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La diócesis de Valencia pondrá en marcha una residencia para mayores con hijos dependientes y un hogar para menores con dificultades

La diócesis de Valencia pondrá en marcha una residencia para mayores con hijos dependientes y un hogar para menores con dificultades
  • Cáritas Diocesana alerta que “la recuperación no llega a todas las familias y la pobreza se ve como un modo de vida”

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La diócesis de Valencia pondrá en marcha una residencia para mayores con hijos dependientes y un hogar para menores con dificultades - (foto 2)

La diócesis de Valencia proyecta la puesta en marcha de una residencia para familias de personas mayores con hijos dependientes, “con gran necesidad y para las que no hay respuestas”, y un hogar para atender a menores con dificultades, “sobre el que ya hay conversaciones institucionales”, con el fin de responder a “las nuevas pobrezas emergentes desde nuestro compromiso como Iglesia”, ha anunciado hoy el obispo auxiliar de Valencia monseñor Arturo Ros.

En la presentación de la Memoria Institucional 2018 de Cáritas Diocesana de Valencia, monseñor Ros ha subrayado que los datos de atenciones prestadas por la entidad constatan que “la sociedad sigue siendo muy injusta y desigual pero no nos rendimos y vamos a seguir trabajando” porque “todas las personas tienen derecho a ser respetadas y tratadas con dignidad e integridad, es un punto de partida evangélico y es nuestra misión como Iglesia”.

Según el balance de datos, un total de 50.130 personas se beneficiaron de los servicios de Cáritas Diocesana de Valencia el año pasado “por lo que la tendencia de descenso de los últimos seis años se desacelera y parece estabilizarse”; aumenta el número de nuevos atendidos, que pasa del 23 al 30 por ciento; y cambia la tendencia de su perfil, ya que en 2018 acudieron a Cáritas más personas extranjeras que españolas.

Grande: “Muchas familias no podrían superar otra crisis”

Respecto a las conclusiones de la Memoria, el director de Cáritas Diocesana, Ignacio Grande, ha apuntado que “hay datos que confirman una recuperación económica pero no llega a todas las familias, la precariedad se extiende y se ve como algo normal, y nos preocupa que la pobreza se convierta en un hecho aceptado, en un modo de vida”.

Asimismo, las cifras demuestran que “nuestra sociedad es frágil y muchas familias no podrían superar otra crisis, la desigualdad se enquista en nuestra sociedad, el empleo sigue sin ser garantía para salir de la exclusión y atendemos situaciones cada vez más complejas, lo que significa invertir más tiempo y esfuerzos”.

Frente a esta radiografía de la sociedad, la secretaria general de Cáritas Diocesana, Fani Raga, ha señalado como propuestas la “necesidad de generar empleo digno, para que las personas puedan salir de las zonas de pobreza y vulnerabilidad; la importancia de consolidar la garantía de rentas mínimas y el impulso de políticas de acceso a la vivienda y de protección social; y la creación de espacios de convivencia y buena vecindad para poder tejer redes de solidaridad”.

Igualmente, de cara al próximo curso, la entidad ha anunciado la apertura de un nuevo centro de acogida y acompañamiento nocturno para personas en situación de sin hogar que ya se está construyendo y que tienen previsto inaugurar en el mes de noviembre.

Voluntarios: la importancia del cómo se hacen las cosas

En 2018, Cáritas Diocesana contó con 6.274 personas voluntarias, cerca del 70 por ciento mujeres, y todos ellos aportaron más de 700.000 horas de voluntariado, es decir, “atender y asistir pero sobre todo acompañar a otras personas”. Al respecto, el obispo auxiliar de Valencia ha agradecido la labor de los voluntarios “que son una maravilla, se entregan con una sonrisa, con ternura y son eficientes, porque no sólo es importante hacer muchas cosas, que las hacemos, sino cómo se hacen, es decir, buscando siempre el bien del otro, sea quien sea”.

Además, invirtió cerca de 3,6 millones de euros en programas de atención social, en el apoyo a las Cáritas parroquiales -en la diócesis hay más de 450- y en campañas de emergencia, entre otros. Asimismo, el 85 por ciento de sus recursos provienen de fondos propios y “sólo un 3 por ciento, de subvenciones públicas”.

Los programas de empleo desarrollados en 2018 permitieron que 1.324 personas lograran una inserción laboral y 893 participaron en alguna de los 91 cursos de formación en las Cáritas parroquiales. En relación con la vivienda, 203 personas se alojaron en las 48 viviendas habilitadas por la entidad y por algunas Cáritas parroquiales e interparroquiales para personas migrantes y refugiadas, familias en situación de vulnerabilidad y personas en situación de sin hogar. En cuanto a la salud, las Cáritas parroquiales invirtieron más de 86.000 euros en ayudas de farmacia, y en Educación, 525 adultos y 994 menores de edad participaron en los 48 proyectos.

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