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La confianza en las fuentes de información es clave para mejorar la comunicación de la ciencia

La confianza en las fuentes de información es clave para mejorar la comunicación de la ciencia
  • El proyecto europeo CONCISE ha concluido que las europeas y los europeos reclaman que universidades y centros públicos de investigación adquieran un papel más relevante en la divulgación de la ciencia

El objetivo de CONCISE ha sido, como explica la coordinadora, Carolina Moreno, conocer el papel que desempeña la comunicación de la ciencia en el origen de las creencias, las percepciones y el conocimiento científico de la ciudadanía europea. Para ello, se diseñaron cinco consultas ciudadanas que tuvieron lugar en el año 2019 enValència (España), Vicenza (Italia), Lisboa (Portugal), Lodz (Polonia) y Trnava (Eslovaquia). En total participaron 497 personas.

El análisis de los datos de las consultas muestra cómo la clave para mejorar la comunicación de la ciencia pasa por reforzar la confianza y la credibilidad de las fuentes de información. Así, aquellas instituciones percibidas como independientes, tanto a nivel ideológico como económico, son las que gozan de mayor credibilidad por parte de la ciudadanía europea. En este sentido, el proyecto explica que la ciudadanía demanda una presencia más proactiva de las instituciones públicas, así como de las universidades y organismos públicos de investigación. “A estas instituciones –explica Carolina Moreno– se les presupone autonomía ideológica y política, así como financiación pública, ajena a cualquier interés empresarial o comercial”.

El proyecto CONCISE, que finaliza este 31 de enero, ha recibido una financiación de 1,2 millones de euros por parte de la Unión Europea. Los datos recabados a partir de las consultas ciudadanas permitirán al equipo continuar investigando más allá del fin de la financiación europea.

La construcción de la confianza

En el seminario online de clausura del proyecto, celebrado el pasado viernes 22 de enero, los equipos de investigación ofrecieron algunas de los factores clave que contribuyen a la confianza en la comunicación de la ciencia.

Isabel Mendoza, investigadora de ScienceFlows, explicó que, en el caso de España, a pesar de la gran implantación de las redes sociales en España (el 62% de la población las utiliza), estas solo estuvieron entre las fuentes de información más citadas para los dos temas medioambientales: cambio climático y organismos modificados genéticamente. En este sentido, aunque la ciudadanía se refiere a las redes sociales como fuentes de información de baja calidad en el caso concreto de los organismos modificados genéticamente, reconoce también que la fiabilidad no depende tanto de la plataforma en la que te informas sino con qué usuarios interactúas en cada plataforma.

En el caso de los temas sobre salud tratados (vacunas y medicinas alternativas y complementarias), la ciudadanía considera que las redes sociales no son fuentes de confianza. Aunque es relevante como se ha detectado que las personas que prefieren utilizar Internet como fuente de información sobre vacunas son aquellas que expresan más dudas sobre sus beneficios.

Los resultados de la consulta en Polonia, explicó MalgorzataDziminska, investigadora de la universidad de Lodz, muestran que los ciudadanos tienden a no conceder credibilidad a aquello que no comprenden. Por ello, una de las principales recomendaciones es llevar a cabo una comunicación de la ciencia adaptada a cada sector de la población. Además, señaló, a pesar de que las fuentes de información más consultadas no sean las científicas, los ciudadanos sí expresan interés en estas y esperan que las instituciones científicas adquieran un papel activo en la comunicación.

Por su parte, Giuseppe Pellegrini, investigador en Observa Science in Society (Italia), señaló cómo los resultados de la consulta en Vicenza muestran que la confianza y la desconfianza son diferentes para cada uno de los temas debatidos durante las consultas. Sin embargo, señaló, es sorprendente cómo a pesar de que la información es hoy en día predominantemente digital, los medios tradicionales continúan teniendo una gran influencia en la ciudadanía.

En línea con esto, Peter Gurán, investigador en la universidad de Trnava (Eslovaquia) y responsable del análisis de la consulta llevada a cabo en Trnava (Eslovaquia) apuntó como, a pesar de que los ciudadanos tienden a utilizar con mayor frecuencia fuentes de información digitales, los medios de comunicación tradicionales son los que gozan de mayor credibilidad.

Por último, el equipo de investigación del Instituto de Ciencias Sociales de la Universidad de Lisboa ha comprobado, tras analizar los discursos ciudadanos, cómo la mayor parte de las propuestas de los participantes en las consultas van en la línea de acciones de comunicación de ciencia unidireccionales. En este sentido, explica Joao Estevens, solo los ciudadanos que conocen ya los proyectos de ciencia participativa proponen actividades en esta línea.

Incentivos y barreras para la comunicación de la ciencia

Carolina Llorente cerró la sesión con las conclusiones del estudio realizado por el Centro de Estudios de Ciencia, Comunicación y Sociedad (CCS-UPF) cuyo objetivo era identificar las barreras e incentivos para la comunicación desde la perspectiva de los investigadores.

Para el personal científico que se dedica a actividades de comunicación y divulgación, se identificaron como los principales incentivos el compromiso social, la identificación de la comunicación de la ciencia como estrategia para obtener beneficios personales o profesionales y la idea de que la divulgación forma parte del trabajo investigador. Con respecto a las barreras, las principales son la falta de reconocimiento (formal e informal), la falta de tiempo, y de formación especializada. Por otra parte, los participantes también reconocieron el miedo a ser malinterpretados o desacreditados.

Metodología de investigación

Con el objetivo de garantizar que la muestra de participantes reflejara la diversidad social de cada país, se lanzó una convocatoria de participación abierta a toda la ciudadanía. De entre todas las solicitudes recibidas –en torno a 700 en el caso de España– se seleccionó una muestra de 100 personas para cada país, siguiendo cuatro criterios fundamentales: género, edad, origen (rural o urbano) y formación académica.

Las personas seleccionadas se integraron en mesas de debate en las que había entre 8 y 10 participantes. En cada una de las mesas se debatió en torno a cuatro temas que generan cierta controversia social: cambio climático, vacunas, organismos modificados genéticamente y medicina complementaria y alternativa.

Todos los debates fueron grabados y transcritos, lo que dio lugar a más de 500 horas de grabación y más de 3500 páginas de discursos escritos. Posteriormente, el equipo de investigación codificó los documentos para poder realizar un análisis cuantitativo y cualitativo.

Mejorar la comunicación de la ciencia

El estudio de los discursos ha permitido al equipo publicar una serie de recomendaciones destinadas a mejorar la comunicación de la ciencia, tanto a nivel europeo como para cada uno de los países participantes. Todo está publicado en Open Access.

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