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Piden que se establezca un régimen de visitas regulado en el refugio antiaéreo del IES Lluís Vives

Piden que se establezca un régimen de visitas regulado en el refugio antiaéreo del IES Lluís Vives
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    Piden que se establezca un régimen de visitas regulado en el refugio antiaéreo del IES Lluís Vives - (foto 2)

    El refugio antiaéreo conservado bajo el patio del instituto Lluís Vives, en el barrio de Sant Francesc, es uno de los mayores de la ciudad y uno de los más interesantes, al seguir el modelo abovedado, como se solía hacer en los centros escolares, pero no tiene establecido un régimen de visitas regulado.

    El refugio, de titularidad pública y protegido como Bien de Relevancia Local (BRL), estaba bastante deteriorado pero el propio instituto lo rehabilitó hace unos años, enluciendo y pintando las paredes, y ahora está en perfecto estado. Además, instalaron un nuevo sistema de iluminación. Es uno de los pocos que está habilitado para que se pueda visitar, “por lo que lo más conveniente es que el refugio mejor conservado e impresionante de la ciudad tenga un régimen de visitas regulado con un horario establecido para su visita”, defiende Círculo por la Defensa y Difusión del Patrimonio. El centro permite la visita previa concertación telefónica, pero no pueden hacerlo aquellas empresas que cobran por realizar sus rutas.

    Por todo ello, desde la asociación piden que se inicien reuniones entre la Conselleria de Educación, Investigación, Cultura y Deportes, y la junta directiva del instituto, para que estudien y encuentren la mejor fórmula para establecer un régimen de visitas regulado, con un horario para que la gente no tenga que reservar, y gestionado por personal como se hace en otros monumentos, de tal forma que la ciudadanía “pueda conocer con facilidad una de las joyas del patrimonio histórico de la  Valencia de los años treinta”. Obviamente, la apertura del refugio “no debe alterar el día a día de los estudiantes”, por lo que proponen que se abra durante el fin de semana, que es cuando la gente aprovecha para visitar monumentos y museos. El acceso al refugio se realiza desde una entrada situada en el patio, cerca de la valla, no desde el interior del edificio, “hecho que facilita su apertura al público general”, afirman.

    Así pues, el colectivo, que durante la pasada legislatura reclamó la rehabilitación del refugio de la calle Serranos y de l´Espasa, insta a la Conselleria a establecer un régimen de visitas para “hacer posible su adecuado conocimiento y difusión pública”, complementado con visitas guiadas y una exposición permanente para explicar todo lo relacionado con los refugios, su construcción y su funcionamiento, proponen.

    Destacan que otras ciudades han apostado por recuperar estos espacios como reclamo turístico y lugares de la memoria, al musealizarlos y abrirlos al público para su visita. Según este colectivo, tanto el refugio del IES Lluís Vives como el de la calle Serranos son adecuados para habilitarlos como Centro de Interpretación de los refugios antiaéreos ya que son representativos y se ubican en un entorno céntrico y turístico. De hecho, la ficha del Catálogo de Bienes y Espacios Protegidos ya propone un uso “museístico-educativo” para estos espacios. El del Lluís Vives es “lo suficientemente grande como para que algunas galerías alberguen una exposición permanente donde se explique los refugios y el contexto histórico de la guerra en Valencia”, proponen. Además, se podría  organizar actividades culturales para dinamizarlo. “Cualquier espacio ganado para fines culturales y turísticos es positivo”, además de que “su puesta en valor serviría también como un recordatorio de su importancia en la salvación de muchas personas durante la guerra”, concluyen.

    Durante la Guerra Civil, Valencia sufrió una gran cantidad de bombardeos, sobre todo desde que se convirtió en la sede del Gobierno de la II República. Se calcula que la aviación italiana y alemana la atacaron en 442 ocasiones. Para proteger a la población civil de los dramáticos efectos ocasionados por los ataques aéreos, el Gobierno republicano se esforzó en la construcción de refugios antiaéreos subterráneos. El organismo encargado, la Junta de Defensa Pasiva, construyó muchos refugios en los patios y jardines de los centros escolares, como el Grupo Escolar Balmes o el Lluís Vives, que podía albergar unos mil estudiantes. Cuando sonaban las sirenas, niños y profesores bajaban al refugio. Esta impresionante construcción de planta rectangular está formada por cuatro galerías con bóvedas de medio cañón atravesadas por pasillos perpendiculares que las comunican.

     

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