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Los trabajos de limpieza de la custodia del Corpus Christi de la Catedral de Valencia descubren piezas desaparecidas

Los trabajos de limpieza de la custodia del Corpus Christi de la Catedral de Valencia descubren piezas desaparecidas
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    Los trabajos de limpieza de la custodia del Corpus Christi de la Catedral de Valencia descubren piezas desaparecidas - (foto 3)

    Los trabajos de limpieza de la custodia de la Catedral de Valencia, considerada la más grande del mundo, y que saldrá en la procesión eucarística del próximo domingo en la capital valenciana coincidiendo con la solemnidad del Corpus Christi, han permitido descubrir en su interior numerosas piezas desaparecidas, según publica en su último número el periódico diocesano PARAULA.

    Durante todo el mes de mayo y primeros días de junio ha sido sometida a una profunda limpieza durante por técnicos del IVC+R (Instituto Valenciano de Conservación y Restauración de Bienes Culturales), cuya directora, Carmen Pérez la ha descrito como “la más importante obra de orfebrería del siglo XX en Europa”.

    Entre los hallazgos realizados ahora en la custodia, que fue realizada entre 1940 y 1954 a iniciativa del entonces arzobispo de Valencia, monseñor Prudencio Melo, a propuesta del jesuita Antonio de León, figura la primera moneda con la que comenzó a construirse, una de cinco duros de plata que fue ofrecida por un empleado del colegio de San José a Antonio de León.

    A partir de esa moneda comenzó a construirse la custodia con donativos de miles de personas que ofrecieron sus joyas y otros enseres domésticos de plata. Las joyas eran colocadas según su tamaño mientras que los enseres se fundían para crear las distintas partes del conjunto, según el presidente de la comisión diocesana de Patrimonio y canónico de la Catedral, Jaime Sancho.

    Entre otras piezas halladas ahora entre las grietas de la custodia, figura también una jarra minúscula de medio milímetro de tamaño, pero perfectamente labrada, que había desaparecido de la representación en plata de la Última Cena que alberga la custodia. También, la limpieza de ha permitido encontrar en las grietas de la custodia otras piezas que se habían caído hacia el interior.

    Además, se ha realizado el primer análisis de la custodia en la que se ha determinado “la admirable precisión con que fueron elaboradas las minúsculas esculturas” según indica en PARAULA Carmen Pérez. Así, los ropajes fueron modelados por encima de las figuras, “algo rarísimo en piezas tan pequeñas, que fueron, además, esculpidas una por una, dado que no hay un molde igual, por lo que es una verdadera maravilla”, ha precisado Pérez que ha anunciado la próxima publicación de un libro con todas las imágenes de la obra.

    4 metros de altura, 600 kilos de plata, 5 de oro y cientos de joyas y piedras preciosas

    La monumental custodia fue realizada entre 1940 y 1954 bajo la dirección del orfebre valenciano, Francisco Pajarón, para reemplazar a la destruida en 1936. Mide 4 metros de altura y 2,2 de anchura máxima y, para realizarla, Pajarón empleó 600 kilos de plata, 5 de oro fino y 75 gramos de platino, al igual que centenares de piedras preciosas y miles de perlas, todo ello procedente de donaciones que hicieron miles de valencianos para esta obra.

    Tiene 159 imágenes cinceladas, 44 altorrelieves con escenas bíblicas, 48 escudos en esmalte, 71 campanillas de distintos tamaños, 11 kilómetros de soldadura de plata y casi 36.000 tornillos para unir las más de 20.000 piezas.

    En la elaboración de la custodia participaron artistas valencianos como Carmelo Vicent, Vicente Navarro, Ignacio Pinazo, Francisco Marco, Roberto Rubio, Rafael Rubio o Vicente Benedicto, entre otros.

    La obra quedó terminada en una primera fase para la fiesta del Corpus Christi del año 1945, cuando fue bendecida por monseñor Prudencia Melo que la bautizó con el sobrenombre de “Custodia de los pobres”, porque los donativos que recibió para su construcción fueron, mayoritariamente, de familias modestas. Posteriormente continuó su construcción.

    Según indican fuentes del equipo de IVC+R “han pasado 15 años desde la última limpieza de la custodia y ya necesitaba un acondicionamiento para mejorar su aspecto”.

    Los trabajos han consistido en la limpieza en seco por aspiración con el fin de eliminar la suciedad superficial acumulada y el polvo. Posteriormente, se realizó una limpieza físico-química para eliminar la suciedad grasa y zonas con corrosión.

    Asimismo, se han consolidado algunos de sus esmaltes con peligro de desprendimiento y se ha aprovechado para realizar un estudio de los deterioros de la obra para su posterior restauración.

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