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El PSPV aborda las bases para “para reconstruir nuestro patrimonio cultural valenciano”

    El PSPV y la Fundación Societat i Progrés han puesto hoy en marcha el congeso “Claus x la Cultura” con dos mesas redondas y un intenso debate sobre la situación en la que se encuentra el ámbito cultural valenciano con el que se pretende sentar las bases “para reconstruir y refortalecer nuestro patrimonio cultural”. El congreso, cuyas conclusiones y comunicaciones pueden seguirse a través de la web http://clausxlacultura.com/ está coordinado por el músico valenciano Pep Ruvira y por el dramaturgo Rodolf Sirera.

    En este sentido, la primera jornada se ha destinado al papel y a la relevancia que las instituciones públicas juegan en la difusión de la cultura valenciana y ha estado moderada por el escritor y periodista Miguel Ángel Villena, quien ha reivindicado el papel de las instituciones públicas “especialmente para fomentar sectores minoritarios y no rentables como el teatro en el mundo local y rural” y ha instado al poder político a “tomar como referencia el apoyo que países como Inglaterra o Francia brindan a sus creadores”.

    La primera intervención de esta mesa titulada “Instituciones públicas y cultura” ha corrido a cargo de la periodista y catedrática Patricia Corredor, quien ha presentado en Valencia las conclusiones del “Informe sobre el Estado de la Cultura” realizado con la intervención de más de 300 agentes culturales. Corredor, quien ha aplaudido iniciativas como este encuentro cultural, ha reivindicado el “papel fundamental” de la cultura “en un mundo que está siendo sistemáticamente marginado por la política” y ha mostrado su “esceptecismo” respecto al futuro de este sector “ya que en apenas tres años la nota otrogarda por los creadores culturales a su propio trabajo ha bajado más de seis décimas, situándose en un 4’5”.

    Un “casi aprobado, al filo de la navaja”, ha apuntado, que sólo podrá decantarse hacia “un futuro prometedor” si se apuesta por la colaboración mutua entre el ámbito público y el privado; si la sociedad es consciente de la necesidad de que el el ámbito cultural “se trate como cualquier otro sector productivo”; si se apuesta por la innovación sin miedo a las nuevas tecnologías, y si se abordan y se solucionan cuestiones fundamentales como la fiscalización en el mundo cultural. “El IVA del 21% es detectado por los propios profesionales del sector como una de sus principales lacras”, ha señalado la profesora de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, quien también se ha mostrado escéptica ante la ley de mecenazgo aprobada por el ejecutivo de Rajoy.

    Por su parte, el profesor de la UV Gil-Manuel Hernández, ha denunciado la “guerra cultural valenciana” implantada por las instituciones públicas valencianas “fruto de una guerra política, cultural, lingüística e identitaria derivada de la Batalla de Valencia” y ha apostado por la “necesaria superación de este modelo de politización cultural, en el que la cultura es entendida como trinchera”. En este sentido, además de analizar la brusca reducción presupuestaria al que se enfrenta el sector cultural valenciano y denunciar la apuesta exclusiva de los gobierno del PP por los grandes eventos, Gil-Manuel Hernández ha lamentado que el Consell “pretenda seguir alimentando esta batalla cultural valenciana con la reducción de miembros de instituciones pacificadoras como al AVL y el CVC y la creación de leyes como la ‘Ley de Señas de Identidad’”.

    En clave más estatal ha hablado, sin embargo, la exministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, para quien las claves del nuevo modelo de cultura deben estar basadas en la democractización y nuevas apuestas de la misma. “La cultura no puede seguir siendo algo elitista, conservador y que se mueva siempre en los mismos círculos, de ahí mi rechazo hacia la ley de mecenazgo”, ha señalado antes de recordar que sin apoyo público “corremos el riesgo de perdernos generaciones enteras de artistas que abandonen su pasión por otros campos más rentables”.

    “El rol del Estado debe de ser el de custodiar y equilibrar las reglas del juego”, ha incidido antes de lamentar la escasa importancia que en España otorgamos a este sector “frente a ministerios como Energía o Agricultura, mucho más respetados, pero cuya aportación económica es menor y cuyo futuro se presenta mucho más incierto”. De ahí, la “necesidad”, ha dicho, de que las instituciones “reformulen su concepto de cultura, incentiven el concepto de ‘industria cultural’ y apuesten por la difusión del turismo cultural una vez que el de ‘sol y playa’ se ha mostrado ya agotadao.

    La primera mesa ha sido clausurada finalmente por el valenciano Vicente Vergara, director de la Cartelera Turia, quien ha apuntado que ha llegado la hora “de un necesario cambio político para comenzar a reconstruir un mundo que comenzó a desmantelarse con la llegada de Zaplana al poder”. Por ello, este periodista valenciano ha instado a todas las fuerzas políticas a “establecer unas prioridades culturales, valorar lo que se ha perdido y merece ser recuperado como la Mostra de Valencia y a aportar por nuevos proyectos que vuelvan a situar a la cultura valenciana como referente”.

    ‘Sector público y sector privado, cultura y financiación’
    Por la tarde, se ha desarrollado la segunda mesa ‘Sector público y sector privado, cultura y financiación’ que ha sido moderada por Pau Martínez, director audiovisual y presidente de Escritores del Audiovisual Valenciano (EDAV). Enrique González Macho, presidente de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España, productor y distribuidor cinematográfico, que ha sido uno de los ponentes, ha destacado que “un pueblo sin cultura no es libre” y que cuando se habla de ayudas a la industria del cine debería hablarse de “inversiones cinematográficas” porque “el cine revierte al Estado más de lo que recibe”. De esta manera, ha subrayado que “no hay ningún país en el mundo que no dé ayudas al cine, el americano el que más” y ha lamentado que en España no haya una tradición de mecenazgo y que tampoco se instaura un sistema fiscal que apoye esta industria, “muy utilizado en otros países”. Además, ha denunciado que “no hay un marco legal, unas reglas de juego”, lo que crea “una inseguridad jurídica”, llegándose a que el Estado no pague su deuda. “El sector ha reaccionado”, ha dicho, “pero los que hacen las películas han perdido”.

    González Macho ha resaltado que la industria cinematográfica es la segunda más importante en EEUU y ha puesto como ejemplo a Francia en su defensa de su industria cinematográfica. “La voluntad política es más importante que la cuestión económica, el cine no necesita miles de millones”, ha concluido el director de la academia española.

    El director de la empresa de micromecenazgo VERKAMI, impulsora de proyectos financiados mediante el ‘crowdfunding’, Jonàs Sala, ha señalado que este sistema es “una alternativa para todo tipo de productos culturales” y que es un modelo que “democratiza el hecho creativo” ya que con 100-200 personas se puede abordar la mayoría de productos culturales (música, teatro…, excepto cine). La media de la financiación conseguida es de 5.000 euros por proyecto. Además, este modelo elimina los intermediarios en el proceso creativo, que en el caso de la venta de un libro, el 88% se lo lleva la distribuidora. “Pero el ‘crowdfunding’ no es sólo financiación sino que posibilita “poner una idea a prueba y enriquecer el proyecto”, ha subrayado Sala que ha señalado que la Comunitat Valenciana es la tercera comunidad en este tipo de proyectos.

    Por su parte, Fátima Anillo, la directora del Máster en Gestión Cultural del ICMU-UCM, ha expuesto el informe del Observatorio Creativo Independiente en el sector de las artes escénicas (teatro, danza y música antigua) en España en el período 2009-2013, que concluye que en España este sector “es más privado que en EEUU, en España es principalmente privado mercantil”. En el “núcleo del sistema, el corazón (la capacidad de generar proyectos), se encuentra que un 82% en teatro y un 88% en danza son organizaciones mercantiles” y su “financiación depende del mercado”. Una situación que provoca “desequilibrios en la cadena, en la que creación, producción y distribución son privados y la exhibición pública, lo que genera un bloqueo”.

    La profesora universitaria ha apuntado que “la crisis ha aflorado los problemas estructurales” porque España no ha pensado “en el rol que tiene que desempeñar el tercer sector”, lo que ha llevado a “un déficit de cauces eficaces, ágiles y diferenciados para canalizar proyectos”. La estructura mercantil no favorece los incentivos fiscales, ni la inclusión de voluntarios ni las aportaciones en especie. “No hay parangón en otro país occidental”, ha advertido.

    Guillem Martínez, escritor y periodista y coordinador del libro ‘CT. Cultura de la Transición’ ha afirmado que en España se ha extendido la idea de “la cultura como marco ideológico”. Por último se ha leído una comunicación de Eva Caro que ha afirmado que “la cultura no solo es industria”, no hay que abordarla solo como recurso sino que hay que contemplar que es “un derecho” y ha abogado por una visión de “ecosistema” que propicie “un espacio común, ni privado ni público”.

     

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