Miles de personas se manifiestan en contra de la ampliación del Puerto de Valencia

La movilización, convocada por la Comissió Ciutat-Port y por Joventut pel Clima, en contra de la ampliación del Puerto de Valencia ha contado con la asistencia de miles de personas, y con el apoyo de otras entidades como la Federación d’Associacions Veïnals de València o Ecologistas en Acción.

A la manifestación se han sumado representantes políticos de Compromís, Podem y Esquerra Unida, como la vicepresidenta del Consell, Mónica Oltra, el vicepresidente segundo, Héctor Illueca, la coordinadora autonómica de Podem, Pilar Lima, o la secretaria general de Més-Compromís, Àgueda Micó, además del vicealcalde de Valencia, Sergi Campillo.

Bajo el lema: "Pensamos global, actual local. No a la ampliación del Puerto de València" miles de manifestantes han recorrido las calles de la ciudad desde el Puente del mar hasta la Plaza del Ayuntamiento.  

David Adrià, representante de Joventut pel Clima ha destacado que "lo que queremos conseguir es dar un golpe de efecto y demostrar en las calles lo que llevamos tantos meses diciendo que es que hay que parar la ampliación del puerto, es una reivindicación de la ciudadanía para hacer presión política para que desde el Gobierno y la Generalitat se desista de esta ampliación".

A nivel estudiantil, “nos hemos sumado a la huelga internacional convocada por Juventud por el Clima y aquí en Valencia lo hemos querido focalizar en el no a la ampliación del puerto, y sumarnos a otras asociaciones como la Comissió Ciutat-Port para ir todos a una”.

Josep Gavaldà, miembro de la asociación Por l'Horta, ha comunicado que “nos oponemos a una ampliación del puerto que beneficia a unas empresas pero perjudica a la gran mayoría de la ciudadanía valenciana, entre otras cosas, porque pone en peligro la Albufera, ya está poniendo en peligro las playas y después, si se pusiera en marcha supondría la duplicación de la capacidad del puerto, lo que significaría la duplicación de los camiones que son los agentes más contaminantes para la ciudad”.

Además, ha insistido en que, esto “a su vez significaría hacer una serie de infraestructuras y gastarse miles de millones de euros que necesitaríamos para otras cosas como adaptarnos al cambio climático".

María José Broseta, presidenta de la Federación d’Associacions Veïnals de València ha señalado que “nos movilizamos contra la autovía del viejo cauce y ganamos un pulmón verde, nos movilizamos contra la urbanización de El Saler y ganamos un Parque Natural y hoy nos movilizamos contra la ampliación del Puerto para ganar las playas del sur, la Albufera y la huerta de La Punta”.

Según Broseta, “sería impensable y rozaría lo antidemocrático que se aprobara esta ampliación con el voto en contra del alcalde, y por tanto de la ciudad a la que representa, y de medio Gobierno valenciano que también se ha posicionado en contra”, en referencia a Compromís y Unides-Podem.

Según la Comisión Ciudad-Puerto, la oposición a la ampliación del Puerto está fundamentada en evidencias científicas y cuenta con el apoyo de reconocidos profesionales del medio ambiente y académicos y aprovecha para remarcar la irreversibilidad de los efectos que tiene la ampliación sobre la Albufera, las playas, la calidad del aire y el modelo de ciudad, pagada además con dinero público.

En particular, la ampliación condenaría a desaparecer las playas del Salero, como en su momento sucedió con anteriores ampliaciones del Puerto que llevaron a borrar del mapa playas como la de Nazaret o espacios de huerta como La Punta, que después de casi 20 años está sin uso y a la espera de una sentencia judicial. Un impacto que también sería demoledor económicamente, puesto que esta ampliación destruiría numerosos puestos de trabajo relacionados con el sector turístico, la agricultura y la restauración.

Pero también supondría una pérdida neta de 500 lugares de trabajos en la estiba como el mismo sindicato de estibadores ha reconocido en un informe. Por no hablar de las externalidades negativas que la ampliación supondría que la comisión estima en más de 200 millones de euros anuales que acabarían pagándose con dinero público.

Otro de los campos a visibilizar es el impacto ecológico en el Parque Natural de la Albufera. Este entorno natural vería amenazada su propia existencia como ya se puso de manifiesto en el temporal Glòria y tal como advierten numerosos expertos. Poner en riesgo la Albufera es una posibilidad que no podemos asumir como sociedad.

Entre las consecuencias directas de llevar adelante la ampliación también estaría la amenaza para el barrio de Nazaret que tendría el cambio de terminal de cruceros que supone el nuevo proyecto de ampliación y que estaría literalmente encima de sus viviendas con el riesgo por la salud y las molestias que comportaría para el vecindario.