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Per Vicent Albaro
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Cantautores y cantamañanas

    Los de mi generación y derivadas, las del baby boom de mitad de los cincuenta. Aquella en la que sobrábamos gente por todas partes, en el instituto, en los futbolines, en las disco y boites, siempre lleno de chicos y chicas, con pantalones de campana y jersey de lana abierto, con bufanda desgarbada y melena larga. Los excedentes de cupo en una mili con listas de abecedario interminables. Los que despertamos romanticotes, escuchando a Roberto Carlos, Demis Roussos, Camilo Sesto, Nino Bravo, Pablo Abrarira y terminamos rebotados, con fidelidad devota a los profetas del nuevo régimen: LLach, Raimon, Al Tall, Bonet, Serrat y demás cuchipanda.

    Me viene todo esto a la memoria, porque creo que me estoy haciendo viejo. Dice el sabio, que uno envejece cuando pierde la capacidad de la sorpresa. Y debe ser cierto porque últimamente, la historia se repite con una fidelidad gráfica. Los acontecimientos son como las fiestas del calendario, van repitiéndose con escrupulosa meticulosidad. Eso sí, cambian los protagonistas aunque no todos. La vuelta a la vida pública por el tema No a la Incineradora, -que dicho sea de paso ha colapsado la vida local, y no es bueno-, pues como digo, uno de sus máximos activistas es Toni Albert, apodado el Ondero. Y digo que parece que el tiempo no ha cambiado, porque en una de sus apariciones por la televisión local, le llegué a anotar en cinco minutos, varias veces la palabra “asamblea”. Como todo buen comunista que se precie, sabe y conoce bien, que las decisiones asamblearias son el centro neurálgico operativo de estos grupos de izquierda.

    Y mira por donde que escuchando al tal Albert me acordé de él y de su hermano Ramón, en paradero desconocido. Y recordé las asambleas en la Pista de mi pueblo en aquel verano de 1976, ya hace treinta y cinco tacos. Entonces molaba ser del PCE, del POUM, y de toda la banda extremista izquierdosa de la época, para luchar contra el sistema franquista. Dicho sea de paso, Franco había muerto tranquilo en su camita el año anterior, mientras los mandamases del régimen, no acababan de aclararse. En aquellas asambleas montadas para organizar la I Setmana de la Joventut, se armaba un guirigay de no te menees, y al final los Albert, siempre convencían a la peña y se llevaban a todos al huerto con su espectacular labia, y sus conocimientos políticos. Sobre todo, a la hora de programar cine forum de películas prohibidas, y de traer a la flor y nata de la subversiva canción protesta.

    Así que la pacífica alcaldía de Eugenio Ponz, se veía alterada por oleadas de indignados de la época, con banderas anarquistas y comunistas, cuatribarradas “senseblau” a la salida de un recital de Ovidi Monllor. Algunos organizadores eran requeridos a declarar por el cuartel, porque otro melenudo con guitarra y menos voz y fama, había dicho un no-se-qué contra la Guardia Civil, habiéndole pasado el parte al teniente comandante de puesto. Y en una incursión con el mini Morris de Paco Miravet el LLuen a Castellón, a la estación de RENFE, para recoger a la cantautora catalana Marina Rosell, y cruzando el puente viejo de hierro del Maria Cristina…la Marina preguntó si la carretera iba a Terol, respondiendo el bueno de Paco -que en gloria esté-, que a Terol no, a Teruel, a Teruel, - dicho con énfasis.. Continuó Marina Rosell preguntando, si en el pueblo había organizaciones en defensa de la cultura del “País”, a lo que Daniel Latorre el Mañet, -hoy famoso por su Reyval Ambient-, le replicó que sí; poniendo por ejemplo a la Asociación de Antiguos Alumnos de la Salle. Todos acojonados por la respuesta inapropiada. Para mondarse de risa con la Rosell, si no fuera por el bocata de calamares que se zampó a cara de perro en el bar de la Pista, antes de actuar con esas gafotas sin las que no veía a dos dalt de un burro.

    La anécdota que es cierta, da una ligera idea de lo inocentes que éramos la mayoría, y lo pícaros de unos pocos. Trufados en triquiñuelas políticas de izquierda clandestina emergente, avezados alumnos del vicariato comunista de Fernando del Rosario, que se casó con la hija de Cañetes, y que según las comadres de la época, pervirtió a toda la juventud. Así que tuvimos algunos, la oportunidad de nadar en las aguas de la izquierda progre y conocer de primera mano su variopinta fauna. También acudimos como no, a recitales de Raimon, Llach, Pi de la Serra, Maria del Mar Bonet, Jaume Sisa, etc…con toda la parafarnalia propia del evento. Señeras, cartelería al uso, corear los estribillos con el mecherito y todo en una liturgia casi religiosa, todito, todo al grito de guerra de: “Amnistía, llibertad y estatut d’Autonomía”. Cada día estoy más convencido, de que la mayoría que pululábamos por allí, no éramos conscientes de lo que estaba aconteciendo. No éramos anti franquistas, sino jóvenes inconformistas y rebeldes, como todos lo han sido y serán por los siglos de los siglos, eso sí, manejados por cuatro listos que se colocaron y medraron años más tarde en política.

    Devoto entre otros temas de “Campanades a mort” de Lluis Llach, buena voz y mejor músico, eran un himno como otras tantas, hasta que un día descubres que es capaz de componer una oda a los terroristas ejecutados por el régimen, y no lo es para componer otra, a las víctimas inocentes de esos terroristas. Conclusión, toda esta banda de gallicantos persigue los mismos fines que ellos, el separatismo y la federación de estados ibéricos. Además han sido capaces de apoyar a la Zeja zapateril y sus desastres sin decir ni mú del paro, la rebaja de pensiones y demás recortes sociales al uso. ¿Dónde están los cantautores ahora?.¿Esperando otro Franco para montar la renova cançó?. Desengañados de ZP, cambian de bando un paso más a la izquierda todavía, oséase, viven como potentados burgueses odiando al capitalismo en el que paradójicamente retozan tan a gusto. Vaya hipocresía tan comodona y lírica.

    Los mismos personajes en escenarios diferentes, otra juventud idealista alterada por un alarmismo, que con razón o sin ella, ha logrado transmutar la vida pública pero no los votos en las elecciones generales. Y menos mal, es la prueba tangible de que casi todos hemos aprendido a desnudar a los charlatanes de feria. Y que tanto ayer en la Pista, como hoy en cómodos locales, siguen con sus asambleas encandilando a incautos de buena fe. Yo me veo en ellos reflejado, tenía dieciocho años y un montón de retos por delante. Al final y parafraseando a mi abuelo en su sentencia favorita: “La provessó es llarga, i el ciri curt”, debo admitir que en aquellas algaradas me lo pasé bien, y aprendí mucho. Sobre todo a no creer los cantos de sirena de apocalípticos profetas, que se travisten por cuatro perras. Aún y así, decepcionado de los cantautores que debieron entonar no l’Estaca, sino l’Estaquirot hace cuatro años; de muchos políticos que traicionaron su mensaje a conveniencia, sigo esperanzado en los nuevos tiempos que vienen. Duros y difíciles. Pero los retos siempre tienen algo de épico y trascendental. Y es que al final, muy a pesar de los desengaños de la vida, no se acaba de perder la esperanza ni la capacidad de sorpresa. Con canas sí y vejez también, pero física. Todavía quedan ideales y arrestos en el espíritu, para defender la calidad de vida de nuestro maltrecho entorno, cautivo hoy de negros presagios y humos contaminados. Sin espavientos pero con decidida sensatez, también se puede luchar con eficacia.

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    comentaris 14 comentaris
    Vicent Albaro
    Vicent Albaro
    12/12/2011 06:12
    Llibertat d'expressió.

    Clar que si Lledó, clar que si...No a la Incineradora.

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