peores directivos del mundo. Los compañeros de partido que, tiempo atrás le elogiaban y piropeaban, e incluso aquellos a los que ayudó a ganar más dinero del que podían imaginar, colocándolos en puestos de dirección de grandes empresas energéticas o de comunicaciones, ahora le ignoran y desprecian públicamente.

    A puertas de las próximas elecciones y tras los casos escandalosos de corrupción de la Gürtel, Bárcenas y Operación Púnica, el PP no puede tragarse también el caso Rato y ahora nos quieren hacer creer que son ellos los que denuncian los casos de corrupción propios. A la larga, este nuevo capítulo será otro caso más de un político corrupto que dejó de tener nada que ver con el Partido Popular.

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    comentaris 2 comentaris
    Vicent Bosch i Paús
    Vicent Bosch i Paús
    23/04/2015 09:04
    Enhorabona.

    Escrius bé i amb trellat. Felicitats i per molt anys que pugues fer-ho igual.

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