Benimámet y Santo Tomás

Las vecinas y los vecinos de Benimámet seguimos expectantes a la construcción de nuestro Parque Lineal, ése por el que tanto hemos peleado desde hace años y por el que salimos a la calle reiteradas veces durante los últimos meses. El mismo para el que el anterior gobierno municipal no encontraba presupuesto y que pretendía convertir en una lengua de asfalto, negra, árida y que gracias a la presión vecinal se transformó en un proyecto más amable para las personas y respaldado por una dotación económica… Pero la realidad es que en estos momentos seguimos con el barrio dividido. Seguimos con la cicatriz de las vías, que cada vez está más fea, cada vez más sucia, cada vez más rota…

Las preguntas están en cada rincón de la pedanía, en cada comercio, en cada comerciante, en cada ciudadano y ciudadana ¿Cuándo? ¿Ya sabemos algo? ¿Ya hay empresa? ¿Van a empezar este año? ¿Van a empezar? ¿Seguro que hay dinero? Y las respuestas son pocas y cuestan de llegar… que si el largo proceso de licitación, que si hay muchas empresas que han optado, que si el verano, que si falta personal, que si bajas temerarias, que si…

El verano pasó, llegó el otoño y seguimos sin tener nada demasiado claro… Parece que estamos ya en el proceso de contratación, pero los plazos van alargándose, lo que nos lleva a la desesperación más absoluta. Nuestro parque sigue siendo un sueño, una quimera. Y no se nos puede tachar de incrédulos o de impacientes… Los que vivimos aquí sabemos lo que es sentirse ninguneados por el ayuntamiento, llevamos demasiados años sintiendo esa desafección, ese menosprecio hacia la problemática de un puñado de ciudadanos alejados del núcleo de la ciudad, y no nos gusta sentirnos así.

Necesitamos poder creer que ha habido un cambio y que es real. Necesitamos pensar que nuestra pedanía es tenida en cuenta, que se trabaja en ello, que se van a mejorar las condiciones de la ciudadanía de este barrio, porque no solo es ese parque, también son necesarias otras inversiones, otras mejoras, otras iniciativas que contribuyan a la mejora de la calidad de vida de los contribuyentes, pues a pesar de la distancia, somos tan ciudadanos y pagamos nuestros impuestos como cualquier otro vecino de la calle Colón o Russafa.

Sé que el camino es duro y hay muchas piedras en él, fruto de años de mala gestión y desidia, pero las personas que vivimos en Benimámet necesitamos poder ver la luz al fondo del camino, pues la paciencia es finita y nosotras, como Santo Tomás: ver para creer.