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La Generalitat restaura tres cuadros de la catedral de Valencia

    La subdirectora del Instituto Valenciano de Conservación y Restauración (IVC+R), Gemma Contreras, el director del Museo Catedralicio, Jaime Sancho y el deán de la catedral de Valencia, Emilio Aliaga, han presentado la restauración de tres obras de la catedral de Valencia, intervenidas por la Generalitat a través del IVC+R.

    Las obras intervenidas por el IVC+R son un óleo sobre tabla del siglo XVI, que representa a san Pablo, de autor anónimo; una tabla gótica pintada al óleo, anónima, si bien ha sido atribuida por algunos autores a Marçal de Sax, en la que se representa un Descendimiento de Cristo de la Cruz; y, finalmente, un lienzo pintado al óleo que representa a 'san Vicente Ferrer, obra anónima de mediados del siglo XVIII.

    De las tres obras la más interesante desde el punto de vista de su restauración es la tabla de san Pablo. Esta obra debía proceder de un retablo renacentista de grandes dimensiones, a juzgar por los restos de la tracería decorativa y por el mechón de ensamblaje, que aún se pueden apreciar en la parte superior de la tabla, y su ubicación en el mismo debió ser alta, por el ángulo de visión de la perspectiva del personaje.

    Cuando esta obra llegó al Institut Valencià de Conservació i Restauració para su investigación y restauración, ofrecía un estado muy precario de conservación, en el que eran evidentes los síntomas de haber sufrido las altas temperaturas provocadas por el incendio de la catedral y el palacio arzobispal en 1936. Los daños físicos provocados por el calor se hacían evidentes, tanto en la superficie pictórica como en la estructura interna de la obra. Estos quedaban reflejados en ampollas de distintas dimensiones generalizadas por toda la superficie pictórica, alteraciones morfológicas que han derivado en cambios irreversibles de la estructura interna y la alteración de los pigmentos, mientras que en el soporte de madera se apreciaba una carbonización superficial y la deshidratación masiva de este.

    El primer paso para la restauración de esta obra fue la realización de una serie de estudios científicos consistentes en radiografías, análisis de materiales e identificación de la madera del soporte, digitalización en 3D, estudios fotográficos con iluminación ultravioleta y RTI. Una vez se tuvieron los resultados de estos estudios, en los que además se comprobó que la tabla ya había sido intervenida anteriormente en diferentes momentos, se diseñó el proyecto de intervención de esta obra, que ha durado varios años.

    La tabla del Descendimiento de Cristo de la Cruz es posiblemente una de las obras más antiguas que posee la catedral de Valencia. Esta obra también había sufrido alteraciones del color por las altas temperaturas del incendio de 1936, que también había generado pequeñas ampollas en la preparación y estrato pictórico, con micro pérdidas de dicho estrato, así como barridos y abrasiones del color por limpiezas inadecuadas en intervenciones anteriores, además de repintes y barnices oxidados que enmascaraban y ocultaban parte de la pintura original, que se ha podido recuperar ahora tras la realización de los estudios científicos previos (radiografía, análisis de materiales y documentación fotográfica ultravioleta e infrarroja) y la intervención. La restauración ha consistido en la consolidación del estrato pictórico, limpieza físico química de la película pictórica y eliminación de barnices oxidados, estucado de lagunas y barnizado final.

    El lienzo de san Vicente Ferrer llegó al Institut Valencià de Conservació i Restauració con un formato cuadrangular y con una serie de aditamentos que hacían inverosímil la lectura correcta de la obra. Tras un profundo estudio de la pintura y la eliminación de los añadidos no originales, se pudo comprobar que se trataba de un lienzo con un perfil mixtilíneo, que se recuperó con la restauración de la obra, lo que permitió poder dilucidar sobre su posible procedencia, concretamente el ático de un retablo barroco o rococó de mediados del siglo XVIII.

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