El Ayuntamiento de València restaura y expone en la Casa Museo Benlliure un cuadro de José Benlliure adquirido en subasta

La Casa Museo Benlliure expone desde el jueves, 18 de enero, la obra La sopa en el convento de Asís del pintor valenciano José Benlliure Gil, adquirida en subasta por el Ayuntamiento el verano pasado. La obra ha sido restaurada y permanecerá de forma indefinida en la Casa Museo Benlliure, la casa del pintor y donde se reúne una gran parte del fondo pictórico municipal sobre este artista y sobre la familia Benlliure. Paradójicamente, este tipo de pinturas, tan propio de Benlliure, está muy escasamente representado entre los fondos de su Casa Museo, carencia que puede hacerse extensible al resto de colecciones públicas valencianas. Por ello, su adquisición por parte del Ayuntamiento suple, en parte, el vacío existente y permitirá enriquecer el discurso del museo facilitando una mejor comprensión del pintor. 

La sopa en el convento de Asís, que fue adquirida por 20.065,60 euros, comisiones e impuestos incluidos, es una óleo de 60 x 100 centímetros (100 x140 centímetros con marco) y ejemplifica a la perfección el estilo más característico del pintor. La obra representa una sacristía, probablemente de la Basílica de Asís, donde un grupo de diez personas reciben un plato de sopa de la caridad. Esta acción, que da nonvre al cuadro, escenifica el cumplimiento de una de las siete obras de misericordia que la doctrina de la Iglesia Católica impone a sus fieles.

La obra despliega la maestría desplegada por Benlliure para desarrollar la escena, dar verosimilitud a los personajes y recrearse en una pincelada suelta heredera del estilo de Fortuny.

Por lo que sabemos, el óleo formó parte de la colección privada Santamarina, en Argentina, con anterioridad a 1920. Posteriormente, el cuadro fue vendido en la Galería Arts de València y se incorporó a una colección privada valenciana, donde ha permanecido hasta que fue adquirido por el Ayuntamiento.

Aunque el estado de conservación del cuadro era aceptable en el momento de la compra, había un pequeño desgarro y la acumulación de suciedad y barnices oxidados requerían una intervención en la obra, trabajo que han efectuado las restauradoras Anna Boix e Inés Ayala. De hecho, el análisis previo de la obra refería que existían “sucesivas capas de barniz y retoques aplicadas en intervenciones anteriores, que pretenden refrescar la obra, y producen un efecto de filtro amarillento de aspecto plástico que enmascaran los colores y texturas de las pinceladas originales”. Asimismo, “se observa la presencia de un desgarro del lienzo producida por un fuerte golpe. Por su parte, el marco tiene mucha suciedad acumulada, golpes, abrasiones y piezas faltantes”.

Todas las patologías detectadas han sido revertidas con el trabajo llevado a cabo durante los últimos meses por las restauradoras, consiguiendo devolver a la obra su aspecto y policromía original. Asimismo, el marco ha sido sometido a una profunda limpieza y consolidación de las partes debilitadas, reintegrando los faltantes y restituyendo el dorado.