Ni cazadores ni toros
La libertad, ese oscuro objeto de deseo de los individuos para seguir su libre albedrío y su propia voluntad, siempre desde el respeto a los demás bajo el imperio de la Ley, sigue siendo instrumentalizada por aquellos que se envuelven en su bandera, sin ningún pudor. La izquierda, la progre, la nacional-populista y la socialdemócrata siempre han alardeado de llevarla en sus genes. Pero la realidad es cruel y la fuerza de los hechos les niega la mayor, una y otra vez. Quizás sea por su empecinada obsesión por querer decir a los demás lo que tienen que hacer, cómo hacerlo y cuando. Su obsesión por el control del individuo no es nueva. La historia está llena de buenos ejemplos y los regímenes políticos donde en nombre de la Libertad el socialismo ha ejercido la acción de gobierno, son una buena muestra de ello.
La última, que no nueva en España, fruto de sus pactos secretos y sus vergonzosas cesiones para aguantar el cetro del poder, viene provocada por la velada amenaza de prohibir los toros y la caza. Los gobiernos de progreso, autonómicos y locales ya están dando cuenta de ello. Frente a ello, el PP se ha posicionado en defensa de esa España Rural que tanto menosprecian.
Porque estamos hablando de dos cuestiones que van más allá de un conjunto de actividades económicas, medioambientales y zoológicas. Forman parte de nuestro acervo cultural, de nuestro patrimonio histórico. Pero tampoco podemos obviar su trascendencia social. Ambas actividades generan más de 400.000 empleos directos e indirectos y una riqueza cercana a los 10.000 millones de euros, además de contribuir a la conservación de la biodiversidad y al inaplazable objetivo de fijar la población rural ante la sangría de la despoblación.
Con 332.000 cazadores federados, y 800.000 licencias anuales, la actividad cinegética representa el 0.3% del PIB. Por no hablar de la conservación de ecosistemas singulares como la Dehesa, declarada por la UE como espacio de Alto Valor Natural, el entorno propicio para la cría de esa raza singular y admirada del toro bravo, cuidado en más de 1.200 explotaciones que reúnen a 30 ganaderías por toda la geografía. Cifras que nos acercan a una realidad que va más allá de los propios números. Por ello el Partido Popular ha presentado sendas iniciativas para reconocer, por un lado, la Tauromaquia como manifestación artística y seña de identidad propia de España, así como su valor estratégico. Por ello instamos a impulsar el Plan Nacional de Tauromaquia que incluye medidas de fomento y protección, además de impulsar la investigación y la innovación.
Del mismo modo, buscamos reconocer el valor estratégico del sector de la caza y de quienes la practican. Por ello instamos a aprobar un plan de investigación científica y de innovación y a publicar la Estrategia Nacional de Gestión Cinegética.
Dos iniciativas para poner en valor ese bien tan preciado de cualquier sociedad que se precie. Vivir en libertad, desde la tolerancia y el respeto. Huyendo del prohibicionismo como bandera, de aquellos que envueltos también, en la bandera del progresismo de salón, solo aportan intransigencia y ansia reguladora del gusto y la manera de vivir de los ciudadanos.
Por Juan Vicente Pérez Aras, diputado en el Congreso por el Partido Popular (PP).