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Valencia está de moda: los extranjeros se lanzan a la compra de viviendas en la capital

Valencia está de moda: los extranjeros se lanzan a la compra de viviendas en la capital
  • La oferta de venta y alquiler de vivienda es tan escasa que se necesita obra nueva para absorber toda la demanda existente en estos momentos

Valencia está de moda. Es una ciudad muy atractiva para ir a vivir, con las ventajas de las grandes ciudades como Barcelona o Madrid en cuanto a servicios, pero sin los precios tan descaradamente disparados. Es lo que refleja el último informe del mercado inmobiliario 2022-23 elaborado por Engel & Völkers que se ha dado a conocer hoy y que muestra cómo el 48% de las compra-ventas y alquileres son de extranjeros

Valencia está en el mapa internacional, se ha incrementado nuestro cliente extranjero un 15% respecto al año pasado y en algunos puntos de la Costa Blanca representa ya el 90% de nuestros cartera”, tal y como explica Miguel Ángel Cantos, director de Engel & Völkers Valencia. El perfil del cliente extranjero es amplio, por un lado europeos (principalmente alemanes, franceses) y ahora también estadounidenses que invierten comprando una vivienda para alquilarla a media y larga estancia cuando no están.

Pero también, desde que terminó la pandemia hay muchos extranjeros que están eligiendo vivir en Valencia mientras teletrabajan para importantes multinacionales: “Hablamos de familias que están comprando vivienda cerca de colegios bilingües para llevar a sus hijos”, han explicado en rueda de prensa.

Lo cierto es que la demanda se ha disparado y no hay oferta, se necesita obra nueva: “El alquiler ha subido un 17% y vemos que hay mucha demanda y poca oferta. Cada mes nos entran 2.000 clientes nuevos a los que no podemos ofrecerles una oferta porque no existe”. 

Este tensionamiento ha desbocado el coste de los alquileres en Valencia hasta niveles históricos y donde únicamente cuatro distritos han logrado mantener su precio por debajo de los 10 euros/m2: Patraix, Rascaña, La Saïdia y L’Olivereta. Por el contrario, otros cuatro escalan por encima de los 15 euros/m2, con Extramurs, Poblados Marítimos, Ciutat Vella y Algirós, a la cabeza, seguidos muy de cerca por Poblados del Sur y Eixample. 

Tipos de interés

Y es que la presión que ejerce una demanda creciente frente a una oferta cada vez más escasa ha puesto contra las cuerdas al mercado de alquiler, más aún en un contexto donde la subida de los tipos de interés dificulta el acceso a la compra de vivienda. 

De hecho, esta nueva situación bancaria ya está afectando a algunos compradores que no reciben el visto bueno del banco a la hora de firmar una hipoteca y la transacción se rompe: “Se están cayendo cierres, por ejemplo en el caso de una casa de 300.000 euros, la hipoteca no llega y han de bajar el tope a una asa de 200.000 euros”.

¿Dónde es más caro comprar en Valencia?

El análisis detallado en los 19 distritos de Valencia muestra que los precios medios más elevados siguen concentrándose en el centro y el casco histórico, donde la oferta de vivienda es mucho menor y se superan con holgura los 2.500 euros/m2. El coste medio de las operaciones gestionadas por la inmobiliaria en Eixample apenas ha registrado cambios en 2022 al mantenerse ligeramente por encima de los 3.100 euros/m2. No obstante, ha realizado en este distrito transacciones que han superado los 7.000 euros/m2, mientras que en Ciutat Vella, Benimaclet y Extramurs ha cerrado algunas por encima de los 5.000 euros/m2. 

Las perspectivas son buenas

2022 fue un año histórico y se espera que este 2023 también lo sea: “En 2022 hicimos 1.300 operaciones en Valencia entre ventas y alquileres y esperamos que este año sea también bueno. Cuesta cerrar ofertas, eso sí, y el alquiler sigue al alza sin frenos, mientras que en obra nueva está todo vendido”, reflexiona Miguel Ángel Cantos.

Como dato interesante, el precio medio de las viviendas vendidas por Engel & Völkers en Valencia durante 2022 registró un incremento del 7,6% hasta los 2.585 euros/m2. Una cota que, pese a la subida del pasado año, aún acumula una caída del 32% respecto a los máximos de la burbuja inmobiliaria de 2008.

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