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La prisión permanente revisable: reflexiones

    El pasado jueves 15 de los corrientes, tuvo lugar una lamentable jornada en la Cámara de Diputados. Y no me refiero a las confrontaciones que es lógico que se den en un parlamento plural, con gran número de grupos políticos. Me quiero referir a la “Bronca política” por el empeño del Gobierno de Mariano Rajoy en apelar al dolor y a la comprensible sed de venganza de las víctimas para defender la “Prisión Permanente Revisable”, en un momentode plena agitaciónparlamentaria y con el caso del pequeño Gabriel, como telón de fondo.

    El llamamiento de un diputado del PP, para que la oposición mirase a la cara a los padres de jóvenes asesinados, antes de decidir la “Derogación” de una ley que está dependiendo de la decisión del Tribunal Constitucional, desde su impugnación por anticonstitucional. Ha venido a demostrar la barriobajera, repugnante y demagógica estrategia del Gobierno, un absoluto y bárbaro error. Y para que no hubiese dudas ninguna Rajoy recibió a los padres que reclaman el rechazo a la Ley, al Código Penal, al finalizar la sesión.

    Ese juego rastrero del Gobierno, de querer aprovechar el dolor de unos padres que perdieron sus hijos victimas de horrendos crímenes para alentar el mantenimiento de medidas penales que no se contemplan en la Constitución. Es una demostración  más de los repugnantes recursos a los que Mariano Rajoy recurre con  tal de que le permitan un crédito electoral.

    España es uno de los países más seguros de la UE, y tiene uno de los Códigos Penales, más duros y una de las poblaciones carcelarias más grande.

    ¿A santo de que, viene la derecha, el PP, a agitar el espantajo de la seguridad ciudadana, pidiendo endurecer unas penas que ya son, de las más duras de Europa? Pues sin ninguna duda, de que  me vaya a  equivocar: “Lo hace solo por puro electoralismo”.

    En los 20 años de historia, el actual CódigoPenal ha sufrido más de 30 reformas, y han hecho una realidad penal y penitenciaria  cuyas estadísticas demuestran:

    Que la tasa actual de delitos en España es de 43,2 delitos por cada mil habitantes. La más baja desde 1995, año en que se aprobó el presente Código Penal. En Suecia está en 147,9, en Alemania en 73, y en Francia en 54,7.

    La tasa de homicidios en España es de 0,63 por cada 100,000 habitantes, la más baja de la UE, solo por detrás de Austria con el 0,47. Y por poner ejemplos, en Bélgica la tasa es de 1,80, En Finlandia de 1,63, en Francia de 1,20,  en Dinamarca de 1,03 y en Gran Bretaña de 0,95 ó en Alemania de 0,80.

    En 1975 había 8440 presos en España, mientras que en 2018 hay 59,121, y proporcionalmente hemos pasado de 23 a 127 persona presas por cada 100,000 habitantes, en Alemania son 76 y en Francia 99.

    En 1996, el tiempo medio de estancia en prisión era de 9,7 meses, mientras que en 2010 alcanzó los 18 meses, muy por encima de la media europea. Las penas en la España Constitucional son mucho más largas que en los países de nuestro entorno como Francia con 8,4 meses o Alemania con 8,5 meses.

    El mayor número de delitos en España, son contra la propiedad. Se da la circunstancia de que par que el condenado por hurto sea condenado con una pena de hasta 18 meses, el valor de lo sustraído ha de ser superior a 400 €. Pero para que defraudar Hacienda sea considerado delito, hace falta defraudar más de 120,000 €.

    Y está demostrado, que las personas que pasan el último periodo9 de su condena en régimen abierto u, posteriormente, en libertad condicional, tienden a reincidir menos que aquellas personas que son directamente excarceladas, Sin embargo, hemos pasado de un 25% de libertades condicionales en 1996, a un 16% en el año 2014.

    Estos días atrás, comentando con un amigo el triste caso del pequeño Gabriel, y yo le comentaba mi dolor y mi oposición al mantenimiento de la “Prisión Permanente Revisable”, mi amigo me respondió “Que si a mí me hubieran matado a un hijo, no dirías lo que dices”. A lo mejor, le respondí, “Pero yo te aseguro que si a mí me matasen a un hijo, yo sería la peor persona del mundo, la menos indicada para decir lo que había que hacer con el criminal”.

    Porque es verdad que cuando nos enteramos de cómo se cometen esos abominables crímenes como se han cometido al “Pececito Gabriel” y a otros, la gente de bien con dolor e indignación por tanto crimen, reclamamos justicia y que “Paguen por el mal que han hecho, que paguen sus crímenes”.

    Pero también se da, quienes sin ningún escrúpulo aprovechando de ese dolor de los familiares de las víctimas y la rabia de las personas de bien, están dispuestos a agitar ambos sentimientos, para obtener una recuperación electoral, como está haciendo Mariano Rajoy. Y eso es tan repugnante, como el propio delito.

    Y algunos que desde su dolor de padre, comprensible y que muchos compartimos, pretenden  “Que las leyes sean como él quiere”, no se les puede ayudar. Y cuando resulta que un  padre de una víctima, como Juan José Cortés se ha permitido arremeter contra los partidos partidarios de la derogación de la “Prisión Permanente Revisable”, diciéndoles que a ver si son capaces “De proponer algo para salvar la vida de los hijos”  eso ya entraquizá como parte de su trabajo como asesor del PP en el Ayuntamiento de Sevilla donde ha sido contratado. Porque no encuentro palabras para calificar su comportamiento.

    Y al hacer estas manifestaciones, las hago desde el convencimiento de que ningún español de bien, queremos que los criminales campen a sus anchas y dañen a buenas personas. Porque todos sentimos dolor y rabia ante los crimines que se cometen.

    Pero como sociedad, debemos saber que existe una línea entre el castigo y la venganza. El castigo es que los criminales sean condenados, y que el castigo sea proporcional al delito, y que cumplida su pena, tenga la oportunidad de redimirse y ser útiles a la sociedad resarciendo al menos en parte el daño causado previamente. Y la venganza, es que los criminales sean condenados de por vida y que no puedan volver a reintegrase a nuestra sociedad.

    Se necesitaron siglos, para hacer que la justicia criminal no se limitara a ejecuciones o mutilaciones. Se necesito que la sociedad se hiciera cada vez más civilizada. Porque al final, nuestro sistema de justicia criminal, dicta que tipo de sociedad queremos ser: Unas sociedad justa o una sociedad de justicieros.

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