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Familias de religiosas filipinas del monasterio de San Cristóbal de Valencia pierden sus casas tras el paso del tifón Yolanda

  • Pertenecen a la orden de las Canonesas Regulares Lateranenses

Las familias de tres religiosas filipinas de la orden de las Canonesas Regulares Lateranenses de San Agustín del Monasterio de San Cristóbal de Valencia han perdido sus casas en sus localidades de origen tras el paso del tifón Yolanda en el país asiático, según publica en su último número el periódico de la diócesis PARAULA, que incluye fotos del estado en que han quedado las edificaciones.

La religiosa Amelita Barliso, de 23 años, proviene de un pueblo situado en las montañas de la localidad de Nangka donde todavía viven sus padres y su hermano pequeño de 15 años. “Sé que nuestra casa ha quedado totalmente destruida ya que en la montaña hay pocos árboles que puedan proteger las construcciones de un huracán tan fuerte como Yolanda”, ha asegurado.

Sor Amelita Barliso ha afirmado que tras la destrucción de su casa su familia vive ahora en una pequeña vivienda “para que puedan cobijarse aunque no somos los dueños de la casa ni de la tierra”. Igualmente, ha destacado que la pobreza de sus padres es tan grande que “no tenemos ni herencia o propiedad en donde construir una casa”.

Por su parte María Amparo Sarsalejo, que procede de una aldea de Tobogon, ha explicado que su casa también ha quedado muy deteriorada por el paso del tifón. “Los cocoteros cayeron sobre la casa y la partieron en dos, se han roto los tejados y la cocina ha quedado muy afectada”, ha añadido.

La religiosa ha indicado también que en la parte de la casa que se ha mantenido en pie entra la lluvia y no hay agua ni luz. Además, ha asegurado que sus padres no podrán arreglarla para volver a hacerla habitable “aunque tienen muchas ganas de volver a vivir en su casa”.

Asimismo, Mercedes Aparici, de 41 años y de la región de Lapacan Norte, ha relatado que los puentes han quedado cortados, las iglesias derrumbadas y las colinas de chocolate, que son uno de los mejores monumentos naturales de Filipinas, se han resquebrajado por la mitad.

Igualmente, su casa familiar en la que vive su madre con uno de sus sobrinos ha sido dañada. “El tifón tiró la chimenea, dejando la cocina muy estropeada y uno de los laterales en el que tenía el servicio también se ha derrumbado”, ha afirmado.

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