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Jorge Cardona: «En el litigio estratégico no trabajamos con clientes, sino con víctimas, y no podemos utilizarlas para conseguir un cambio social»

Jorge Cardona: «En el litigio estratégico no trabajamos con clientes, sino con víctimas, y no podemos utilizarlas para conseguir un cambio social»
  • Primera jornada del curso «Litigio estratégico en materia de Derechos Humanos» de la Universidad de Verano 2021 de la UJI

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La Universitat Jaume I ha abierto hoy miércoles 30 de junio en el Hotel Termas Marinas El Palasiet el tercer curso de la Universidad de Verano 2021, con el título «Litigio estratégico en materia de Derechos Humanos». La vicerrectora de Cultura y Extensión Universitaria, Carmen Lázaro, y el catedrático de Derecho Internacional de la Universitat de València y director del curso, Jorge Cardona, han inaugurado el curso junto con el concejal de Urbanismo de Benicasim, Carlos Díaz.

Jorge Cardona, doctor honoris causa por la UJI, ha ofrecido la conferencia inaugural en la que ha explicado que el litigio estratégico es un instrumento para realizar cambios sociales, «se trata de utilizar un caso para poder incidir en un todo un grupo y cambiar la legislación, la jurisprudencia o las políticas públicas consiguiendo una conciencia colectiva y reparando a las víctimas». En este sentido, ha señalado que el litigio estratégico tiene que ir acompañado de otros elementos para poder provocar ese cambio como movilizaciones sociales o medios de opinión pública.

El catedrático ha incidido en que uno de los puntos fundamentales en el litigio estratégico es definir bien los objetivos para poder actuar de forma más efectiva, por ejemplo, generar debate social para que se priorice un tema en la agenda pública, modificar leyes, que se reconozca la dignidad de las víctimas, garantizar la reparación a las víctimas, o que los violadores de derechos humanos asuman la responsabilidad en marcos donde hay impunidad, entre otros.

Cardona ha explicado que el primer paso es analizar si el caso es de interés público y cómo puede afectar a una dinámica social o política específica. Después, habría que seleccionar los casos que tengan defectos estructurales en función de los objetivos establecidos y ver la factibilidad de acudir a instancias internacionales cuando se agoten los recursos internos. Además, ha destacado la importancia de reflexionar sobre cuáles pueden ser las consecuencias tanto de ganar como de perder, así como plantearse las condiciones de la víctima, su capacidad económica, moral y psíquica para afrontar el proceso, que suele ser muy largo. «Cuando hablamos de litigio estratégico no hablamos de clientes, sino que trabajamos con víctimas. No podemos utilizarlas y revictimizarlas para conseguir un cambio social. Tenemos que ser claros y tienen que saber los riesgos porque estamos trabajando con personas», ha afirmado.

En cuanto a plantearse acudir a un órgano internacional, ha explicado que hay dos alternativas: realizar una demanda individual en el supuesto de que se hayan agotado todos los recursos internos o pedir una investigación del Estado si existen violaciones sistemáticas.

En el caso de la demanda individual, el catedrático ha incidido en la importancia de elegir cuál es la instancia que encaja mejor con los objetivos que se persiguen porque en principio son incompatibles entre ellas. Para ello, ha explicado que hay que estudiar bien el derecho sustantivo de cada uno de los tratados para ver cuál recoge mejor las violaciones de derechos del caso, analizar casos de jurisprudencia y otros actos emanados de ese órgano, determinar la condición clave de las violaciones para acudir al órgano que vaya a entender mejor la causa de la violación o tener en cuenta quién compone el órgano y el pensamiento de sus miembros, entre otras cuestiones.

No obstante, Cardona ha apuntado que «se tiene que tener presente que la justicia internacional no es una cuarta instancia. Solo se comprobará si se ha violado o no un tratado pero no revisarán la sentencia. Además, la justicia internacional es una justicia rogada, es decir, no nos dará nada que no pidamos». En esta línea, ha añadido que es importante que la litigación interna tenga ya una visión estratégica internacional y, por lo tanto, es fundamental utilizar desde el principio los tratados internacionales en la argumentación y agotar todos los recursos internos en los argumentos que se vayan a utilizar en la vía internacional. «Una vez agotados los recursos internos, tenemos que argumentar al órgano las causas estructurales que han llevado a la violación para conseguir cambiar la ley, la política o el objetivo que perseguimos y solicitar las medidas que queremos que se apliquen», ha apuntado.

Finalmente, ha incidido en que el abordaje internacional no es igual al derecho interno y hay que conocer bien las diferencias. «El sueño que buscamos es no tener que acudir a instancias internacionales de garantía de los derechos humanos pero, desgraciadamente, estamos lejos de ese sueño y, por eso, es necesario conocer a fondo el derecho internacional, para no cometer el error de litigar con mentalidad de derecho interno».

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