Las radios libres se dan cita en València

La defensa de la libertad de expresión y la independencia de los grandes grupos empresariales y políticos generó la proliferación de pequeñas emisoras, que desde finales de los años setenta se pusieron en funcionamiento, no sin grandes esfuerzos y, a veces, incluso padeciendo persecución legal.

Desde la creación de la primera radio libre hasta la actualidad, muchas emisoras han desaparecido, mientras que otras han comenzado a caminar. Algunas, simplemente, pretendían la difusión de música no comercial. Otras, la mayoría, se adentraban en las luchas vecinales, en el movimiento feminista, antimilitarista o en las reivindicaciones de los colectivos LGTBI.

La época, finales de los setenta y principios de los ochenta, fue perfecta para la proliferación de este tipo de radios, ya que se produjo una ventana de libertad ante el desmantelamiento de las estructuras franquistas y la falta de concreción y desarrollo de de los nuevos mecanismos de concesión de licencias ligados al capitalismo. Según Eloi Camps, historiador y estudioso del fenómeno de las radios comunitarias, “el sistema radiofónico local estaba poco desarrollado y la frecuencia modulada (FM) todavía se utilizaba muy poco. Se venía del monopolio informativo del franquismo”. Un monopolio que tardó años en reaccionar dejando espacios libres para emisoras “diferentes” impulsadas por “miembros de organizaciones políticas y sociales y de movimientos como el feminismo, el ecologismo, el movimiento LGTBI, asociaciones de vecinos, objetores de conciencia…”

Hasta mediados de los años ochenta tuvieron su mayor efervescencia. Desde entonces, una serie de cambios comunicativos, sociales y culturales han hecho que quedaran a los márgenes. Tampoco ha ayudado el contexto legal desfavorable y la falta de sostenibilidad económica.

Con todo, como se destaca en el documental que se estrenará en los cines Babel el próximo sábado 18 de junio, este tipo de radios se convirtieron, también, en escuelas de iniciación profesional, ya que muchos de los que pasaron por sus emisoras como amateurs acabaron profesionalizándose. Pero, sobre todo, han funcionado como espacios de aprendizaje político. Además han sido, y continúan siendo, pioneras a la hora de tratar muchos temas invisibilizados, permitiendo a colectivos sociales expresarse a través de sus ondas.

Pero la historia de las radios libres y comunitarias no ha sido un camino de rosas. También ha estado marcada por los intentos de censura. Los inicios de la democracia no fueron sinónimo de libertad de expresión y las radios tuvieron que sufrir cierres, detenciones de sus colaboradoras y decomiso de los equipos. Manolo Gallego, uno de los fundadores de Radio Klara, la más veterana, recuerda pasar la noche en comisaría después de que un control policial descubriera en el maletero de su coche la antena y el emisor con los que Radio Klara (104.4 FM) empezó a emitir de manera clandestina a principios de los años ochenta. “Tuvimos dos cierres más después de aquel suceso, ordenados por el PSOE”, recuerda. Sin embargo, la radio perseveró y se consolidó en 1984. En el País Valenciano, se concedieron tres licencias para radios culturales y, gracias a la presión popular, Radio Klara consiguió una de ellas. Este logro la convirtió en la única radio libre del Estado español con licencia legal de emisión. También en la ciudad de València, en el barrio de la Malvarrosa, hace más de veinte años, nació Radio Malva (104.9 FM). Pau Díaz, vecino del barrio y uno de sus fundadores, recuerda que los orígenes no se pueden entender sin el nacimiento de varios colectivos de jóvenes, como el Grupo de Mujeres de la Malva, el Movimiento Okupa o las Juventudes Obreras Cristianas (JOC).

El documental que ha sido dirigido por Toni Silva, se estrenará el próximo sábado 18 de junio a las 18:30 horas en los Cines Babel de València y culminará con un coloquio con 5 radios libres del País Valenciano: Artegalia Radio, Ràdio Aktiva, Ràdio Klara, Ràdio Malva y Ràdio Mistelera.