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Felipe Mateu, historiador y bibliotecario valenciano que salvó de la trituradora parte del Archivo Diocesano

Felipe Mateu, historiador y bibliotecario valenciano que salvó de la trituradora parte del Archivo Diocesano
  • Históricos manuscritos e incunables se consideraron “material inservible” por los asaltantes que destruyeron el 95 por ciento de los fondos

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Felipe Mateu, historiador y bibliotecario valenciano que salvó de la trituradora parte del Archivo Diocesano - (foto 2)

El Archivo Diocesano de Valencia ha resaltado, con motivo de la celebración mañana del Día Internacional de los Archivos, el papel del historiador y bibliotecario Felipe Mateu i Llopis, que salvó más de 600 legajos, entre manuscritos históricos e incunables, de ser convertidos en “pasta de papel” en el asalto y posterior incendio del Palacio Arzobispal durante la persecución religiosa de 1936.

De los 13.000 legajos de información que contenía el Archivo Diocesano de Valencia antes de 1936, el depósito de la diócesis sólo conserva en la actualidad unos 600, menos del 5 por ciento, que pudo salvarse gracias a la actuación de Felipe Mateu i Llopis, quien junto a otras personas rescató importantes documentos de la fábrica “Layana” de Buñol, donde fue llevado la práctica totalidad del archivo por los asaltantes del Palacio Arzobispal para convertirlo en pasta de papel.

Ramón Fita, director del Archivo Diocesano, ha señalado que “gracias a don Felipe Mateu y el arriesgado trabajo de otras personas” se pudo conservar una pequeña parte del fondo antiguo, que era “un riquísimo depósito documental, y cuya destrucción significó una enorme pérdida”.

Arrasado e incendiado el antiguo Palacio Arzobispal, “el comité encargado de la ocupación de las dependencias episcopales consideró el Archivo Diocesano como material inservible y vendió todo el depósito para pasta de papel”, por lo que fue trasladado por ferrocarril hasta la fábrica “Layana” de Buñol, formaron “una montaña de papel dispuesta para la caldera, con tesoros como incunables venecianos o protocolos notariales del siglo XV escritos en valenciano”.

Cuando trataron los responsables del archivo de recuperar el depósito, según Fita, desde la fábrica les conminaron: “tráiganos un kilo de papel moderno, y les daremos un kilo de papel antiguo”. Comenzaría así una “búsqueda desesperada: había que sacar papel de donde fuera para salvar el archivo”.

De esta manera, Mateu y sus colaboradores consiguieron recoger unas 580 cajas llenas de documentación de poco valor en almacenes y hemerotecas e intercambiarlas por los históricos manuscritos que iban a ser convertidos en pasta de papel.

Todo lo que pudo ser recuperado del archivo diocesano fue guardado en el Real Colegio-Seminario del Corpus Christi “El Patriarca”, de Valencia, hasta el final de la guerra.

Este “fondo antiguo” que todavía hoy se conserva debidamente catalogado, contiene “series incompletas y papeles desvencijados, que tratan asuntos muy diversos”.

Además, el Archivo Diocesano se completa con otros 8.000 legajos más, los correspondientes a la documentación generada por la Archidiócesis de Valencia desde el año 1939 hasta la actualidad.

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