La ruina del ocio nocturno de Valencia: “No salimos de esta”
“Mi hija es sanitaria, hemos pasado el coronavirus en casa y somos los primeros interesados en evitar más contagios. Pero necesitamos trabajar o nuestro negocio familiar cerrará tras más de 38 años”.
“Necesitamos trabajar. Llevamos 38 años en este negocio familiar y no queremos lucrarnos sino poder levantar la persiana para poder vivir. Y entendemos que la situación sanitaria es complicada, somos los primeros que lo hemos sufrido porque nuestra hija es sanitaria y hemos padecido todos en casa el coronavirus. Ahora mismo estamos tirando de ahorros pero si seguimos así nos va a tocar cerrar, y pronto”.
Es el desgarrador testimonio de Charo y Luis. Este matrimonio tiene un pub en la plaza Xúquer de Valencia y desde que estalló la crisis de la pandemia y se decretó el estado de alarma no han podido reabrir. Lamentan que tienen licencia de pub, aunque abren de cuatro de la tarde hasta medianoche y que, por ese motivo, no están pudiendo abrir ni siquiera como cafetería.
También Óscar, dueño de una discoteca en Valencia, nos contaba que cada vez ve más complicada la situación. Tras ocho meses sin facturar, los bancos les cierran las puertas y tienen a mucha gente en ERTE a la que no saben si podrán seguir contratando, ya que el futuro es negro y temen tener que cerrar.
Como ellos, decenas de empresarios y representantes de las pymes del ocio nocturno de Valencia se han manifestado frente a las puertas de la Generalitat para reclamar fórmulas que permitan su reapertura.
Denuncian caídas de la facturación de hasta el 70%: “Necesitamos ayudas económicas. Resulta inconcebible que sigan sin apoyarnos cuando se ha demostrado que el ocio nocturno no es un foco de contagios”, ha lamentado Vicente Pizcueta, empresario y portavoz de la Coordinadora de la Hostelería de los Barrios de Valencia, promotor de la manifestación.
Entre las propuestas que plantean es poder reabrir sus locales durante el día convirtiéndolos en bares y cafeterías, y pudiendo utilizar las terrazas que muchos de estos establecimientos tienen autorizadas. Otros planteamientos pasan porque los locales de ocio puedan desarrollar y ofrecer contenidos culturales con servicio de bar atendido en mesas y la posibilidad de utilizar las terrazas, que muchos de estos establecimientos tienen autorizadas, pero sobre las que también se aplican criterios restrictivos al prohibirque puedan hacer uso de ellas.
En definitiva, la llave de su negocio la tiene ahora mismo la Generalitat. Y así lo han querido ejemplificar lanzando las llaves de sus negocios al suelo, frente a la puerta principal del Palau. Con esta acción han manifestado su “desesperación” ante el duro golpe económico y moral.
Y el golpe podría dejar a más de 2.000 empresas del ocio cerradas antes de que acabe el año: “Tienen para sobrevivir hasta diciembre tirando de ahorros pero muchas de ellas no llegarán ni a diciembre”. Y todo esto con la posibilidad, desgraciadamente cada vez más probable, de que se cierren incluso la restauración, como ya ha dejado entrever esta mañana la vicepresidenta de la Generalitat, Mónica Oltra.
