Media España está como Vic
Salgamos de las declaraciones gloriosas sobre derechos adquiridos porque eso ya se supone que ha sido valorado por cualquier ciudadano que admita la legalidad vigente. Y salgamos de culpabilizar a Jesús Caldera por aprobar aquella ley de papeles para todos. Incluso intentemos salir de esa espiral que demuestra el egoísmo de quienes quieren deshacerse ahora de aquellos que durante años nos fueron necesarios. Fuera tapujos y veamos la realidad.
Y la realidad es que este país, en Catalunya, en el País Vasco, en Andalucía o en Valencia, tiene un problema social derivado de la crisis económica. Los millones de inmigrantes que llegaron en los últimos años desde el norte de Africa, Colombia, Ecuador, Perú, Rumanía, Polonia o Bulgaria son contemplados ahora por parte de los españoles como competencia laboral, un gasto excesivo en sanidad, educación y prestaciones sociales y hasta causa de inseguridad ciudadana.
Podemos poner encima de la mesa todas las explicaciones que queramos desde la más pura visión democrática y solidaria, pero la cuestión está ahí, como demuestra la decisión del ayuntamiento de VIC, cuyos responsables no creo que estén encantados de tener una bronca de estas características con sus partidos y ser criticados por media España. Ya puede decir Zapatero que cumplirán la ley digan lo que digan los concejales. O Rajoy . O Artur Más jurar en arameo para frenar la decisión de sus partidarios en Vic. El problema está ahí. Y si uno no está ciego y sordo solo tiene que pasearse por barriadas y pueblos.
¿Egoístas? Vale, pero el problema sigue ahí. Hace solo dos años las mujeres españolas migraron a puestos de trabajo mejor remunerados para dejar en manos de rumanas o sudamericanas las tareas de limpieza. Pero ahora esos mejores puestos han desaparecido de la oferta laboral y las españolas buscan trabajo incluso como limpiadoras. Ahora sobran las rumanas y las sudamericanas. Son competencia y dan miedo los guetos.
En las tareas agrícolas los magrebíes sustituyeron hace años a los españoles. Pero ahora conseguir trabajo en el campo es un lujo. Y muchos españoles ven demasiada competencia. Antes los jóvenes rumanos eran buenos clientes de cualquier discoteca porque tenían trabajo y pagaban. Ahora pasan las horas con una cerveza y es fácil calificarlos de bronqueros. Y así hay ejemplos de todo tipo en media España.
Los exquisitos pueden acusar a los concejales y vecinos de Vic de salvajes, pero no tardarán en ver la misma reacción en un barrio cercano a su casa exclusiva. Hay un problema y no se resuelve cumpliendo leyes a rajatabla o acusando de xenofobia y retrógrados a quienes tienen miedo a los colores. Es una consecuencia más de esta maldita crisis que afecta a todos los valores, incluso para mal.
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En otro lugar del blog, comento y hago notar, que el "pueblo soberano" en Borriol, según mis noticias, ya hace tiempo que se adelantó a las autoridades de Vic. Esperemos que en otros sitios no ocurra lo mismo, por darse las circunstancias que se dieron en la sensata población, que si por algo se habían distinguido antes, era por su laboriosidad y buen carácter, pero como todo tiene un límite, cuando el vaso rebosa, se sale. En fin, "preguem" porque no ocurra. Un saludo.