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Per María José Navarro
Picos Pardos - RSS

Arma de doble filo

    Que las redes sociales son un arma de doble filo a nadie se le escapa, y sin embargo, día tras día, miles, millones de personas caemos en alguna de las trampas que surgen por Internet.

    Está claro que es una manera eficaz de estar conectado con el mundo que nos rodea, de conocer lo último que está pasando en cualquier lugar del planeta, de tener información seria y de calidad, de encontrar amigos antiguos y desaparecidos de nuestras vidas, o tal vez, de encontrar nuevas amistades… Pero también tenemos que ser cautos, no quedarnos con lo primero que aparece ante nuestros ojos y tener la precaución de constatar lo que se está leyendo, pues a menudo podemos tener una visión distorsionada de la realidad.

    Y es que igual podemos estar viendo las últimas fantásticas imágenes de algún lugar remoto, como leer algo tan peligroso por el riesgo que puede suponer para algunas personas afectadas, como una cura del cáncer con un pseudo remedio natural. O quizás andemos buscando información sobre un tema trascendental y acabemos en el blog de un internauta aleatorio que nos habla de las recetas pasteleras de su abuela. O tal vez, tengamos al alcance una información o imagen manipulada convenientemente, que nos haga tener pensamientos racistas o dirigidos a perjudicar a algún colectivo.

    Una de las redes sociales más utilizadas es el Facebook con miles de millones de usuarios registrados en todo el mundo. Esta herramienta se concibió en la Universidad Harvard con el propósito de que los alumnos pudieran intercambiar información, aunque acabó extendiéndose por toda la red, llegando así a formar parte de nuestra vida.

    He de reconocer que soy usuaria diaria de Internet como herramienta de trabajo y también utilizo Facebook como nexo de unión con personas con las que mantengo algún vínculo, ya sea personal o ideológico. Soy de las que no suelo admitir entre mis amigos virtuales a nadie que no conozca de alguna manera, bien por que se desenvuelvan en los mismos círculos que yo, bien porque sean amigos de mis amigos, lo que hace que mi entorno facebookero resulta cómodo y sin demasiados sobresaltos. Y desde luego no suelo compartir cuestiones personales en mi muro, por lo no puedo entender cómo muchas personas se sobreexponen a ser vistos públicamente sin ningún pudor (y lógicamente no hablo de cuerpos desnudos, sino de vidas desnudas), comentando públicamente si van o vienen, o si están contentos o tristes, o subiendo fotos de sus hijos e hijas, quedándose totalmente vulnerables a posibles visitas a sus perfiles por otros usuarios, que nada tienen que ver con ellos ni con sus familias.

    Sin embargo debo reconocer que el mundo virtual en el que yo me muevo resulta irreal, o al menos no me ofrece una visión amplia de la realidad que me envuelve, ya que en algún momento de ocio, buscando a personas que de alguna manera se han cruzado en mi camino virtual, he podido comprobar que al igual que yo comparto enlaces o artículos o notas en las que defiendo la igualdad, la integración, la cooperación, la participación y tantas otras cuestiones que considero fundamentales, otras personas comparten en sus muros chistes y comentarios xenófobos, machistas, retrógrados…

    Por estos lares de la comunicación virtual podemos encontrarnos internautas de diverso pelaje: los que se esconden detrás de su perfil, otros que crean perfiles falsos para aparentar lo que no son, las que se lanzan a pecho descubierto y muestran sus debilidades y fortalezas, los y las que se dedican a mirar, los que buscan aventuras que no son capaces de encontrar en sus vidas reales y un largo etcétera de gentes y situaciones. Y entre tanta variedad también están aquellos que aprovechan los muros ajenos para lanzar sus improperios contra otros, que de no ser por la falsa impunidad que da el parapetarse detrás del ordenador, estando cómodamente sentado en el sofá de su casa, no serían capaces de lanzar.

    Y es que, como decía al principio, esto de la comunicación virtual es un arma de doble filo y hemos ser conscientes de ello.

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    comentari 1 comentari
    Marietika
    Marietika
    08/10/2015 10:10
    "No te vayas con extraños"

    Efectivamente, María José, la Gran Red es un arma de doble filo. Al igual que en la vida real, encontramos todo tipo de pelaje, pero al igual que en la vida real, debemos elegir con quien queremos relacionarnos. La desventaja de Internet es, como bien has dicho, que solo conocemos de los perfiles que nos abordan sin ser invitados, lo que nos quieren contar y, claro, los depredadores no van a describirse como tales, sino que buscarán un perfil atractivo para ganarse nuestra confianza. Nosotros, las personas adultas, podemos razonar esto y desconfiar, pero adolescentes y jóvenes que están construyendo su personalidad y para ellos y ellas es tan importante “encajar”, es un serio peligro cuya responsabilidad recae en nosotros, padres y madres que debemos educar a nuestros hijos en esta nueva faceta internauta. Lo mismo que les decimos siempre: “no te vayas con desconocidos” pero aplicado a la Gran Red. Muy buen artículo. Gracias.

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