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Cuando el fuego se apaga pero el trabajo no cesa: así actúan los bomberos para evitar rebrotes tras un incendio forestal

Cuando el fuego se apaga pero el trabajo no cesa: así actúan los bomberos para evitar rebrotes tras un incendio forestal
  • Los incendios de Ibi y Villena, ya controlados, siguen siendo objeto de vigilancia activa por parte de los bomberos, que aplican técnicas de refresco y prevención para evitar reactivaciones

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Cuando el fuego se apaga pero el trabajo no cesa: así actúan los bomberos para evitar rebrotes tras un incendio forestal - (foto 2)

Aunque las llamas ya no se ven desde la carretera y el humo ha desaparecido del horizonte, los incendios forestales de Ibi y Villena no se han extinguido por completo. Lo que para muchos puede parecer el final de la emergencia es, en realidad, el inicio de una fase muy importante: las tareas de vigilancia, refresco del terreno y control del fuego subterráneo. Un trabajo menos visible pero absolutamente imprescindible para cerrar el ciclo de una emergencia forestal de forma segura.

El pasado lunes 21 de julio, los servicios de emergencia declararon controlado el incendio forestal de Ibi, tras días de intensos esfuerzos de extinción. Lo mismo ha ocurrido con el incendio declarado en Villena. Sin embargo, desde el Consorcio Provincial de Bomberos de Alicante se insiste en la importancia de no bajar la guardia.

“Seguimos trabajando en incendio forestal de Ibi refrescando la zona. Aplicamos agua a la raíz del árbol, una de las tareas que se hacen antes de poder dar por extinguido un incendio forestal, buscando evitar que el calor dañe al árbol y evitar el fuego subterráneo”, publican en un reciente mensaje en la red social X, acompañado de un vídeo explicativo.

La prioridad en esta fase no es ya apagar llamas, sino localizar puntos calientes que aún conservan altas temperaturas bajo la superficie. En zonas con abundante vegetación, raíces profundas o acumulación de materia orgánica, es posible que subsistan focos incandescentes invisibles a simple vista. Estas brasas pueden reactivarse si se dan las condiciones adecuadas de viento, sequedad o contacto con oxígeno.

Por ello, los equipos de extinción aplican agua de forma muy localizada en las bases de los árboles, donde las raíces pueden conservar calor durante más tiempo. También revisan manualmente el terreno, detectando con cámaras térmicas o mediante observación directa zonas susceptibles de rebrote.

Esta fase, conocida como fase de liquidación o vigilancia activa, puede prolongarse durante varios días o incluso semanas, dependiendo de las condiciones meteorológicas y del tipo de vegetación quemada.

Además de evitar la reactivación del fuego, las labores posteriores cumplen otra función clave: proteger la capacidad de recuperación del ecosistema. El calor acumulado en el subsuelo puede afectar a las raíces de árboles que no llegaron a arder por completo, debilitándolos o incluso causándoles la muerte. Aplicar agua en la base de los troncos contribuye a reducir la temperatura y minimizar daños a largo plazo.

Del mismo modo, el seguimiento posterior permite detectar problemas secundarios derivados del incendio, como desprendimientos de tierra, pérdida de cubierta vegetal o riesgo de plagas e infecciones, que suelen aparecer en las semanas posteriores a la emergencia.

En muchos casos, este trabajo también sirve de base para que equipos de medio ambiente puedan planificar acciones de restauración o reforestación, y evaluar el impacto real sobre la biodiversidad local.

Una tarea exigente

Las imágenes más espectaculares de un incendio forestal suelen corresponder a su fase más dramática: columnas de humo, medios aéreos descargando agua, bomberos abriéndose paso entre las llamas. Pero la parte que sigue después es igual de importante y requiere de una alta especialización técnica, experiencia sobre el terreno y, sobre todo, constancia.

El trabajo de prevención tras un incendio no tiene el mismo impacto visual, pero es lo que marca la diferencia entre un incendio sofocado y uno realmente extinguido. Es, en definitiva, una inversión en la seguridad del entorno, la salud del ecosistema y la tranquilidad de la población.

Más de 190 emergencias en una semana

Según informan los bomberos del Consorcio Provincial, durante la última semana se han atendido hasta 198 emergencias, con especial atención a los incendios de Ibi y Villena. Aunque ya no requieren medios aéreos ni un despliegue de grandes columnas de efectivos, estos incendios aún no pueden darse por extinguidos.

Esta declaración pone de relieve el esfuerzo prolongado que implica un incendio forestal de grandes dimensiones, y cómo su impacto va mucho más allá de los días en que arde a cielo abierto.

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