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El artista valenciano Javier Calvo dona a la Universitat de València cinco obras de su etapa constructivista

El artista valenciano Javier Calvo dona a la Universitat de València cinco obras de su etapa constructivista
  • Creadas en la década de los 70 reflejan el periodo más representativo de su trayectoria

El artista valenciano Javier Calvo ha decido donar a la Universitat de València cinco obras del periodo más significativo de su producción artística: el arte geométrico que creó en su etapa constructivista. Son obras de la década de los 70, herederas de un tiempo en el que el arte reflejó el auge de una sociedad cada vez más tecnológica y científica. El acto de entrega de las obras se ha realizado esta mañana en el Centre Cultural La Nau, en un acto que ha contado con la presencia del propio artista; el rector de la Universitat de València, Esteban Morcillo y el vicerrector de Cultura, Igualdad y Planificación de la Universitat de València, Antonio Ariño.

Durante el mismo, se ha realizado la firma de cesión de las obras, que se exponen en la muestra “Javier Calvo. Obras donadas a la Universitat de València”, desde hoy y hasta el próximo día 1 de mayo en la Sala Oberta del Centre Cultural La Nau de la Universitat de València. Junto a las cinco obras, se exhibe una pieza más de Calvo, que forma parte de la colección Martínez Guerricabeita de la Universitat de València.

El rector de la Universitat de València, Esteban Morcillo, ha mostrado su “satisfacción” por una cesión como esta. “La Universitat de València es patrimonio de la sociedad valenciana, y esta donación enriquece directamente a los valencianos y las valencianas”, ha dicho el rector. Además, Esteban Morcillo ha subrayado que “el mecenazgo han de hacerlo las personas que estimen a las instituciones, y por tanto es un honor recibir parte de la obra de un artista como Javier Calvo, que desde joven aprendió a amar nuestra universidad”.

Javier Calvo ha manifestado que ceder estas obras a la Universitat representa “un momento histórico” con un significado especial para él tanto desde el punto de vista sentimental como por lo que representa la institución. En el terreno más emocional recuerda que su primera exposición tuvo lugar precisamente en el Club Universitario, justo al lado del actual Centre Cultural La Nau, y espacio al que también acudía para seguir el teatro universitario o las actuaciones musicales del Orfeón Universitario de Valencia. Por otro lado, destaca que su pintura está inspirada en “el proceso de investigación, en el análisis con rigor” por lo que comparte fines y filosofía con la Universitat. “Para mí es un orgullo que la Universitat, sede de la magnificencia y el conocimiento acoja mi obra”, concluye.

Javier Calvo (Valencia, 1941) estudió pintura en la Escuela de Bellas Artes de San Carlos de Valencia y en la Escuela Superior Nacional de Bellas Artes de París. En los años 60 compartió ciertas influencias del pop art con los Equipos Crónica y Realidad, pero a partir de los 70 su concepto del arte se centró en la geometría, la etapa más reconocida de su trayectoria. Con diversos reconocimientos en su dilatada trayectoria, sus obras se encuentran en museos como el IVAM, el Reina Sofía de Madrid, el Museo de Bellas Artes San Pío V de Valencia, el Museo de Arte Contemporáneo de Amberes (Bélgica), el Museo de Arte Contemporáneo de Montevideo (Uruguay) o el Museo de Arte Contemporáneo de Mammola (Italia), entre otros.

Las obras que aquí se aprecian recogen ese periodo histórico: la etapa constructivista. Este auge de unión entre la cultura científico-técnica y la cultura artístico-literaria fue motivada entorno a la figura del crítico de arte valenciano Vicente Aguilera Cerni, que basándose en la psicología de la Gestalt, creo en 1968 el grupo Antes del arte, que significó una experiencia metodológica y un modo de proceder en dar una explicación lógica y racional a la creación de la obra de arte en contraposición al arte de más arraigo social como los Equipos Realidad y Crónica. En Antes del arte, los artistas colaboradores no perdían su propia libertad, pues no estaba cerrada a tendencias fijas y dogmatismos, sino que se abría el camino hacia una renovación necesaria de la obra de arte basada en modelos científicos, matemáticos y de cálculo.

Las cinco obras expuestas muestran composiciones complejas y simétricas empleando figuras geométricas (Cuadrado inscrito), itinerarios que forman caminos abiertos hacia el infinito (Tríptico móvil), estructuras angulosas, volumétricas y cerradas, pero sin curvas. (Itinerario en forma G, e Itinerario hacia el otoño) y Mantis religiosa, una obra de su última etapa geométrica, que rompe con la simetría y juega con el espacio, da un cambio en su obra y sensibiliza la superficie mediante materia y celajes.

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