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El Foro Luis Vives analiza el papel del PIB como medida del crecimiento económico

El Foro Luis Vives analiza el papel del PIB como medida del crecimiento económico
  • Arranca el último curso del XVIII Foro Universitario Luis Vives

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La XVIII edición del Foro Luis Vives que organiza la Concejalía de Juventud del Ayuntamiento de Valencia entra en su recta final. De hecho, hoy ha comenzado el octavo curso, el último de cuantos componen el Foro y que se desarrollará en horario de mañana y tarde durante todo el día de hoy y de mañana 9 de marzo. Coordinado por Enrique Lluch, Profesor de Economía de la Universida C.E.U. Cardenal Herrera y Director del Foro de este año, el título del curso es: “¿Medimos bien nuestro desarrollo económico y social? Nuevos indicadores de bienestar para orientar la acción política y económica”.

Según ha explicado el coordinador durante la presentación del curso, en nuestras sociedades el éxito económico se mide sobre todo a través del PIB y su crecimiento. “Considerar éste como el objetivo de la acción económica tiene consecuencias directas sobre la clase de políticas económicas que se priorizan en nuestra sociedad”, ha afirmado el ponente. Sin embargo, según se ha señalado, este indicador presenta numerosos defectos ya que no tiene en cuenta la pobreza, ni las desigualdades, ni los problemas medioambientales, ni la libertad de elegir, etc. Por ello, en los últimos años han surgido indicadores macroeconómicos diferentes que intentan enmendar estos errores y presentarse como alternativas al PIB para medir el desempeño económico de una nación. “Este curso pretende ser un repaso de estos indicadores haciendo especial hincapié en aquellos que incorporan la medición de las desigualdades y de la pobreza, sabiendo que un cambio de indicador puede acabar repercutiendo en una modificación de las prioridades económicos” ha manifestado Enrique.

La primera ponencia de la mañana “La Contabilización del P.I.B y su crecimiento como objetivo político” ha corrido a cargo de Eduardo Esteve, Profesor de Macroeconomía de la Universidad Cardenal Herrera C.E.U.

Según ha comentado el ponente, en la década de los años 20, los economistas Colin Clark y Simon Kuznets desarrollaron los sistemas de medición de la producción agregada. No obstante, no fue hasta llegados los años 40 cuando el PIB, es decir, el valor de mercado de los bienes y servicios producidos en un año, y más concretamente su tasa de crecimiento, se convierte en uno de los indicadores más relevantes en la evaluación del buen desempeño de una economía. Desde entonces, los recursos e instrumentos de política económica de los gobiernos (política fiscal, monetaria, laboral, sectorial, de competencia, tecnológica…), tienen por objetivo prioritario maximizar su crecimiento.
“El motivo de la primacía del crecimiento del PIB, se encuentra tanto en el vínculo que se establece en los modelos económicos, como en la “creencia popular de que un mayor consumo implica mayor bienestar y desarrollo”, ha asegurado Eduardo. No obstante, el ponente también ha señalado que a lo largo de las últimas décadas su total supremacía ha sido contestada desde diversos foros, comisiones, y académicos apelando principalmente a dos líneas argumentales: “Se ha demostrado que el PIB no es una condición sine qua non para el bienestar, desarrollo económico, y la erradicación de la pobreza y, teniendo en cuenta esto, puede poner en peligro la sostenibilidad del crecimiento futuro”. De esta forma, pese a que en la actualidad se sigue manteniendo el PIB de facto como uno de los objetivos de política económica, “una parte cada vez más sustancial de la comunidad científica está dedicando sus esfuerzos a elaborar nuevos indicadores que se arroguen el suficiente consenso” ha concluido el ponente.

La siguiente intervención, “Los problemas que tiene el P.I.B para medir el desempeño económico” ha sido llevada a cabo por el propio Enrique Lluch, coordinador del curso y Director del Foro. En ella se ha preguntado al público asistente mediante una dinámica de grupo cuáles son los objetivos y las necesidades básicas que querrían cubrir en su vida. Mediante encuesta aportada por la organización, las opciones de poseer una buena salud y un buen desarrollo de las relaciones sociales han sido las más votadas. La pregunta que ha lanzado Enrique entonces ha sido: “¿Por qué el PIB mide bien las políticas económicas, el crecimiento económico de las naciones, pero no lo que realmente nos interesa?”. A partir de esta reflexión, eje alrededor del cuál ha girado la ponencia, el conferenciante ha señalado que a niveles muy bajos de renta un aumento del PIB sí que puede cubrir esas necesidades básicas, pero “una vez hemos alcanzado unos determinados niveles de renta, en los que ya tenemos cubiertas una serie de necesidades, un incremento del PIB no se antoja tan necesario, ya que no supone una mejora de nuestra manera de vivir (mejor salud, mayor felicidad, buenas relaciones sociales, etc)”. De esta amanera, Enrique ha hecho referencia a una serie de problemas que presenta el PIB como indicador macroeconómico. En primer lugar, el hecho de que el PIB no mide cantidades, sino precios, “esto ya es un problema en sí mismo” ha declarado el ponente. “Los precios no son objetivos y ajustados al valor real que deriva de las condiciones del mercado, ya que estos son imperfectos y pueden ser las consecuencias de juegos de poder”. El PIB tampoco refleja cambios en la calidad y solamente tiene en cuenta la inversión que se realiza en el año corriente, pero no descuenta la depreciación que tienen los bienes de inversión con los que ya se cuenta. Además, el PIB tampoco contabiliza la degradación del medio ambiente. “Con la obtención de recursos ambientales, que a menudo suponen la destrucción de nuestro entorno, nos enriquecemos, cosa que tampoco contabiliza el PIB, de alguna manera le sale gratis”, ha afirmado el ponente, “No obstante, esto afecta claramente de forma negativa a nuestras vidas”, ha añadido. Otro factor que no tiene en cuenta el PIB es el tiempo libre de las personas, uno de los principales indicadores del nivel de vida de las personas. La pregunta entonces es: “¿Quién gana con un incremento del PIB?”. Según el ponente, “parece claro que el PIB no refleja bien ni la calidad de vida de los miembros de una sociedad ni su bienestar, “¿por qué queremos entonces incrementar el valor de los bienes que se producen y venden en el mercado si eso no tiene una relación directa con la mejora de nuestras vidas?”, “¿Por qué seguimos utilizando el PIB como medida de mejora económica de la sociedad?”, ha planteado.

Tras la ponencia ha tenido lugar la Mesa Redonda: “¿Es posible mejorar el PIB como unidad de medida del desempeño económico de un país?”, moderada por Yolanda Polo, periodista experta en Cooperación Internacional y Género, y en la que han intervenido sendos ponentes de la mañana. Yolanda ha destacado algunas debilidades del PIB como medida de crecimiento y ha realizado un análisis desde la perspectiva del Desarrollo Humano y la perspectiva de género, según la cuál hombres y mujeres tienen diferencias a la hora de producir. “Mientras que el trabajo productivo (bienes y servicios que generan recursos y trabajo formal) está en manos de los hombres, el reproductivo y comunitario recae mayoritariamente en la mujer”, ha afirmado la ponente. Otros datos que ha destacado, son que América Latina es la región más desigual del mundo con un índice de Gini de 0,52 y donde el 10% de la población más rica tiene el 18% de los ingresos, teniendo “un reparto del PIB claramente no-equitativo”. Tras las reflexiones puestas en común por los tres ponentes, todos ellos han respondido a las preguntas del público asistente.

Ya por la tarde, a las 16.00h ha tenido lugar la ponencia “Contabilizar contando sobre Desarrollo Humano” que ha corrido a cargo de Isabel Royo, Profesora del Departamento de Trabajo Social y Servicios Sociales de la Universitat de València.

Según ha explicado la ponente, situándonos en el periodo inmediatamente posterior a la Segunda Guerra Mundial observamos cómo cada década, aproximadamente, resitúa la noción de desarrollo. Pero, a partir de la década de los 90 del siglo XX, tras las rupturas producidas a finales de los 80, aparece el primer Informe sobre Desarrollo Humano emitido por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, y en 1992 se celebró la Cumbre de la Tierra en Río. “La conjunción de la dimensión de sostenibilidad del planeta tuvo su complementariedad en la dimensión humana, como pre-requisitos de un desarrollo global”, ha afirmado Isabel quien ha destacado que, transcurridas dos décadas, podemos constatar la profunda influencia que han tenido los informes anuales del PNUD en el renovado significado del concepto de desarrollo. “Una renovación no sólo conceptual sino práctica en su cuantificación, que mejora la medición del desarrollo en términos estrictamente económicos”, ha señalado.

De esta manera, la ponente ha explicado a los alumnos asistentes términos como el concepto de Desarrollo Humano, destacando la definición que ofrece el PNUD: “proceso que busca incrementar las posibilidades de elección de las personas. Se refiere no sólo a las posibilidades de elección que permiten un mayor ingreso, sino también a aquellas que permiten a las personas desarrollar su potencial y llevar una vida productiva y creativa, de acuerdo con sus necesidades e intereses” y sus indicadores principales. “A grandes rasgos, la concepción subyacente de los informes es que el crecimiento económico del ingreso no asegura el desarrollo humano, porque el bienestar de un país no depende del ingreso en sí mismo, sino del uso que se dé a éste” ha explicado Isabel. Tras hacer un repaso a los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), la ponente ha concluido aduciendo que “Las nuevas líneas de trabajo se centran en las implicaciones que tiene la perspectiva del desarrollo humano en las políticas y estrategias de acción a nivel nacional e internacional, pero nunca debemos olvidar la dimensión local”.

La siguiente ponencia que ha tenido lugar, “Contabilizar el deterioro ambiental” ha sido llevada a cabo por Francisco Higón, Profesor de Economía Aplicada de la Universitat de València. Éste ha comenzado su intervención destacando que el análisis económico ha alcanzado notables éxitos en la valoración de los resultados económicos. La contabilidad nacional refleja de forma bastante fiable los resultados directos del devenir económico pero presenta también muy importantes y preocupantes carencias. Entre ellas las referidas a la valoración de los efectos indirectos, muchos de ellos de carácter negativo, que se derivan del proceso económico. “Si bien es cierto que desde la formulación de la teoría de los efectos externos (externalidades) hace ya casi 100 años, los economistas contamos con el instrumental teórico necesario para considerar dichos efectos negativos, no es menos cierto que en la práctica la contabilización de los impactos medioambientales derivados de las actividades de producción y consumo que llevamos a cabo los seres humanos está todavía falta de muchas mejoras y de una correcta implementación”, ha manifestado el conferenciante.

El ponente también ha señalado que las técnicas de valoración que se utilizan para medir los daños ambientales, como puedan ser los análisis multicriterio o la técnicas de valoración contingente, ofrecen resultados que no dejan de ser meras aproximaciones a dichos impactos medioambientales pero permiten obtener, al menos, unos primeros resultados con los que matizar las tradicionales interpretaciones de las macromagnitudes nacionales como indicadores del desarrollo económico.

“El medio ambiente es un elemento fundamental esencial para el funcionamiento de la economía: nos provee de materias primas, sirve de receptáculo para los residuos y en ocasiones ayuda a su regeneración, nos provee de servicios recreativos y sirve de soporte vital (meta-función)”, ha concluido Francisco.

Tras ambas intervenciones ha tenido lugar la Mesa Redonda: “El desarrollo humano y el deterioro ambiental ¿Van ligados o podemos progresar sin atentar al medio ambiente?”, moderada por Enrique Lluch. En ella, todos los ponentes han tenido la oportunidad de profundizar sobre sus respectivos temas de ponencia y han planteado la pregunta: “¿Se puede realmente pensar en la consecución de un desarrollo sin medio ambiente?. Tras el habitual turno de preguntas del público asistente, se cerraba la jornada, penúltima de cuántas han conformado el Foro Luis Vives de este año.

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