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Valencia intenta cambiar la relación con sus pedanías

Valencia intenta cambiar la relación con sus pedanías

    El Ayuntamiento de Valencia, a través de su tercera Teniente de alcalde, Consol Castillo, de Compromís, intenta mejorar las relaciones que históricamente ha mantenido el Ayuntamiento con los núcleos urbanos diseminados en el término municipal de la ciudad. El mayor de los cambios quizás haya sido el más sencillo de todos. Dejar de nombrar a estos pueblos como 'pedanías', a pesar de que esa es la denominación legal, y pasar a referirse a los mismos como 'pueblos de Valencia'. Tanto es así que la concejal encargada de aprovisionar a estos pueblos ya no es, oficialmente, la concejala de 'pedanías', sino que lo es de los 'pueblos de Valencia', además de otras áreas como la agricultura, igualmente ligadas a estos centros de población.

    La ciudad de Valencia cuenta en la actualidad con algo más de 800.000 habitantes, y su estructura administrativa presenta, además del Ayuntamiento propiamente dicho, otras pequeñas particularidades, las pedanías del norte, del sur, e incluso las del oeste, integradas en el entramado urbano de la ciudad.

    Así encontramos los Poblados del Norte, que son especialmente agrícolas y más pequeños que sus hermanos del sur. Benifaraig, Borbotó, Carpesa, Cases de Bàrcena, Mahuella, Taulella, Rafalell y Vistabella, Massarrojos y Poble Nou dan buena cuenta de ello, una reserva de huerta y un testimonio vivo de lo que un día fue toda Valencia. La mayoría de ellos alejados del núcleo urbano de la ciudad de Valencia, muchas veces tocando pared con pared con otros municipios, como es el Moncada, Meliana o Albuixech. En el sur, enmarcados en el Distrito de los Poblados del Sur, encontramos conocidos núcleos, especialmente costeros, como Pinedo, El Saler, El Perellonet o El Palmar. Asimismo forman parte de este distrito Castellar-L'Oliveral, La Torre, Faitanar o El Forn d'Alcedo.

    A finales del siglo XIX, un decreto permitió a la ciudad de Valencia anexionarse los municipios limítrofes que no superasen los 2000 habitantes, y por ello, esta extraña distribución del mapa de distritos diseminado entre las comarcas de l'Horta Nord y Sud. Distinta suerte al de los actuales 'pueblos de Valencia' corrieron otros núcleos de población situados al este de la ciudad, el famoso pueblo del Cabanyal, La Punta o Nazaret, que allá por el 1900 se integraron plenamente en el Ayuntamiento de Valencia, como un distrito más, que actualmente recibe el nombre de Poblados Marítimos.

    Tras las Elecciones Municipales

    Tras las elecciones de Mayo de 2015, y el desembarco del Gobierno de la Nau, formado por Compromís, PSPV y València En Comú (la marca local de Podemos), también cambiaron todos los nombres de los alcaldes pedáneos. Actualmente la mayoría de alcaldes de estos núcleos tienen una, mayor o menor, relación con alguno de los tres partidos que gobiernan la ciudad de Valencia. No obstante, también los hay que provienen directamente de movimientos vecinales, como es el caso de la alcaldesa de La Torre, una jovencísima Lucía Beamud, ex dirigente de la Asociación de Vecinos de dicho pueblo. También muy jóvenes son los alcaldes de Pinedo, con Josep Gimeno, o el de Castellar-L'Oliveral, con Alejandro Ramón, ambos por debajo de la treintena.

    Además de la nueva denominación de 'pueblos de Valencia', que acaba con la tradicional de 'pedanías' y que generaba cierto sentimiento de inferioridad de los vecinos de los citados núcleos frente a la ciudad de Valencia propiamente dicha, el ejecutivo de Ribó y Castillo también ha intentando acabar con una de las desigualdades principales, la económica.

    Nueva relación con el Ayuntamiento 

    Según las fuentes consultadas, actualmente el Ayuntamiento de Valencia ha fijado un mínimo igual para todos los pueblos de Valencia, consensuado, que va aumentando en función de la población de cada pueblo. Dicho presupuesto se utiliza principalmente para cultura y fiestas, el grueso de las competencias de estas pequeñas alcaldías y contrasta con el anterior sistema, que no guardaba orden alguno con respecto al número de habitantes, generando tensiones y desigualdades entre ellas.

    El transporte, la posibilidad de contar con brigadas para pequeñas obras o la lenta relación con las administraciones son algunas de las asignaturas pendientes de estos alcaldes pedáneos, alcaldes con alma de pueblo que hacen las veces de bisagra entre distritos, Ayuntamiento y sus propios vecinos.

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