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Parroquias y entidades de la Iglesia en la diócesis de Valencia ofrecen programas de ayuda a jóvenes que “ni estudian ni trabajan”

Grupos de jóvenes en los cursos y talleres organizados en la parroquia Santa Marta, de Valencia
Grupos de jóvenes en los cursos y talleres organizados en la parroquia Santa Marta, de Valencia
  • Cáritas o la parroquia de Santa Marta ayudan a los llamados “ninis”

Parroquias y entidades sociales de la Iglesia en la diócesis de Valencia ofrecen programas de ayuda para el colectivo de jóvenes que “ni estudian ni trabajan”, los llamados popularmente “ninis”. 

Dentro de su Programa de Familia, Infancia, Adolescencia y Mujer, Cáritas Diocesana de Valencia trabaja con menores de primaria y secundaria para poner freno a la pobreza intergeneracional “porque está demostrado que la pobreza se hereda”. 

“Un niño que crece en una familia en riesgo de exclusión social tiene muchas probabilidades de seguir en ese colectivo cuando llegue a la edad adulta”, ha explicado la responsable de este programa de Cáritas Diocesana,  Almudena Pons.

Para ello, Cáritas ofrece a las familias que tienen en acogida tanto de refuerzo educativo como actividades de ocio y tiempo libre, campamentos de verano y colonias en tiempos de Pascua y Navidades. Según Almudena Pons, a lo largo de toda la diócesis existen más de 50 proyectos parroquiales de este tipo que pretenden que los jóvenes vean que con un poco de apoyo escolar son perfectamente capaces de sacar buenas notas. 

Además de clases de refuerzo o repaso escolar, que tratan de pulir las dificultades académicas que puedan tener los hijos de las familias atendidas, los voluntarios de Cáritas desarrollan actividades de ocio y tiempo libre, como talleres de manualidades o deportes, juegos de mesa, actividades musicales o teatro. 

“En Cáritas apostamos por la prevención y tratamos de inculcar buenos hábitos de estudio y habilidades desde primaria para evitar el fracaso escolar y para que cuando sean adolescentes y se sientan desmotivados y perdidos, no opten por abandonar sus estudios y se conviertan en ninis”, ha destacado Almudena Pons. 

Parroquia Santa Marta de Valencia 

Por otro lado, la parroquia de Santa Marta de Valencia lleva ya 10 años desarrollando su programa de infancia y juventud. Están tan asentados en el barrio de la Fonteta Sant Lluís que las educadores sociales han visto crecer a los niños y prácticamente conocen a todos los jóvenes. “Somos un punto de referencia para ellos ya que ofrecemos un servicio de acompañamiento diario y personal para prevenir que se descuelguen de los estudios. Les orientamos y derivamos a otras entidades, según sus necesidades”, ha explicado María Banacloy, educadora social de la parroquia. 

La apuesta del párroco de Santa Marta, Pedro Giménez, por la promoción de los jóvenes es fuerte ya que, además de María, la parroquia cuenta con otras dos educadoras sociales: Idaira Sánchez y Cyntia Lázaro.  El equipo inició el año pasado un nuevo proyecto de jóvenes, centrado en chicas de etnia gitana de entre 16 y 18 años, que está dando también resultados muy positivos. 

“Nos dimos cuenta de que a pesar del acompañamiento, cuando dejaban los estudios se les perdía la pista y después de unos años llegaban de nuevo a pedir ayuda a la acogida de la Cáritas parroquial con 20 años y ya incluso con hijos”, ha asegurado María Banacloy, que ha explicado que el nuevo proyecto se centra más en un trabajo de crecimiento personal, aprendizaje de habilidades sociales y refuerzo de la autoestima. 

La parroquia les ofrece a los jóvenes cursos gratuitos de la Fundación Dasyc o la Asociación Koiné, con los que obtienen algunos títulos, como manipulación de alimentos o monitores de comedor, que les facilitan después la tarea de encontrar un trabajo. “Muchas de las chicas que vienen no tienen un objetivo en su vida y piensan que solo sirven para limpiar o criar, nosotros intentamos que vean que son válidas para hacer cualquier cosa que quieran”, ha afirmado la educadora social. 


“Se trata de un itinerario de acompañamiento personal, porque muchos jóvenes dejan los estudios y quieren trabajar pero se dan cuenta que no tienen nada que poner el currículum, por lo que lo van a tener muy difícil para encontrar un trabajo. En la parroquia de Santa Marta trabajamos más con ellos antes de salir a la vida”, ha añadido. 

El curso pasado 26 jóvenes de la Cáritas parroquial realizaron cursos organizados por la Fundación Dasyc y Asociación Koiné. Muchos de ellos hicieron cursos y se entregaron 46 certificados. Otros 7 jóvenes participaron en el servicio de promoción de empleo de la parroquia y de ellos dos encontraron trabajo. Por su parte, el grupo de jóvenes gitanas, que se llama “ Mi vida, mi mejor proyecto”, contó con la participación de ocho chicas, que ahora en octubre retomarán sus clases. 

PROGRAMA JOOP Nuevas oportunidades para los jóvenes

En Valencia hay un programa específico para los jóvenes llamados “ninis”. Se trata del Programa Jove Oportunitat (JOOP) que lleva a cabo el Instituto Valenciano de la Juventud, con fondos europeos, y que Escuelas Católicas ha dado a conocer entre sus propios centros. 

Se trata de un programa diseñado y organizado para motivar y orientar a jóvenes de entre 16 y 21 años que han abandonado los estudios. El objetivo es conseguir que completen una FP de Grado Medio, pero antes los jóvenes necesitan una intervención para trabajar su motivación, reforzar su autoestima y construir un proyecto integral de vida. 

La forma de trabajar es en grupos pequeños de 10 o 15 jóvenes (joopers) y de la mano de un “coach”, reciben orientación sobre las diferentes familias profesionales, visitan empresas y conocen el trabajo real al que lleva cada titulación para descubrir su vocación. También realizan actividades lúdicas, que sirven para ganar confianza y conocerse mejor, y actividades de servicio a la comunidad para involucrarlos en la sociedad. 


En el IVAJ están muy satisfechos con los resultados del programa. En 2021 ya han participado 791 jóvenes, con 62 acciones iniciadas y 13 que lo harán este mes de octubre. Y desde que empezó el proyecto en 2017 hasta 2020, el programa ha contado con un total 2.358 participantes. (66 por ciento chicos y 34 por ciento chicas). De todos ellos, el 60,6 por ciento se puso a trabajar o a estudiar. 

Las cifras son muy positivas, aunque para el director general del IVAJ, Jesús Martí, lo más importante del programa es que consigue “quitarles las etiquetas que la sociedad les ha puesto y les devolvemos la confianza”. 

“Cuando los joopers se dan cuenta de que alguien se preocupa por ellos y hacen cosas con las que se sienten bien, el cambio de actitud que experimentan es radical y eso les motiva a seguir”, ha explicado Martí. 

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