El Serrano acoge el proyecto "Encara hi ha algú al bosc"
Llega a nuestra ciudad el proyecto Todavía hay alguien en el bosque de la mi de Cultura y Conflicto. Este equipo multidisciplinar que cree en la cultura como motor de diálogo y de reflexión y como herramienta de transformación social.
“Me lo mataron todo menos la alma”
Pasó en el coro de Europa, a dos horas de avión, mientras aquí disfrutábamos del Olimpiada y del Expo, la televisión mezclaba imágenes de entrega de medallas en Barcelona, acontecimientos a Sevilla e imágenes de los campos de concentración en Bosnia y Herzegovina. Hace tres décadas de aquella guerra, donde entre 25.000 y 50.000 niñas y mujeres fueron violadas como estrategia de limpieza étnica. Los focos y las cámaras ya no están, pero, ha acabado la guerra para las supervivientes y por los hijos e hijas nacidas de aquellas violaciones?
Las tres partes del proyecto estarán al Teatro Serrano: la obra de teatro, el documental y la instalación fotográfica. El documental, dirigido por Erol Ileri y Teresa Turiera-Puigbò se emitirá el jueves 26 a las 19 horas con presencia del director y de la periodista Ánimo Kucukalić. La obra de teatro, dirigida por Joan Arqué Solà y protagonizada por Ariadna Gil, Montse Esteve, Òscar Muñoz, Magda Puig, Judit Farrés, Pep Pascual y Eloi Ileri, se representará el viernes 27 a las 20 horas.
El viernes 13 comenzamos el proyecto con la instalación que se ha ubicado en la fachada y entrada del Serrano y que estará hasta el domingo 29.
Los plafones con fotografías y textos en primera persona sitúan a los visitantes en la guerra de Bosnia, la declaración de violación como crimen de guerra por primera vez por parte de la justicia internacional, y el testigo actual de las supervivientes. En otro plano, fotografías en lonas de gran formato muestran la valentía y la determinación de las protagonistas, acompañadas de sábanas blancas en homenaje a los miles de mujeres que no sobrevivieron o a las que, todavía avuí, lo viven en silencio. Las sábanas recuerdan también las teles que los vecinos de Sarajevo colgaban a los cruces de la ciudad para dificultar la visión de los francotiradores.