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Per Vicent Albaro
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La era que era, y el ordenador

    La era y el ordenador, que no la era del ordenador que es la que prima hoy en día. La que permite leer estas líneas y comunicarse con una facilidad tremenda. La era de la información casi instantánea, que ha cambiado el concepto mundial, para bien o para mal. Como lo hubiese modificado en otra etapa histórica de haber existido.

    Etimológicamente, la era es un espacio abierto al aire libre y delimitado, donde se ejerce una actividad productiva. La era agrícola para batear el trigo, más tarde aventarlo para separar el grano de la paja. La era fabril, donde se trituraba la arcilla en basto con un rulo, del que tiraban primero los mulos y después el tractor. A estas ERAS me voy a referir primero, como un espacio de libertad fuera del trabajo, para el que fueron diseñadas y construidas. Eras agrícolas ya no quedan por estos pagos, ni siquiera en la aldea de la Foya, donde hace unos lustros, aún se fotografiaron actividades agrícolas, más como testimonio y recuerdo de antaño, que como rutina de laboreo estacional. Conclusión, la actividad cerealista ha desaparecido, como no sean mini siembras de avena para autoconsumo, o islas de trigal montaraz para la supervivencia de las perdices, en un afán conservacionista de la sociedad de cazadores.

    De las otras, las eras de arcilla tampoco quedan al menos abiertas y accesibles. Desde la implantación del polvo atomizado y sus severos controles, están cercadas a calicanto. Por lo cual, sino forma parte de tu trabajo directo, palpar la arcilla es un acto imposible. Y años atrás, las eras de las fábricas no sólo eran un espacio abierto para el juego, sino un proveedor de arcilla para que los niños, hicieran aquello que los mayores solían usar como frase despectiva: “Vesten a pastar fang”, versión más moderada del: “Vesten a fer la mà”. De estas eras y de las fábricas, nacieron jóvenes que se dedicaron a modelar ese barro esculpiendo figuritas con los viejos moldes de la Fábrica Gran, en un intento tan loable como épico, de recuperar glorias perdidas. No hace mucho que el Museo de la Cerámica editó un libro sobre éstos artesanos, que casi todos pasaron a mejor vida. ¿Hay recambio?.

    Hace escasas semanas, fortuitamente me encontré con Antonio Nomdedeu el último alfarero profesional ya jubilado, y con Martí Bosch, artesano ceramista de lo mejorcito que habita en esta tierra que tantas pérdidas acumula. Junto a otras personas, se iban a recorrer las minas de arcilla de la localidad en un intento, imagino, de ubicarlas geográficamente y catalogarlas en sus complejas y variadas propiedades de plasticidad, color, composición mineral, etc…lo que en términos eufemísticos se llama, trabajo de campo. Así que supongo, que ante la inexistencia de eras, donde se almacenaban todas las arcillas, tocaba salir de excursión científica y patear monte.

    Ya no solo se ha perdido la facultad de amasar barro y componer exquisitas obras, sino la básica actitud de manejar la materia prima para elaborar figuras torpes o sencillas. Hoy, para modelar figuritas de barro de variada factura es misión imposible, como no sea comprar la arcilla enlatada a comercios especializados del ramo en la vecina Manisses, cuna del socarrat y otras especialidades cerámicas. Así como la era-almacén pasó a la historia, la facilidad para familiarizarse con el barro, se esfumó de la misma manera. Por tanto los niños acuden al museo, para que en actividad didáctica programada, hagan cerámica. En otros tiempos sin museos, se hacía cerámica cada día al lado de casa, sólo que entonces, no había nadie que canalizara esa hábil inquietud para darle forma y perspectiva de futuro. ¡Cuántos buenos artesanos se han despilfarrado!. ¡A cuántos buenos artistas ha jibarizado la industria, entre otras posibilidades!.

    La era se convirtió en “era”, pretérito imperfecto del verbo ser. Sinónimo triste y desangelado de lo que hoy es mi pueblo. Era una potencia cerámica que daba trabajo a lugareños y foráneos, bienestar y perspectivas de futuro. Hoy es…dentro de la función dramática que nos toca vivir, un reto de cara al futuro. Veo con simpatía que nuestros ediles, busquen afanosamente promocionar nuestro santo y seña: LA CERAMICA, por ferias y eventos de España, junto a otras bondades locales. Incluso que el viejo proyecto de resucitar la Fábrica Gran, tome cuerpo y posibilidad real ¿¿¿???. Acabado el monocultivo del azulejo, rotas las perspectivas de ensoñación onírica de tiempos pasados, visto lo visto de otros países productores que nos van a dejar como el sapo que pisa un rulo de carreteras, quizás no sea tan mala idea diversificar nuestro pueblo. Industria, la que quede tras el tsunami. Servicios. Turismo. Agricultura inteligente. Y el barro en su forma primigenia, artesana y artística, como elemento diferenciador y reminiscente de otros tiempos gloriosos, por los que aún se nos recuerda.

    Los gurús económicos hablan en futurible, de una Europa vieja, expendedora de servicios, turismo, museos, gastronomía, arte, etc…en menos de diez años. China, India y media Asia, nos pasarán como el rulo carretero. Hay muchos pueblos de España que viven de un suceso histórico relevante, o de una singularidad concreta. Los conozco de primera mano por mi oficio viajero. En nuestro caso, el asunto es bastante más difícil, pues hemos destartalado mucho el entorno, aunque con voluntad todo puede llegar a ser francamente recuperable. Veo en mi modesta opinión, mucho más difícil reparar las heridas y los vicios del espíritu, o el carácter, como se quiera llamar. Ese pequeño rey que llevamos todos dentro, que nos impide casi siempre trabajar en equipo y ser más individualistas que menos, jodiendo al vecino. Puro carácter hispano. Habría que reinventarse y doctorarse en humildad y austeridad.

    Sería un bello sueño, o una utopía poder diversificar nuestra actividad económica en varias ramas. Recuperar la ERA como símbolo, en todo su esplendor laborable, desterrando la era del verbo ser. El ordenador la haría llegar a cualquier rincón mundano, en una extraña simbiosis entre antigüedad y modernidad. Parodiando a las minas, quien tiene una mina, tiene un tesoro. Frase hecha: Este/a/o es una mina. Y acabo con un aviso de libro para navegantes: Si seguimos haciendo lo que estamos haciendo, seguiremos obteniendo lo que estamos obteniendo. Para conseguir algo nuevo, debemos hacer algo nuevo o diferente. ¿Buscamos las viejas minas, con ideas nuevas… para ya?.

    ¿Quien comienza a limpiar la era de hierbajos?.

     

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    comentari 1 comentari
    Alcorineta
    Alcorineta
    18/05/2012 08:05
    Necesidad de Entrega

    Nuestro pueblo ha sido explotado por demasiada gente. Ha sido tratado como un clinex y aún ahora. Usar y tirar. Como quien abusa de algo y si ya no queda nada más que sacar, se abandona. Va a necesitar de muchos y mucho para reparar el daño hecho. Pero nunca hay que perder la esperanza, siempre es buen momento para recomenzar. Su escrito me ha hecho pensar en ello, no podemos abandonar ni quedarnos quietas. Pero como hacerlo?

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