Recuperan doce partituras de dos compositores alicantinos del s. XVIII
Nicolás y Antonio Ximénez publicaron sus obras en Londres y París, pero su música apenas ha tenido difusión en los últimos 200 años
El experto Miguel Ángel Picó ha llevado a cabo la edición
Joaquín Nicolás (Alicante, 1742-ca. 1791) y Antonio (Alicante, 1751-1826) pertenecían a una familia de músicos de cuatro generaciones de instrumentistas de iglesia.
Las obras que ahora se recuperan son seis sonatas para violín y bajo del primero y tres tríos para guitarra, violín y bajo, así como tres sonatas para violín y bajo del segundo de ellos.
El violinista y compositor Joaquín Nicolás tuvo una vida muy itinerante y llena de éxitos, aunque apenas dejó huella en la historia musical española.
Joaquín Nicolás estuvo ligado desde sus primeros pasos musicales a la capilla de San Nicolás de Alicante, donde suplió las ausencias del primer y segundo violinista, y ocupó este último puesto.
Posteriormente se trasladó a Londres, donde por aquella época residían Johann Sebastian Bach y Carl Friedrich Abel, entre otros destacados compositores.
En esa ciudad la prestigiosa imprenta Welcker, que gozaba de gran prestigio, publicó su obra hacia 1772, que el compositor dedicó al duque de Sandwich, embajador británico en Madrid al que probablamente conoció en Alicante.
El músico dio diversos conciertos en los auditorios más prestigiosos, entre ellos los Oratorios Reales en calidad de primer violinista, aunque apenas se sabe nada de la difusión de sus obras.
Al regresar a Alicante en 1786 ocupó de forma interina el puesto de maestro de capilla en la Colegiata de San Nicolás, aunque dimitió poco después, entre otras razones por las disputas con su hermano. Las últimas noticias lo sitúan en Barcelona y Valencia, ciudad esta última donde dio, en 1791, un concierto en la calle Caballeros.
El responsable de la edición de esta colección de partituras publicada por el IVM y Tritó, Miguel Ángel Picó afirma que el estilo de Joaquín Nicolás, "vinculado con la Escuela de Mannheim, hace gala de la máxima perfección clásica y que sigue los patrones más empleados en la época: sonata, lied, minueto y rondó".
Por lo que se refiere al violinista, compositor y docente Antonio Ximénez, compatibilizó su puesto en la capilla con la enseñanza de diversos instrumentos y con la composición de música de cámara, agradable y fácil de interpretar, para intérpretes diletantes.
Dada la deficiente situación de la impresión de partituras en España, publicó en París, alrededor de 1789, sus tres sonatas par violín, obras que, según las crónicas de entonces, tuvieron un éxito notable, aunque también publicó en Madrid cuatro tríos para guitarra, violín y bajo.
Para completar sus ingresos, también participó en representaciones operísticas de una compañía italiana de gira por España, actividad que le proporcionó fama, hasta el punto de ser fichado en la corte de Carlos III, con su ingreso en los Reales Sitios.
Al cerrar ese teatro, volvió a su ciudad natal, donde ocupó de nuevo la plaza primer violinista de la capilla.
Las composiciones de Antonio, de textura muy clara, "siguen el estilo clásico y se relacionan con lo que se estaba produciendo en el ámbito centroeuropeo. El autor concentra todo su interés melódico en el violín, mientras que el acompañamiento, concebido como mero sostén, está menos elaborado", explica Picó.
Miguel Ángel Picó
El musicólogo, pianista, compositor y docente Miguel Ángel Picó Pascual (Alcoy, 1964) ha estudiado el Conservatorio Superior y en la Universidad de Valencia, institución esta última donde se doctoró con la tesis El padre Antonio Eximeno y Pujades (1729-1808) y su aportación a la música.
Posteriormente realizó estudios de perfeccionamiento en el Conservatorio Superior de Luxemburgo y en la Academia F. Liszt de Budapest.
Compagina la investigación, centrada especialmente en la música alicantina y de la Comunidad Valenciana en general, con la creación, la interpretación y la docencia.
