A gran sequía, gran mojada
Y es que no quiere llover, llover como Dios manda. O sea llover a cántaros varios días sin parar, esos días que salen las goteras olvidadas de casa la abuela. Los niños van con catiuscas e impermeables al cole, las mamás hacen tapones con el coche en la puerta. Lluvia para rebosar los aljibes. Esos días en que llueve tanto, que salen los barrancos, los ríos y las ramblas con el agua rojiza de arrastre. Desbordan los pantanos que hizo Franco. Se inundan las llanuras y hay que achicar de los bajos y sótanos. Lluvias por nuestras calles que taponan los imbornales, y levantan alcantarillas de cloacas anticuadas e ineficaces. Lluvias para limpiar los polvorientos coches y cambiar la escobilla desgastada del parabrisas. Lluvias para revificar los acuíferos subterráneos y las cantarinas fuentes. Lluvias para limpiar la mugre pegajosa que todo lo cubre.
Si lloviera, engordaría la aceituna y florecería la saboritja para ponerlas con agua y sal. Se alzarían entre la pinocha ocres robellones y boletus para goce de micólogos y derivados. Se salvarían los pocos caracoles blancos que quedan. Florecerían el romero, el tomillo y el lentisco. También los brezos y coscojales, engordaría hasta la bellota carrasqueña y el campo tornaría a esa segunda primavera tan hermosa, que vuelve cada principio del otoño menos éste. Seguro que las higueras rebrotarían las hojas perdidas y puede, que los membrillos ganarán en volumen y presencia, algún madroño aislado por entre la maleza, colorearía sus raquíticas bolitas rojas y amarillas.
Si lloviera se salvarían muchas arboledas moribundas, la fauna retozaría en pozas y corrientes cristalinas, y no en infectas aguas, estancadas y pútridas. Creo que si lloviera, hasta el ser humano sería más feliz, pues ver caer la lluvia es gratis y no cobran por el espectáculo. Uno, para recrear el espíritu, puede ponerse en el tocadiscos, una pieza al piano de Chopin o la canción de Serrat, esa de”: detrás de los cristales llueve, y sobre los tejados pardos, etc…”. Necesitamos que llueva y mucho. Que llueva para darnos vida, y no solo agua del cielo. Sino esperanza y fe. Ganas de luchar y de vivir. Esa otra agua que limpie y nos saque lustre, a esta pátina sucia y mugrienta que luce nuestra desgarbada patria. “Que llueva, que llueva la Virgen de la cueva, los pajaritos cantan, las nubes se levantan…” Danos Dios, a esta tribu de impresentables, toda clase de lluvia, que la necesitamos con urgencia.
Tens raó Vicent, al Maria Cristina porta nom de la reina de Espanya anterior al cabdill Franco. Era un símil genèric. M'alegre que r'agrade l'escrit.