El paro y las empresas no preocupan a políticos ni periodistas

Pero ese dato fue fruto de un día y a partir del momento siguiente unos siguieron con sus líos de los trajes, los otros con la carretera que afectará a la Magdalena y los de más allá contando las margaritas afectadas por el paso del TRAM por el Paseo Ribalta. La inspección fiscal a Fernando Roig (los de Hacienda tienen que recaudar como sea y al mismo tiempo castigan el hígado a los disidentes) y el estúpido debate sobre la ubicación de Ciencias de la Salud ocuparon el resto a políticos y sus portavoces mediáticos.

Así que entretenidos con el intento de Rafael Blasco de liquidar a Vicente Rambla por si hay que suceder a Francesc Camps o con la ceguera decimonónica de Alarte, Colomer y sus secuaces, aquí nadie mueve un dedo para enfrentarse al derrumbe de un modelo económico que nunca volverá a ser igual. El empleo no vendrá más de la construcción y el azulejo deberá ajustarse a una nueva realidad. Porcelanosa fabricará en China para los chinos. Eso ya no es ni siquiera traer aquí el contenedor. Todo está cambiando y aquí tenemos vocación de violinistas del Titanic. Hasta el refrescante Enric Nomdedeu se ha pasado al violón.

Y frente a ese treinta por ciento de paro (menos mal que existe la economía sumergida) y una desesperada búsqueda de la nueva economía productiva por parte de nuevas empresas, los políticos de turno ni están ni se les espera. ¿Cómo pueden seguir hablando de la Universitat Internacional de Valencia a instalar en Castellón cuando todas las lecciones magistrales que iban a impartir ya están en Youtube? ¿A santo de qué tanta alharaca con la carretera de Zaragoza a Vinarós cuando el tráfico en camiones baja un cuarenta por ciento? Lo dicho: un día resucitarán La Panderola para no tener que plantearse el futuro.

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