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Estos son los monumentos de Castellón en riesgo de desaparecer

Estos son los monumentos de Castellón en riesgo de desaparecer
  • La provincia sumó en el último año un edificio más a la Lista Roja de patrimonio en peligro

El patrimonio de la provincia de Castellón es interminable y se extiende a lo ancho y largo de su territorio, por el que han pasado infinidad de culturas, desde los árabes a los romanos pasando por los fenicios o los íberos.

Un patrimonio extenso que no siempre está en las mejores condiciones. A esto se dedica la asociación Hispania Nostra, creadora de la Lista Roja del Patrimonio, que recoge más de un millar de monumentos en toda España que se encuentran sometidos a riesgo de desaparición, destrucción o alteración esencial de sus valores.

En el caso de Castellón se encuentran en esta situación 5 edificios de la provincia, según explica la representante de la asociación en la Comunitat Valenciana, Raquel Álvarez, a elperiodic.com. Una lista en la que encontramos fortificaciones como castillos o poblados amurallados y patrimonio religioso como ermitas e iglesias.

“La provincia de Castellón es la que menos patrimonio tiene en la lista roja de las tres provincias valencianas”, explica Álvarez. De hecho, incluso tres de los edificios que engrosaban las filas de la lista roja han pasado en los últimos años a la lista verde al considerarse que su situación ha mejorado.

Así, indica que “es la provincia de Castellón en la que estadísticamente más elementos patrimoniales han pasado a lista verde y además no cuenta ningún edificio en la lista negra, que indica la máxima preocupación”.

Sin embargo, no todo es positivo, ya que en el último año la provincia ha sumado un nuevo elemento en peligro a su lista roja: se trata de la ermita de Santa Bárbara de Onda, incorporada a finales del pasado 2021.

Santa Bárbara de Onda

Esta ermita del siglo XVI está situada en un lugar con vistas privilegiadas a toda la Plana: en lo alto de un cerro a los pies de la Serra Espadà. El edificio, junto al monte Montí, inició su decadencia el 20 de agosto de 1836, cuando fue incendiada durante las guerras carlistas.

A partir de ese momento, la ruina ha ido en aumento hasta el día de hoy, cuando peligra su estructura. Del interior solo quedan restos del pavimento de barro cocido, de las pilastras de los muros y de la cornisa, pero está totalmente expoliado y sin techos.


El Castillo de Montornés (Benicàssim)

Edificado por los árabes sobre el siglo X, fue una estratégica fortaleza para la defensa de toda la zona por las buenas vistas al mar. El Cid la conquistó en el año 1094 y Jaume I la reconquistó definitivamente en el año 1233.

En sus tiempos fue gran castillo, aunque en estos momentos solo quedan parte de los lienzos de las murallas, de aljibes y dependencias y dos de sus torres vigía. Una de ellas, cuadrada, mira hacia el valle de Miravet, la otra es, cilíndrica, vigila el Mediterráneo desde este punto elevado del Desert de les Palmes.

El edificio está en proceso de desmoronamiento pese a que está protegido desde 1949 y en 2019 fue adquirido por la Generalitat por 1’8 millones de euros para ponerlo en valor, aunque de momento no ha habido actuaciones.


Ermita del Calvario de Canet lo Roig (última retirada de la lista)

Situada entre Canet lo Roig y La Jana, es un importante ejemplo de la arquitectura barroca valenciana del siglo XVIII. Consta de una cúpula central poligonal con un ábside exterior también poligonal. Aún conserva en el interior sus pinturas y un retablo de gran valor influencias italianas.

Pese al valor de este edificio, un referente del barroco, la ermita estaba abandonada y parte de ella se había hundido. De hecho, presenta una gran grieta que crecía con el tiempo, por lo que continuamente se producían desprendimientos. Además, ha sufrido el vandalismo y pintadas. Finalmente, en el verano de 2022 se pudo restaurar y salvar el edificio, que pasó a la lista verde.


El Castillo de Azuébar

El origen de la población de Azuébar está en este castillo musulmán, levantado en el siglo XII como consecuencia de la expansión de la influencia de la plaza fuerte de Segorbe. Un castillo que ha soportado el paso de los siglos hasta que el temporal Gloria de 2020 lo derribó.

Así, aunque conserva partes importantes de su muralla, de torres y de un aljibe, el conjunto BIC se encuentra completamente desmoronado. Eso sí, tras el temporal el Ayuntamiento ha iniciado los trabajos para consolidar el edificio y redactar un Plan Director para ponerlo en valor.


Recinto amurallado de Torralba del Pinar

Este era el primer amurallamiento medieval de la población, una fortificación circular con una sólida muralla árabe y una torre central. Se edificó en esta ubicación para controlar los caminos más frecuentados del valle del río Mijares.

Lamentablemente, parte de las murallas han sido demolidas al derribar recientemente algunas de las viviendas que se apoyaban sobre los lienzos de la fortificación. Además, la torre fue desmontada para levantar con sus sillares la iglesia nueva en el siglo XVII.


 En el lado contrario de la balanza encontramos los edificios de la lista verde, aquellos que estaban en una situación ruinosa pero que, tras las actuaciones pertinentes, ya se encuentran a salvo. En Castellón encontramos tres edificios que han logrado salir de la lista roja: La Cartuja de Vall de Cristo de Altura, la Iglesia de la Purísima Concepción de La Vall de Almonacid y el Castillo de Almonecir.


69 bienes en toda la Comunitat Valenciana

Si nos fijamos en todo el territorio de la Comunitat Valenciana a fnales de 2021 había hasta 69 monumentos catalogados por Hispania Nostra. Además de los 8 de Castellón, sumaban unos 20 en Alicante y otros 41 en Valencia.

Desde la asociación destacan que “ha habido muchas inclusiones en 2021, sobre todo en los últimos meses del año, hasta sumar 19, entre ellas el Pantalán de Sagunto, el Molí dels Frares del barrio valenciano de Campanar, la Casa Grande de Tóveda Baja en el rincón de Ademuz o algunos lienzos de las murallas de Valencia”. La última, la ermita de San Antonio de Xàtiva.

Sin embargo, Álvarez explica que “este crecimiento de la lista roja puede ser una buena señal, porque puede significar que cada vez la gente tiene más conciencia de su patrimonio y de que el patrimonio es de todos”. “Esto es es positivo y además muestra que la gente está indagando en su propio entorno”, añade Álvarez.

¿Cómo funciona la lista roja?

Según explica Álvarez, “son los vecinos, asociaciones o particulares los que se ponen en contacto con Hispania Nostra para avisar de que conocen edificios en riesgo de desaparición o de perder sus valores esenciales”. “Tras el aviso, el comité científico de la asociación comprueba el estado del edificio y realiza los estudios para catalogarlo en sus listas, si es el caso”, indica la responsable.

“El objetivo es concienciar, poner el foco y que así se puedan conseguir ayudas o poner en marcha procesos de rehabilitación para que el patrimonio se salve y perdure en el tiempo”, explica. Además, en este sentido la asociación ha habilitado una plataforma de micromecenazgo, para colaborar en la protección de algunos monumentos. “Debemos conservar estos edificios para que perduren para las próximas generaciones”, añade.

 

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