Si no te gusta el Rioja es que te gusta el Ribera del Duero

En la novela La Mano de Fátima el escritor catalán Falcones cuenta con toda crudeza la realidad de lo que entonces y ahora se llama la Alianza de las Civilizaciones. Los cristianos mataban moros porque eran moros y los moros liquidaban cristianos porque eran cristianos. O la Biblia o el Corán. O eres del Madrid o del Barça. Si no te gusta el Rioja es que te gusta el Ribera del Duero. Si opinas que los nuevos impuestos que prepara Zapatero son una aberración es que defiendes las opiniones de Rajoy. Así no hay fórmula humana de salir de la crisis.

Y no es una cuestión de pacto de Estado frente al mayor problema que sufre España desde el final de la Guerra Civil. Es que del respeto a los criterios diferentes es ahora más que nunca de donde sale la clave para salvar los grandes escollos. El sectarismo se ha apoderado de la vida pública (social, científica, empresarial, etc.) española como nunca había ocurrido. Ni siquiera son ideologías o religiones las enfrentadas. Es el Duelo a Garrotazos de Goya. ¿Alguien es capaz de recordar que frente los extremos socialistas o liberales Obama ganó con el “Yes.We Can”?

La fórmula del Gobierno de subir los impuestos como lo pretende hacer contiene la perversión en la aplicación de lo recaudado, no en el hecho impositivo. Cuando Zapatero optó hace años por huir del reconocimiento de la crisis formalizó un incremento desmesurado del gasto a modo de tapadera para su incapacidad para la gestión de la crisis. Esa espiral conducía inevitablemente a la radicalización de las posturas políticas de gasto improductivo en lugar de avanzar hacia un nuevo modelo económico que permitiera sanear la economía. Ahora no habrá límite para justificar más impuestos, porque siempre habrá más déficit que cubrir. Nunca habrá bastante recaudación.

La fuga de Zapatero no solo es cosa del Gobierno socialista (¿es socialista el gasto improductivo y la consiguiente subida de impuestos?. En esas están Gallardón en Madrid, Camps en Valencia o Montilla en Catalunya, por no hablar de Andalucía. El alcalde de mi ciudad, Alberto Fabra (Castellón) sigue pensando en los presupuestos de 2010 como pensó los del 2005. Y Zapatero piensa los Presupuestos Generales de 2010 como Montoro pensó los del 2000. Pero resulta que en 2010 el gasto debe ser productivo y a lo mejor ya no hace falta pagar subsidio de desempleo sino becas de formación profesional en nuevas tecnologías. O ya no hacen falta tantos edificios públicos, sino aliviar los trámites administrativos.

Mientras la solución sea subir impuestos, incrementar las tasas o sumar déficit, los políticos españoles nunca optarán por planificar las ciudades con un futuro sostenible económicamente o convertir el pago del desempleo, desde el primer Euro, en generación de inversión productiva. ¿Para qué? Podemos llegar a un déficit público de todas las administraciones superior al 20 por ciento porque siempre habrá una solución: si estas en contra de beber Rioja es que te gusta Ribera del Duero. ¿Y si las añadas de ese año son un horror?