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Per María José Navarro
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Decepción, tristeza, preocupación

    La noticia de que el Tribunal Supremo había sentenciado a los bancos a pagar los gastos del impuesto de las hipotecas, dio una gran alegría a los que se encuentran en la situación de haber pedido una, puesto que, aunque parecía que el trámite pudiera ser bastante farragoso, tenían la posibilidad de recuperar ese dinero, que, en definitiva, era suyo.

    Poco duró la dicha, pues al día siguiente apareció una rectificación y donde dije digo, ahora digo Diego, y quedó paralizado todo el proceso… Ahora la decisión de los seis jueces que dictaron a favor de los consumidores, tendrá que pasar por un pleno en el que los 31 magistrados que componen la sala decidirán si los seis anteriores estaban equivocados o no, algo que no tiene precedentes en nuestro país, pero que deja muy claro, que legislar contra los poderosos tiene sus consecuencias y sus decepcionantes retrocesos.  

    Aunque esto no es nada nuevo y todas sabíamos de esta tenacidad rescatadora de bancos (hemos llegado a reformar nuestra Constitución para ello, sin siquiera pasar por un referéndum, aunque para otras cosas esenciales sigue estando blindada), siempre queda la esperanza de ese cambio… que nunca llega.

    O peor, pues viendo la deriva de algunos de nuestros políticos hacia la derecha más reaccionaria, vamos a tener que prepararnos para escuchar declaraciones como la de Pablo Casado, azuzando el miedo hacia los migrantes, proclamando la vuelta del la Ley del Aborto del 85, o aquella de que el colectivismo no es bueno, refiriéndose al feminismo… y si lo primero no me gustaba nada, la idea del colectivismo me deja verdaderamente preocupada, porque, a pesar de que las comparaciones son odiosas, no he podido evitar que me viniera a la cabeza el recién proclamado presidente del Brasil, Bolsonaro, que en su campaña electoral no ha tenido ningún problema en mostrar sus posicionamientos extremistas, machistas, racistas, violentos, contra los movimientos sociales, contra el aborto, la igualdad de género o la diversidad sexual… Algo que también saben hacer otros agitadores del miedo y practicantes de malas artes políticas como Trump, Putin, Salvini…

    Es preocupante cómo el mundo está girando hacia la extrema derecha, avalada por los votos de muchas personas (asqueadas por algunos personajes políticos nefastos y por una izquierda que no acaba de conseguir la unidad), es cierto, pero que tal vez no hayan previsto las consecuencias que eso va a tener para las más vulnerables, para las mujeres, para los Derechos Humanos, para los derechos laborales (porque las personas dejan de ser trabajadoras, para convertirse en esclavas), para el Medio Ambiente…

    ¿De verdad es esto lo que queremos para las generaciones venideras? Me parece muy triste que no seamos capaces de tener una visión holística y crítica de todo lo que está acaeciendo a nuestro alrededor, que nos ayudaría a comprender que solo somos meras marionetas, en manos de algunos que tienen todo el poder y ningún escrúpulo.  

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    comentari 1 comentari
    Marietika
    Marietika
    12/11/2018 07:11
    La izquierda unida

    La utopía de una izquierda unida, queda en sueño cuando lo que se persigue no es el bien común sino el uso y abuso del poder. La derecha lo tiene claro: mercantilismo, consumismo, esclavitud económica.. por eso lo tienen claro y van tod@s a una. Sin embargo, la izquierda, la verdadera visión democrática cuyo poder reside en el pueblo, está tan dividida y no se sabe a dónde ir, que la unión se convierte en algo inalcanzable... La unión hace la fuerza y tiene como lema divide y vencerás, pero solo se lo aplican los neoliberales, por eso siguen ganando las elecciones, porque los votos de la izquierda, que somos más, se dividen entre infinidad de partidos que nunca terminan de lograr los votos necesarios para arreglar definitivamente nuestro futuro y mantener el Estado de Bienestar que reparte las riquezas, o por lo menos, piensa en quienes más necesitan ayuda: familias monoparentales, personas dependientes, salud pública, educación, personas en exclusión social, viviendas sociales, etc.

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