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Per María José Navarro
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…Y mañana Navidad

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    …Y mañana Navidad- (foto 1)

    Escribo este artículo el domingo por la mañana, temprano, antes de ir a votar, y, por lo tanto mucho antes de saber si vamos a poder tener ese cambio anhelado por muchas y que nos haga avanzar en derechos e igualdad y justicia social, o vamos a quedarnos con un gobierno que siga primando a unos pocos y solo mire por el bien de los mercados…

    Pero mi reflexión no va a ir de campañas electorales, ni de resultados, ni de cambios, ni de políticas futuras…

    Mi reflexión en estas fechas en las que nos encontramos, a unos pocos días de la navidad, en las que todo se resume en buenas palabras (Paz, Amor, Alegría, y un sinfín de bonitos deseos) y una feroz campaña comercial para hacernos creer que necesitamos un montón de cosas inútiles y que hemos de comer y beber hasta hacernos subir los niveles de colesterol a cotas insospechadas, que después habremos de controlar a base de productos farmacéuticos, para seguir en este círculo vicioso de consumismo, es para las políticas actuales, esas políticas neoliberales que hacen que muchas personas estén en la calle, sin un hogar, sin un trabajo digno, sin la posibilidad de tener una mínima oportunidad. Las personas emigradas, las inmigradas, las excluidas, las refugiadas, las sin techo, las sin nombre… para todas ellas, estas fechas no son nada. No tienen Paz. No tienen Amor. No tienen Alegría…

    Y esto, a pesar de lo que ocurra hoy en nuestro país, no se remedia en unos días, ni en unas semanas, ni en unos meses, ni en unos años, ni, tal vez, en décadas, pero hemos de seguir hablando de ello, porque esas personas merecen nuestra atención y, al menos, nuestro recuerdo.

    Quince días de campaña electoral han hecho difuminarse esas imágenes de niños sirios en las aguas frías europeas, pero aunque no hayamos visto imágenes de ellos por los medios de comunicación, absolutamente copados por políticos y debates, siguen estando allí. Igual que siguen quedándose personas sin hogar en nuestro país, igual que siguen asesinando mujeres en nuestros barrios, igual que siguen habiendo miles de familias muy cerca de nosotros que van a pasarlo muy mal este invierno.

    Ahora vienen otros quince días en los que solo hablaremos de resultados electorales, de coaliciones, de pactos, de quién es mejor que quién… Y entre política y política, miles de anuncios recordándonos que tenemos que ser felices y que debemos consumir, por encima de cualquier otra cuestión. No nos olvidemos de comprar esos juguetes sexistas, ni aquel perfume que nos hará ser irresistibles, ni aquella chorrada para la casa que nos evitará no sé cuántas horas de trabajo…

    ¡Cuánta hipocresía!

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    comentari 1 comentari
    Marietika
    Marietika
    30/01/2016 09:01
    Navidad dulce Navidad

    Felicidades. Has descrito perfectamente la situación a la que nos enfrentamos en estas fechas y la habilidad para desviar nuestra atención y hacernos creer que no hay problemas y somos felices, aunque para ello tengamos que esconder todo aquello molesto a nuestros ojos, oídos y vista con orejeras de burro para no mirar a ningún otro lado. Pero hay una realidad que a más que la escondamos (o no queramos verla) existe. Ese dinero destinado a tantas cosas inútiles que en verdad no necesitamos, podríamos alegrar muchas vidas ajenas y logar que la Navidad sea feliz para mucha más gente. Una manta, aunque sea sin envolver en papel de regalo, ni lacitos, ni tarjeta de felicitación, sería el mayor regalo que nadie podría hacerle a un sin techo, o un plato de sopa caliente, o una botella de vino (aunque sea en brick), aquello que pueda hacerles un poco felices dentro de su desgracia. Un poco de solidaridad que lo que la Navidad necesita.

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