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La obesidad aumenta la carga de trabajo renal y dispara el riesgo de daño renal a largo plazo

La obesidad aumenta la carga de trabajo renal y dispara el riesgo de daño renal a largo plazo
  • Con exceso de peso, el riñón tiene más carga de trabajo, ya que debe esforzarse más para mantener el medio interno del organismo limpio y ordenado

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La obesidad aumenta la carga de trabajo renal y dispara el riesgo de daño renal a largo plazo - (foto 2)

Según la Encuesta Europea de Salud en España en los grupos de edad de 35 a 74 años un 44,9% de hombres y un 30,6% de mujeres padecen sobrepeso. Hoy en día, no son pocos los fármacos existentes que son capaces, con el tiempo, dieta y ejercicio, de producir pérdida de peso y la industria farmacológica está abocada a buscar nuevas vías, más efectivas para combatir esta epidemia mundial.

Pero mientras tanto, la obesidad sigue siendo un factor muchas veces de riesgo cardiovascular, y también a nivel renal fundamentalmente porque, al estar con exceso de peso, el riñón tiene más carga de trabajo, ya que debe esforzarse más para mantener el medio interno del organismo limpio y funcionando de forma correcta.

Por lo tanto, produce daño en los riñones de forma secundaria ya que aumenta el riesgo de diabetes mellitus, hipertensión y daño cardiovascular, pero también produce daño renal de forma directa a través de alteraciones hemodinámicas, inflamatorias. Tal como explica el doctor Igor Romaniouk, nefrólogo del Hospital Vithas Valencia 9 de Octubre, “en individuos afectados por la obesidad tiene lugar una hiperfiltracion compensatoria necesaria para alcanzar la alta demanda metabólica secundaria al aumento del peso corporal. Es decir, hay un sobreesfuerzo o sobre funcionamiento a nivel renal”.

El incremento de la presión intraglomerular puede generar daño renal y elevar el riesgo de desarrollar enfermedad renal crónica a largo plazo. “Sin embargo, -comenta el profesional-, el problema es aún mayor ya que no da clínica. Dicho daño se detecta muchas veces con pruebas de orina, observado proteinuria, es decir perdida de proteínas a nivel renal pero acompañada de una analítica sanguínea que incluso revela un funcionamiento renal normal”.

Control multidisciplinar

El profesional afirma que “en estos casos hay daño renal ya que una proteinuria incipiente, es un indicativo de daño a largo plazo si no se trata a tiempo, solución a lo cual es una pérdida de peso. Si podemos usar los fármacos diseñados y existentes en el mercado para perder peso es complejo, dependerá de valorar la función tiroidea, una analítica completa y analizar los factores de riesgo individuales”

Por lo tanto, la pérdida de peso es importante para controlar y disminuir el riesgo de daño renal y es necesario un control estricto por parte de endocrinología y nefrología. “No hay que olvidar que la obesidad también ha sido reconocida como un factor de riesgo para los cálculos renales, además predispone a otras patologías, como las tumorales y es un factor de riesgo cardiovascular importante”, comenta el doctor Romaniouk.

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