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Piezas decorativas del atrio de 1915 se utilizaron para nivelar el suelo durante la última ampliación

Piezas decorativas del atrio de 1915 se utilizaron para nivelar el suelo durante la última ampliación
  • Las últimas actuaciones sirven para detallar las dimensiones de las diferentes fases de la construcción

  • A los pies de la iglesia originaria se han encontrado unos muros que sustentaban el primer coro del templo

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Piezas decorativas del atrio de 1915 se utilizaron para nivelar el suelo durante la última ampliación - (foto 2)
Piezas decorativas del atrio de 1915 se utilizaron para nivelar el suelo durante la última ampliación - (foto 3)

Cada centímetro que se profundiza en el suelo de la Iglesia Jesuitas Valencia nos aporta mayor información sobre las diferentes etapas y ampliaciones que ha sufrido el templo en sus 140 años de historia.

El terreno que se ocultaba bajo el pavimento hidráulico del edificio está siendo analizado a conciencia por el responsable de arqueología del proyecto de restauración, Víctor Algarra, que nos confirma que las últimas actuaciones han servido para poner de relevancia “datos sólidos sobre las distintas fases de la construcción de la iglesia”.

Entre los hallazgos más interesantes se confirma la aparición de los restos de las distintas fachadas, “incluso algunas estructuras de muros de la construcción más antigua”.

La Iglesia Jesuitas Valencia que conocemos en la actualidad es el resultado de una obra originaria, levantada durante la década de 1880 por el arquitecto Joaquín Mª Belda Ibáñez, y dos ampliaciones posteriores. La primera de ellas se acometió en 1915 mientras que la última ampliación del templo se realizó entre 1941 y 1943.

El levantamiento de las baldosas de la nave central ha servido para delimitar a la perfección tanto el espacio que ocupaba la primera capilla del antiguo Colegio de San José, como la longitud total de la iglesia tras la primera ampliación, en la que se añadió un atrio y las dos naves laterales al edificio.

Los restos que se han descubierto han servido al arqueólogo para confirmar que la fachada original “tenía una única puerta central que estaba flanqueada por un juego de dos pilastras por cada lado”. Se corrobora así la información que aportan algunas fotografías tomadas a principios del siglo XX.

Otro aspecto curioso ha sido constatar que “parte de los materiales del derribo de la fachada de 1915 se utilizó como nivelación del nuevo pavimento” instalado en torno a 1943. Ahora “hemos podido recuperar piezas decorativas del atrio, como alguna dovela de arco, frisos decorados e incluso algún canecillo sobre el que se apoyaban las vigas”.

Explica Víctor Algarra que el estudio arqueológico ha descubierto más aspectos interesantes. “A los pies de la iglesia primitiva han aparecido los cimientos de unos muros que servirían para alojar un coro”, señala, “incluso se aprecia un macizo de piedra sobre el que estaría la escalera de acceso a dicho coro”. Esos muros y la mencionada escalera tuvieron que ser demolidos para ejecutar la ampliación de 1915.

La intervención del suelo también ha puesto de relieve una serie de agujeros en la parte más antigua de la nave que se utilizaron en su momento para colocar andamios. Algunos de estos huecos están pegados a los muros laterales y servirían para levantar dichos muros. Otros agujeros hallados “en el centro de la nave servirían para montar un andamio, o incluso una grúa, que se utilizaría para la construcción de las bóvedas de la iglesia”, afirma el arqueólogo.

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