El Congreso de los imputados

La elección de l’Alcora como sede para la celebración del congreso provincial del PSPV llega en un momento especialmente convulso para los socialistas. Este encuentro arrancará con cinco imputados en la agrupación alcorina, entre ellos el ex alcalde Javier Peris, quien a día de hoy conserva la presidencia en el PSPV de l’Alcora. Hace solo unos días, la justicia decidió abrir juicio oral contra el ex-alcalde y cuatro de sus entonces concejales, por un presunto delito de prevaricación, al adjudicar el contrato para la revisión del PGOU. Esta decisión del juez ha sacudido de lleno a los socialistas que ya andaban escasos de credibilidad en lo que respecta al abanderamiento del ‘No a la Incineradora’, pues ellos, durante su etapa en el gobierno tuvieron la oportunidad de zanjar el problema y, sin embargo, no lo hicieron. Los socialistas no se cansan de aparentar que todo va bien, creen que por encabezar las protestas contra la incineradora -con pancartas individuales- son los que más rechazan este proyecto, y sin embargo, ya no se acuerdan o no les interesa volver a tras, para recordar que el certificado de compatibilidad urbanística que necesitaba la mercantil, lo firmó el señor Peris. ¿Qué clase de alcalde estampa su firma en documentos de suma importancia sin interesarse por su contenido? Y ¿qué papel jugó aquí el secretario general, el señor Colomer? Tan indecoroso es estar enterado de este proyecto y no agotar las vías administrativas para impedirlo, como permanecer desinformado porque así lo decidió el PSPV de l’Alcora. Pero hay más, el entonces edil de medio ambiente, y hoy portavoz en la oposición, el señor Falomir ha llegado a decir que era una pérdida de tiempo seguir presentando alegaciones al proyecto de la incineradora, ¿por qué no informaron a la ciudadanía y convocaron en aquel momento manifestaciones multitudinarias como las de ahora? Si el PSPV de l’Alcora hubiera actuado como los populares en la actualidad, seguirían gobernando y por muchos años. Algo más importante que el poder le impidió a Peris defender los intereses de los alcorinos. A pesar de todo, nadie asume responsabilidades, su estrategia es aparentar una normalidad que ya nadie se cree.