Reducir el foco
No podemos referirnos a las mujeres como un éter genérico. Son nuestra MADRE, nuestras abuelas, nuestras hermanas, nuestras amigas o nuestras COMPAÑERAS. Hemos de centrar el foco en ellas cuando nos pronunciamos en términos generales, porque en la concreción de casos cercanos pondremos todo de nuestra parte, aportaremos lo mejor para que la sociedad valore la figura femenina, acorde a la realidad y de forma limpia de ESTEREOTIPOS.
Sólo por su condición biológica, debemos todo lo que somos a las mujeres y en consecuencia tendríamos que actuar. En un día como hoy debemos de fijarnos en la mujer como motor histórico de la sociedad, mayoritariamente anónima pero siempre decisiva. En las últimas décadas se ha producido una revolución cultural, protagonizada por las propias mujeres. La reclamación de sus DERECHOS dentro y fuera del ámbito familiar y su incorporación total y decidida en la sociedad ha enriquecido el escenario social.
No obstante, quedan mellas por superar en nuestro entorno: la execrable violencia de género, la igualdad real y no sólo discursiva, el incremento de oportunidades, las soluciones para la conciliación de la vida laboral y familiar, son algunas. Sin olvidar las mujeres con condiciones infrahumanas salen adelante en el tercer mundo. Frente a estas cuestiones nuestras herramientas han de ser la EDUCACIÓN y la LIBERTAD.
Por eso es necesaria una discriminación positiva, para recordar a cada una de las personas el valor de la mujer como parte fundamental del PROGRESO, su responsabilidad y tesón para conseguir llegar donde está logrando gracias a su único esfuerzo.
Hemos de reflexionar sobre nuestros gestos, expresiones y conductas diarias y preguntarnos si suponen un eslabón para afianzar la DIGNIDAD de las mujeres o por el contrario si -por pequeño que sea ese gesto- resta en la justicia social que la historia debe a las mujeres.
Tenemos que esforzarnos para que llegue ese día en el que no sea necesario rendir reconocimiento a la figura de la mujer. Para abordar grandes ambiciones se ha de caminar paso a paso. Por ello, para contribuir a un mundo más justo, igualitario y RESPETUOSO, no debemos separar nunca la vista de nuestras madres, amigas y compañeras. Ellas serán la pista para proporcionarles una vida mejor a las mujeres del mundo.
Muy acertado tu escrito Las mujeres son las reinas de los jóvenes, las compañeras de los adultos y las nodrizas de los viejos copio y remito amis compañeros ,con tu permiso