Se fueron dos hombres sencillos y grandes

No hace ni dos meses, dos hombres sencillos y nobles dejaron el reino de los vivos; procedían de dos mundos diferentes; pero siempre lucharon por los demás y eso les unió.

Uno, empezó su andadura laboral siendo un humilde empleado del ferrocarril; desde el principio se preocupó por su mundo, el Mundo Obrero; llegó a ser diputado en las primeras elecciones democráticas, dimitiendo más tarde para no traicionar a su Sindicato.

El otro se forjó en las aulas, en el ambiente Universitario; desde allí, luchó por la libertad, esta que algunos la están destrozando; puso voz a la transición, con su garganta de noble aragonés, que no le importó cantar las verdades con fina prosa.

Ambos lucharon por darnos una sociedad digna, aunque ahora atravesemos malos tiempos; de ellos, debemos aprender a sobreponernos, a “caernos y volvernos a levantar”; eran como dos rocas esculpidas por el cierzo, que estuvieron ahí en los momentos difíciles de nuestro país.

Debemos aprender de ellos, de su labor callada día a día, que dieron constancia de su buen hacer en sus diferentes ámbitos; que la Buena Política les unió, esa política que se preocupa por los demás, hecha para los demás, y no lo que hay ahora.

Quedan pocas personas así, y esas pocas no están en política, que pena ¿no? Pero no hay que perder la esperanza porque ellos dejaron Escuela; están escondidos en los talleres, en las minas, en las universidades; son gente del pueblo que sabe lo que necesita el pueblo.

Y no son muñecos de guiñol, que hablan y sin saber lo que dicen; son personas perfectamente capacitadas para levantar el país.

Uno alberga la esperanza que renazcan personas así, da igual que sean hombres que mujeres, que sepan resolver lo que otros han destrozado; pero no debemos desanimarnos, porque surgirán y actuarán siguiendo el legado que nos han dejado estos dos Maestros.

Sí, eran dos grandes hombres que no se creyeron lo que realmente significaron para este pueblo, para aquellos años de cambio y libertad, cuando algunos empezábamos a tener opiniones y ya podíamos hablar.

No tenemos que olvidar a estos dos hombres, Sencillos y Grandes, que vivieron fieles a sus ideas, sin importarles los mil y un sacrificios que habrán tenido que soportar para darnos una sociedad democrática y libre. Nunca os olvidaremos, compañeros.