A Teruel por un beso
Por los caminos de Alcora han transitado multitud de forasteros que van desde los íberos del Tossalet de siglos atrás, a los emigrantes rumanos de hace dos lustros y pasando además, por multitud de gentes venidas a estas tierras de promisión. En los años cincuenta y sesenta, andaluces y aragoneses engrosaron el padrón municipal, atraídos por el jornal de las fábricas de azulejos, formando un conglomerado humano que ha definido nuestra idiosincrasia más reciente. Hace décadas y en el fragor revitalizador de las cofradías semanasanteras, se introdujo el toque del tambor del Bajo Aragón, y que más tarde sería exportado al resto de la provincia de Castellón. Visto así, podríamos concluir que los aragoneses y nosotros tenemos cierta química, la vecindad del linde provincial ayuda a que así sea. Y como colofón, el conquistador de estas tierras a los sarracenos, D. Juan Ximénez de Urrea era otro aragonés de pro, cuya nobleza obliga a recordarle por méritos propios, a él y a su ilustrada descendencia personificada en los Condes de Aranda, que marcaron en el azaroso mapamundi, a este perdido rincón del secano castellonense por virtud y méritos de su afamada cerámica.
El año pasado, una reciente asociación cultural de recreación medievalista, no confundir con vestirse para fiestas o desfiles al uso, trabajó para incorporarse con la mayor dignidad, a la restringida fiesta de los Amantes de Teruel. Las Bodas de Isabel de Segura, son seguramente y al día de hoy, una de las representaciones medievales al aire libre más importantes y notables de España. En ellas se representa el drama histórico de Juan Diego Marcilla e Isabel de Segura, en su epopeya amorosa que acabó en tragedia. Así que nuestros Caballero de Urrea y sus damas, rememoran a aquellos guerreros del siglo XIII, que salieron de sus casonas blasonadas en busca de fortuna al lado de un joven rey.
Hoy el camino no es de ida, sino de retorno a casa. Y de retorno junto al personaje de Diego de Marcilla que vuelve, después de cinco años de combates y autoexilio por el amor de una mujer. Un amor con dificultades pues el padre de ella, no lo ve con cualidades ni dote para la categoría de su hija. Nada nuevo bajo el sol, seguro que hoy en día hay muchos amantes en situación parecida a los de Teruel, por mucho que los tiempos hayan cambiado. Así que la integración de los Caballeros de Urrea en el ejército que acompaña al triunfante caballero Marcilla, obedece a su relación en los duros combates acontecidos en tierras de frontera con hechos de armas. Como la recreación del conjunto del drama turolense parece tan real, por el empeño de su creadora Raquel Esteban y el conjunto de todos los que participan, acompaño esta explicación de entrada con unos versos creados ex profeso. Una epopeya tan lírica merecía su explicación versada, con la carga emotiva que sólo el amor y el desamor, son capaces de mostrar en esa hermosa leyenda de un beso.
CABALLEROS DE URREA CON DIEGO DE MARCILLA
Conocimos a don Diego de Marcilla
en muchas y cruentas batallas
contra ariscas tropas de la morisma,
nos confió una extraña historia
henchida por arrebatado amor.
Era tal su empuje, arrojo y valor
que nos, de guardarle hubimos
con escudo, en más de una ocasión.
Su dama doña Isabel, es su guía y fervor
jamás vimos ,más grandioso empeño
por vastos páramos, castillos y yermos
luchar por conquistar un sueño.
Una fría mañana nos conmovió,
pues grande eran su gozo y alegría:
Caballeros, debo partir, ha llegado el día,
concluye el tiempo y vuelvo con mi amada
también me esperan Teruel y familia.
Pediros quisiera un grande favor,
acompañadme con vuestra mesnada
para blandarle a mi suegro, el corazón.
Ximeno acepta presto, y Blasco y Ramón;
Caballero Marcilla, henos todos xuntos
en la dura refriega, los hierros y el sudor
puesto que imploráis con tal ardor
mayor alegría que nuestros hombres
compartan vino y rosas en vuestro honor.
Que no vimos jamás mayor devoción
Pues gran muller ha de ser ladama
Que ab tanta força os prendió el corazón.
Y partimos a caballo de levante al interior
enlairados los pendones y finas lanças
cabalgamos xuntos tras la doncella
en pos del sueño de un inmenso amor,
y un beso eterno que vale dos vidas
que el cruel y áspero mundo separó,
lleva una gran fortuna conquerida
amasada de sangres, esfuerzos y sudor.
* * *
Por un ósculo de la doncella querida
la vida del joven Marcilla se sesgó,
maldito sea el destino que un día los separó,
culpa de un beso, en reyerta de amores,
Isabel es desposada y su desdén no soportó.
La muerte fiera, su corazón acuchilló,
y henos en la villa de Teruel, ya sin él
caminando dolientes por sinsabores
al ronco sonar de lúgubres tambores
tras un cortejo de tristeza y dolor.
Huele a incienso, suena un responso
por el noble Marcilla, que tanto amó.
¿Más que ocurre, que es aquel fragor?.
Es una novia que temblorosa avanza
hacia el tálamo del marchito candor.
¡Un beso, un beso como prenda de amor!
Cae la joven Segura en mortal abrazo
junto al que fuere su único señor.
¡Caballeros de Urrea velad las armas
Por Diego e Isabel, por Dios Nuestro señor
Veladlas, con arrojo, nobleza y valor!.
Por un beso cabalgó nuestra mesnada
por las anchas tierras de Aragón
por un beso que valió dos vidas
y la más bella Historia de Amor.