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Comienzan en Valencia las fiestas del Cristo del Salvador 760 años depués de que su imágen románica apareciera en una riada

    La Real Iglesia del Salvador de Valencia acogerá esta tarde el inicio de las celebraciones en honor del Cristo del Salvador que conmemorarán el aniversario de la llegada de su imagen titular, el Cristo románico de tres metros de altura venerado en el mismo templo, arrastrada por las aguas durante una riada el 9 de noviembre de 1250.

    La talla románica que se venera en el templo es una de las más antiguas de la archidiócesis de Valencia y, al mismo tiempo, una de las más grandes, según ha informado a la agencia AVAN el rector de la Real Iglesia del Salvador, José Máximo Lledó.

    Las celebraciones comenzarán con una eucaristía que presidirá hoy, a las 19.30 horas, Vicente Serrano, titular de la Vicaría para la Acción Caritativa y Social “Santo Tomás de Villanueva”, y culminarán el próximo día 17 con una procesión con el Santísimo por las inmediaciones del templo. Igualmente, los devotos podrán venerar la imagen en su propio camarín una vez finalizada la misa y también durante el novenario.

    El Cristo del Salvador, cuya imagen fue restaurada en 2007 por la conselleria de Cultura, a través del Instituto Valenciano de Conservación y Restauración (IVC+R), fue encontrado el 9 de noviembre de 1250 en el cauce del río Turia a su paso por Valencia.

    Según la tradición, las aguas bajaban crecidas por una riada y, durante una contracorriente del mar que se introdujo en el cauce del río, la imagen del Cristo del Salvador apareció flotando. La gran talla de madera encalló en la orilla derecha del río, en el tramo que va de las Alameditas al puente de la Trinidad y fue llevada a la ermita de San Jorge, que al poco tiempo pasó a llamarse iglesia del Salvador, en honor a la imagen del Cristo hallada.

    La devoción hacia la imagen fue extendiéndose por Valencia, “hasta el punto de que el Consell de la ciudad decretó en 1692 que el 9 de noviembre, día del hallazgo, fuera festivo”, según Lledó. La del Salvador era, además, “la imagen que la ciudad sacaba en las procesiones para pedir el fin de una epidemia, una guerra o una catástrofe natural”. Durante la persecución religiosa de 1936, fue incendiada, “pero se salvó milagrosamente la imagen del Cristo, no así la Cruz”.

     

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