¿Feliz? Año nuevo

En la espiral de buenos deseos en la que nos encontramos inmersos, una de las frases más utilizadas estos días es aquella de Feliz y/o Próspero Año Nuevo y, aunque en lo personal cada cual será más o menos feliz dependiendo de sus circunstancias y más o menos próspero dependiendo del Ministro de Hacienda y Administraciones Públicas y de la Ministra de Empleo y Seguridad Social, en el terreno de lo general (hablo de política y políticas) tenemos un futuro inmediato bastante incierto.

Sobre todo en lo concerniente al Estado, ya que después de las elecciones generales del pasado domingo, mucho me temo que la ciudadanía va a tener que soportar semanas de noticias sobre posibles pactos, entrevistas a personajes políticos sobre sus intenciones, y desde luego, una continua campaña electoral feroz desde ya, por si acaso tenemos que pasar por unas nuevas elecciones generales. Y por supuesto, imposible poder avanzar en otras cuestiones que nos afecten, como la educación, la sanidad, el trabajo o los montes… Sí, esos que se están quemando en Asturias y Cantabria… y que, como el poema de Machado, “nadie sabe como ha sido”, aunque todas y todos pensemos en que algo huele a chamusquina en todo esto…

Sin embargo, el terreno municipal deja algo de esperanza en sus albores, pues a pesar de que aquí en Valencia día sí y día también todavía aparecen noticias de facturas sin pagar y de agujeros en las arcas municipales y autonómicas, como decía Mónica Oltra el otro día “la ruina en diferido” que nos ha dejado el PP, parece que poco a poco se va viendo la luz al fondo del camino. Y esto lo digo como testigo directo de ese cambio, ya que en la familia teníamos pendiente de pago una cantidad considerable por dependencia (mi suegra tuvo Alzheimer y falleció antes de llegar a cobrar ni un euro), y ahora, después de tres años de reclamaciones infructuosas, se ha hecho efectivo ese pago.

Me ilusiona pensar que se puedan aplicar otras prioridades y que la ciudadanía es importante para las personas que tenemos haciendo política en nuestras instituciones. Quiero que mi ciudad mire por los intereses de las vecinas y vecinos, que estamos un poco (o mucho) cansadas de que se nos ninguneen nuestras propuestas, necesitadas de políticas sociales más justas, con servicios municipales que miren por nosotras, hartas de pasear por calles sucias, parques sin cuidar y aceras rotas.

Así que yo voy a seguir, en el 2016 que nos acecha, siendo una pesimista activa... O una optimista crítica, que al final creo que va a ser casi lo mismo.

¡¡¡Feliz Año!!! Y, como está de moda ahora, ¡¡¡Que la fuerza nos acompañe!!!