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Yashmina Khadra: “Parece que cada generación reclame su parte de tragedia, hay una voluntad de suicidio en el ser humano”

Yashmina Khadra: “Parece que cada generación reclame su parte de tragedia, hay una voluntad de suicidio en el ser humano”

    El argelino Yashmina Khadra, uno de los escritores en lengua francesa con más proyección internacional, ha protagonizado la penúltima jornada del festival VLC NEGRA.  Nacido en 1955, es autor de más de veinte novelas que alternan el género negro con la visión crítica de Argelia, lo que le empujó a exiliarse en 2002. Ha escrito sobre la corrupción en su país y ha analizado con detalle el fenómeno del terrorismo islámico en su obra.

    Yashmina Khadra es el seudónimo que utiliza este escritor y militar nacido en el Sáhara argelino, cuyo nombre real es Mohammed Moulessehoul. Escribió su primera novela, Houria, con dieciocho años, pero no fue publicada hasta once después. En 1989, después de haber firmado seis obras con su nombre real, decide refugiarse bajo un seudónimo para evitar la autocensura de sus primeras novelas. En 2000 abandonó el ejército para dedicarse por completo a la literatura. Con Morituri (2009), alcanzó la fama mundial. Sus obras han sido traducidas a más de 40 idiomas. Su última novela, ¿A qué esperan los monos?  (Alianza Literaria, 2014), está a mitad de camino entre el género negro, la crítica social y el thriller político.

    “Los escritores intentamos pulsar el botón de alarma”

    Antes de participar en el festival, Khadra ha hecho unas declaraciones en las que ha analizado diferentes cuestiones de la actualidad. “Algunos escritores se ven obligados a reaccionar ante acontecimientos políticos porque perciben la deriva y huelen el peligro. Intentamos pulsar el botón de alarma, pero a mí me da miedo caer en la trampa política, es meterse en un terreno que no nos pertenece. La política es hipocresía y los escritores no nos podemos llevar bien con quien la ejerce, pero tenemos la responsabilidad de no dejar descomponerse  a un pueblo”.

    A pesar de ello, ha añadido, “el escritor no es forzosamente un  militante”, pero ha reconocido que grandes escritores han conseguido unir al pueblo ante la injusticia: “Zola despertó al pueblo francés para luchar contra el antisemitismo y Goethe descubrió al pueblo alemán sus potencialidades. Un escritor es un ciudadano, y un escritor que participa de la indiferencia contribuye a la aniquilación de su pueblo. Todo ciudadano es responsable y todo escritor es un ciudadano”.

    “La primavera árabe no fue una revolución”

    Khadra ha negado el carácter revolucionario de la primavera árabe, ocurrida en 2010 y que desencadenó revueltas en muchos países del Magreb y guerras civiles en Libia y Siria que aún continúan. “He sido el primero en decir que no se trataba de una revolución y algunos medios me han insultado por ello. Era solo cólera popular que derrocó tiranos sin nadie a quien colocar en su lugar. De ello se aprovecharon movimientos sectarios que han conseguido utilizar la ira de los ciudadanos. Un mes antes de la guerra en Libia afirmé que la agresión occidental contra Libia es la mayor grosería del mundo y que en vez de salvar a un pueblo iba a abrir la caja de Pandora que acabaría por destruir toda la región. Eso es lo que ha ocurrido. Pero no soy un visionario, sino alguien que observa e intenta comprender”.

    Las consecuencias de la Primavera Árabe son analizadas en la próxima novela de Khadra, La última noche del rais (Alianza Literaria) que verá la luz a finales de septiembre de 2015 en varios países al mismo tiempo y ha sido traducida al inglés, al alemán, al italiano y al español, entre otros idiomas. “Es una novela sobre las últimas obras de un dictador muy célebre cuyas maldades todo el mundo conoce. He intentado hacer hablar a ese dictador porque la novela está en primera persona del singular, es un viaje que propongo a los lectores, un viaje que sondea la megalomanía de un hombre”, anticipa el escritor argelino.

    La historia de la Humanidad es la historia de la sumisión hacia la fuerza

    Preguntado por el poder de la literatura frente al de las armas, ha afirmado que estas últimas “son quizá la herramienta más trágica de la Humanidad. Están en el origen de cualquier desgracia e imponen una relación de fuerza. La historia de la Humanidad es la historia de la sumisión hacia la fuerza. El espacio de maniobra del escritor se ve reducido, pero afortunadamente, el escritor sí puede apaciguar a las mentes frente a las armas”.

    Khadra ha criticado duramente la escala de valores que hoy en día prima en el mundo: “Cuanto más se pierden los valores humanos, más se deriva hacia la supremacía del dinero. Hoy en día, el mundo se ha convertido en algo exigente desde el punto de vista financiero. La vida y el lujo son caros y nos sentimos fascinados ante las cosas materiales y el confort. Cuando el funcionariado no permite acceder a ese confort interviene la corrupción. La filosofía imperante es vivir bien sin importar cómo; en esta desbandada masiva todos imitan al otro y se banaliza la corrupción. Esto solo puede suscitar cólera y la cólera convoca a la violencia”.

    “Nos hemos convertido en voyeurs

    La mentira es una de las constantes en la obra de Khadra: “Ninguna mentira es aceptable excepto la que puede salvarte la vida, el problema es que la verdad no interesa a nadie. Vivimos una época de espectáculo, el parecer es más importante que el ser, nos hemos convertido en unos voyeurs y nos interesan más los rumores que la sinceridad. La mentira se ha convertido en algo bello porque nos presenta las cosas cono queremos que sean y nos hace creer que somos jueces y transformamos la calumnia en un divertimento. Devolver a una persona su dignidad no interesa a nadie, pero difamar a alguien y arrastrarlo por el lodo entusiasma a las masas. Nos hemos convertido en personas crueles: n os atrae el accidente, lo horrible, para vengarnos de la banalidad cotidiana y al mismo tiempo nos alejamos de lo que podría despertarnos del sueño y aprendemos a dejar de lado cuanto podría despertar el amor. En las redes sociales se habla de lo que interesa a los demás, se oyen más gritos de odio que de alegría y eso demuestra que hemos elegido lo que es detestable

    A pesar de ello, ha manifestado que el ser humano tiene la capacidad de elegir. “Creo que la condición humana traiciona nuestra capacidad de llegar a la madurez. Somos los únicos capaces de convertir nuestros sueños en realidad y nuestra vida en desgracia. Podemos elegir amor u odio, quietud o guerra, todo depende de nosotros”.

    IS: “Cada generación reclama su parte de tragedia”

    Preguntado por el fenómeno del IS (Estado Islámico), que recuerda vívidamente a otros episodios similares de violencia ocurridos a lo largo de la historia, ha afirmado que  la tragedia humana “es como un bucle, parece que cada generación reclame su parte de tragedia, hay una voluntad de suicidio en el ser humano. Parece como si la paz fuera aburrida y que los hombres necesiten sensaciones fuertes. Para ello se crean ideologías nefastas y en vez de hallar felicidad en la elevación de sus hijos, el ser humano se entusiasma con todo lo que le provoca miedo. El ser humano adora sentir miedo y le encanta destruir con una mano lo que construye con la otra. Es un fenómeno ya visto, un remake de la secta de los asesinos y eso demuestra que no hemos hecho mucho camino desde las cavernas de los trogloditas hasta los rascacielos. El ser humano es su propio enemigo y su mejor verdugo”.

    Aún así, el escritor argelino aún cree “en la posibilidad de la redención. He escrito que todo tiene un fin y que ningún desgracia es eterna. Hay que apropiarse de nuestros propios sueños, aprender de nuevo a maravillarse y a amar. Las únicas alegrías que tenemos son los momentos que compartimos con la gente que queremos, todo lo demás sobra. Intenten amar. Es una gran terapia, un gran remedio”.

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